Después de colaborar juntas en Oral hace dos años, Björk (59 años) y Rosalía (33) han vuelto a unir fuerzas en un proyecto que confirma su sintonía artística. La islandesa, considerada una de las artistas más singulares, innovadoras y enigmáticas de las últimas décadas, y la catalana, símbolo de una nueva generación que mezcla tradición y vanguardia, han presentado Berghain, un tema que sirve como carta de presentación del nuevo álbum de Rosalía, 'Lux'. La canción, que también cuenta con la participación del productor estadounidense Yves Tumor, rinde homenaje al mítico club berlinés —conocido como el “Vaticano del techno”— y propone un viaje sonoro que combina orquesta, electrónica y poesía en tres idiomas (castellano, alemán e inglés). Una colaboración que no solo celebra la unión de su espíritu rupturista, sino que también marca el regreso de Björk tras un período más introspectivo, en el que ha dedicado su tiempo a la creación, la naturaleza y su vida familiar lejos de los escenarios.
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Nacida como Björk Guðmundsdóttir el 21 de noviembre de 1965 en Reikiavik (Islandia), la artista creció en un entorno singular que le dejó huella tanto a nivel personal como profesional. Su madre, Hildur Rúna Hauksdóttir, y su padre, Guðmundur Gunnarsson, que era electricista y líder sindical, se separaron cuando era muy pequeña. Tras el divorcio, Björk se trasladó con su madre a una comunidad alternativa —"hippie", la describe ella— donde tuvo una infancia libre, creativa, en contacto con la naturaleza y sin muchas de las imposiciones tradicionales. Todo ello le permitió forjar una sensibilidad única y un estilo muy personal que terminó trasladando a su obra, con un enfoque innovador y un sonido vanguardista dentro de la música alternativa.
Desde que publicó su primer disco con 11 años, Björk ha creado sus propios códigos tanto en la moda como en la música, siempre enfocada en la metamorfosis y el progreso. La artista, que se inspiró en la muerte de su madre para su décimo álbum, 'Fossora', que publicó en 2022, ha estado varios años alejada del foco mediático. Y es que la vida privada de la 'chica de hielo' de Reikiavik ha sido, a diferencia de su música, extremadamente reservada y enigmática.
Björk fue madre muy joven. En 1986 nació su primer hijo, Sindri Eldon Þórsson, fruto de su relación con el guitarrista Thor Eldon, al que conoció durante su etapa en KUKL, banda anterior a The Sugarcubes. Años después, en 2002, tuvo a su segunda hija, Ísadóra Bjarkardóttir Barney, con el artista y cineasta estadounidense Matthew Barney, con quien mantuvo una relación durante más de una década. Aunque su separación en 2013 fue discreta, la cantante la describió después como uno de los momentos más difíciles de su vida, algo que reflejó en su álbum 'Vulnicura' (2015), una obra sobre el dolor y la reconstrucción emocional.
"Ha sido increíblemente doloroso pasar por esto; lo más doloroso que he vivido en mi vida", confesó en aquel momento en una entrevista que concedió a la revista The Gentlewoman. "Soy el ejemplo clásico de una divorciada. Mi amiga me regaló un libro de autoayuda que vendió un montón de ejemplares, y fue increíble descubrir que lo que yo estaba pasando era exactamente lo que pasa todo el mundo. Lo que realmente te ayuda a superarlo son otras personas que lo han vivido, que llevan seis meses o un año más que tú, y que pueden decir: 'Hola, sigo viva'", aseguró.
Actualmente, Björk vive en Islandia, donde ha construido una vida alejada del ruido mediático. Dedica su tiempo a la creación, la naturaleza y su faceta como madre, además de involucrarse en causas medioambientales. No se le conocen relaciones públicas desde su ruptura con Barney, y ella misma ha reconocido que valora la soledad y el silencio como parte esencial de su equilibrio personal y creativo.
Conocida por sus estilismos únicos y arriesgados, además de la música, probó suerte también en la interpretación. A lo largo de su carrera, la artista ha participado en siete películas, destacando en esta filmografía Dancer In The Dark (2000) con la que fue nominada al Oscar por poner voz a la banda sonora y ganó el premio a Mejor Actriz en el Festival de Cine de Cannes.
En paralelo, ha continuado su faceta como activista medioambiental, impulsando proyectos para proteger los ecosistemas de Islandia y oponiéndose públicamente a la cría industrial de salmón. Entre conciertos conceptuales, instalaciones inmersivas y colaboraciones artísticas, Björk se mantiene fiel a su esencia: la de una creadora que reinventa constantemente la forma de sentir, escuchar y mirar el arte.
En los últimos años, Björk ha hablado abiertamente sobre cómo el ritmo frenético de las giras le resultaba incompatible con su vida familiar, y cómo pasó a diseñar un sistema de trabajo que le permitiera también “tener vida”. Y es que hay que recordar que su última gira fue 'Cornucopia', que duró desde mayo de 2019 hasta diciembre 2023.
También escogió Islandia como base, huyendo de la vorágine de grandes capitales. "Es el mejor lugar del mundo. Cuando estoy allí, no hago ninguna entrevista ni voy a ninguna inauguración. Simplemente vivo una vida muy tranquila, discreta. Así que la gente normalmente tampoco sabe que estoy allí", confesó a The Guardian hace unos meses.
