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La emoción de Antonio Banderas llevando a su hija al altar, la foto más esperada


El actor fue el padrino de Stella en su boda con Alex Gruszynski, celebrada el sábado 18 en Valladolid


Antonio Banderas caminando con su hija hacia el altar© Días de vino y rosas
Antonio DiéguezRedactor jefe ¡HOLA!
22 de octubre de 2025 - 6:13 CEST

Stella Banderas y Alex Gruszynski son los protagonistas de una apasionante comedia romántica: su historia de amor. Se conocieron en el colegio, cuando tenían tan solo cuatro años. Su amistad pasó a convertirse en un tierno romance adolescente que se rompió en 2019. Sin embargo, tras cuatro años alejados, la chispa del amor surgió de nuevo entre ellos. El resto de la historia ya la hemos contado en nuestras páginas, y el nuevo capítulo de su vida comenzó el sábado 18 de octubre en Abadía Retuerta (Valladolid), el idílico enclave donde pusieron el broche de oro a su relación en una íntima ceremonia. A eso de las seis de la tarde y al ritmo de una serenata compuesta especialmente para este momento por el tío abuelo de la novia se produjo uno de los momentos más emocionantes de la jornada. La entrada de Stella junto a su padre, Antonio, cautivó a todos los asistentes.

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© Días de vino y rosas

Fue uno de los días más especiales para padre e hija. Stella, que ha sido el 'ojito derecho' del intérprete desde siempre, se casaba con el amor de su vida y, por su parte, Antonio, "con el corazón desbordado", era su acompañante en los últimos pasos antes de este vital cambio

El místico enclave, la conmovedora balada y el amor y la admiración entre los protagonistas inundando el templo... Tres componentes que erizaban la piel de los asistentes, cuyas emociones estaban a flor de piel. ¿Cómo no iba a dejar escapar "alguna lagrimilla" Antonio? ¡Si la de blanco era su pequeña!

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Antonio, emocionado, dándole un beso a su hija
© Días de vino y rosas

El estrecho vínculo entre padre e hija se materializó en más de una ocasión a lo largo de la especial jornada. Una de las más evidentes —aunque no por ello menos emotiva— fue la flor que reposaba en la solapa del traje de Antonio: una cala negra, protagonista del ramo de Stella, que contrastó con su delicado traje de encaje (firmado por Rodarte). 

A pesar de haberse formado en Diseño de Moda —en la prestigiosa escuela londinense Central Saint Martins—, Antonio no interfirió en la creación del vestido de su hija. Se define como "un admirador de su gusto, no un consejero", y nos explica que Stella "sabía lo que quería" desde un primer momento. "Su visión era muy clara: elegancia, sencillez y que combinara con lo creativo". 

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