El destino tiene un sentido del humor exquisito, digno de un letrista de The Rolling Stones. Hace cincuenta años, el rockero era la antítesis de la estabilidad: una criatura de la noche, un vividor, un arquitecto del caos, un hombre que definía el éxito por la cantidad de guitarras y el número de suites de hotel destrozadas, sin contar los corazones rotos de mujeres que, en muchas ocasiones, eran lo mejor de ellos mismos. Vivían rápido, amaban peligrosamente y juraban morir antes de verse convertidos en la soporífera figura paterna de la que renegaron y huyeron… Sin embargo, la vida ha jugado su mejor riff: los rockeros nunca mueren… Y es cierto, no lo hacen, pero se convierten en abuelos y, en el caso de la realeza —satánica— más longeva, en bisabuelos. Como en el más extraño de los viajes lisérgicos de sus años “mozos”, los guitarreos y las baterías se han transformado en campanillas y sonajeros. Y están felices y contentos. Como si las balas perdidas que fueron, en realidad, disfrutan de lo lindo siendo solo de fogueo…
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La percha informativa de esta crónica es tan tierna como turbia: Liam Gallagher, el hombre que definía la arrogancia grunge de los noventa y se tiraba de los pelos con su propio hermano Noel en backstages de medio mundo hasta convertirlos en campos de batalla donde solo olía a hierba, se ha convertido, a sus 53 años, en abuelo de un bebé llamado Rudy. El Little Bastard del britpop es ahora el 'Abuelo Básico'. Y esa dicotomía es la fórmula de la inmortalidad de esta generación.
Los Contradictores del Siglo: Mujeriegos, Balas Perdidas y Bibliotecarios
El leitmotiv de este fenómeno es la Ley de la Compensación Vital. Estos hombres, que hicieron de su alma libre una reivindicación contestaria, encuentran ahora en la figura del nieto el único ser humano ante el que no pueden —ni quieren— ser contestatarios. Porque, ¿cómo son esas imágenes de los chicos duros de barrios rendidos al albur de unos ojitos redondos y unas manos rechonchas? Pues cómo van a ser: emocionantes y enternecedoras. Como la de cualquier abuelo con su nieto, aunque estos se resistan a peinar canas, y sigan apostando por los tintes, las chupas de cuero, los pantalones pitillo y por morir en el escenario micro en mano. Y no, no son pocos, a Dios gracias, los que han llegado a la senectud (biológica, porque la artística sigue siendo mayúscula, prolífica y eternamente joven) y no siguieron aquel mantra tan punk que acuñó, desafortunada y premonitoriamente James Dean que decía "vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver". ¿Hacemos un repaso? Ea.
Y como esto es ¡HOLA!, empezamos por los royals… O sea, The Rolling Stones, que aquí tenemos un bonito elenco de satánicas majestades convertidas en grandpa’. Entre sus componentes suman una sorprendente prole que cubre varias generaciones: 42 hijos, nietos y bisnietos entre los 2 y los 54 años. Mick Jagger sería, de todos ellos, el epítome de la longevidad. Jagger, con una descendencia tan vasta como su catálogo musical (ocho hijos con cinco mujeres), es el único en esta lista que ostenta el título de bisabuelo desde 2014. El hombre que se movía como un dandy endemoniado en el escenario, que fue denunciado como "corruptor de la juventud", tiene ahora un bisnieto que es apenas dos años menor que su hijo más pequeño. Esta paradoja de tener la generación del bisnieto y la generación del bebé es la prueba de que Jagger trascendió la biología: su vida es un manifiesto de la anarquía familiar.
Y si Jagger es el frontman atlético, Keith Richards es el brujo estoico de la guitarra, una figura que ha desafiado a la muerte más veces que un gato negro. Su rostro —arado—, cuenta la historia del backstage del rock and roll sin necesidad de copitas con misterio de por medio. Richards es abuelo de la modelo Ella Rose Richards y tiene gracia porque la hija de Marion (Richards) se ha hecho famosa por un cutis que ni una muñeca de porcelana, sin hablar de que si un día el musico confesó que las drogas eran su desayuno hoy, su nieta, paradójicamente, le atribuye un lugar muy destacado en el clan: ser el ancla de tradición familiar.
En la banda de enfrente, o sea The Beatles, Paul McCartney es abuelo de ocho nietos, y su reacción a la paternidad es la más tierna. McCartney, que se ha dedicado a escribir libros infantiles bajo el apodo de Grandude! (un guiño a su clásico Hey Jude), demuestra que incluso el genio que redefinió la música moderna se rinde a la magia doméstica. Él mismo ha contado con humor que sus nietos prefieren ver la televisión que escucharlo tocar la guitarra.
Pero esta crónica partía de la mitad de Oasis y ahí vamos, Liam Gallagher, el icono del grunge británico es ahora el abuelo de Rudy, la primera hija de Molly Moorish-Gallagher, que quizás a su nieta sí que le permita ocupar ahora un segundo plano… Probablemente, ya esté en esas después de cerrar la herida con su hermano y volver a soldar el círculo familiar roto durante más de 15 años por la fama, el caos. El hombre que destrozaba escenarios ahora solo quiere escribir un mensaje tierno para su nieto en Instagram. ”Te adoramos”.
Pero que si hablamos de leyendas negras, Ozzy Osbourne, El "Príncipe de las Tinieblas" que mordía murciélagos en el escenario es ahora abuelo de cinco nietos. La figura más ligada a la destrucción y el exceso es, en el seno familiar, una figura cálida e inspiradora. El más pequeño de todos, Sid, hijo del DJ de Slipknot, ya sube a los escenarios cuando tiene edad de hacerlo a los columpios. Pero claro, con semejantes mimbres…
Los de Steven Tyler, líder de Aerosmith, también son de aupa. El frontman con la boca más grande y la energía más caótica del hard rock, es padre de Liv Tyler y gracias a ella, es abuelo de tres niños rubísimos y guapísimos (Milo, Sailor y Lula Rose). De Mia Tyler, se convirtió en abuelo de Axton Joseph Halen y de Cheslsea, de Jon Foster. Cinco “enanos” y un sexto ya en el horizonte). Famoso por sus toxic twins junto a Joe Perry, Steven es ahora el "abuelo más cool". Dicen que aquella intensidad que ponía en gritar Dude (Looks Like a Lady) la pone ahora en abrazar a sus nietos.
Otro incombustible de caballera mítica, o sea, Rod Stewart, también es abuelo. El dandy rocker británico, con su melena leonina y su fama de mujeriego incorregible (ocho hijos con cinco mujeres). Stewart celebra ser abuelo por partida doble. Cuando su hija Kimberly dio a luz a Delilah (cuyo padre es Benicio del Toro), Stewart confesó haber corrido y gritado por su jardín. El Sir que cantaba Da Ya Think I'm Sexy? ahora es dulce como la melaza en las redes sociales cuando se le va la mano con el lirismo.... Que hablando de lírica, pero de lírica con mayúsculas, como no recordar al trovador existencial de su generación, o sea, a Bob Dylan, Premio Nobel de la literatura (rock)- Extraordinariamente reservado en lo personal, se le conocen nada menos que nueve nietos. Su legado es tan inmenso que su nieto mayor, Pablo Dylan, es rapero. La imagen del "abuelo Dylan" tocando la armónica mientras su heredero urbano recita sus poemas en una comida familiar, perdóname, pero eso es o una fantasía o la consagración de la siesta como antídoto al nihilismo. O que el éxito para estos hombres, al final de todo, no ha sido nada más que un periplo hacia la contradicción. Porque ¿cuál es su último gran show? Estar en familia.
