Han pasado dos años y medio desde que Boris Becker abandonó la prisión, pero el extenista, de 57 años, no olvida la experiencia más aterradora de su vida. Becker cumplió ocho meses tras los barrotes por ocultar millones a sus acreedores para no pagar sus deudas. Durante ese tiempo estuvo recluido en la prisión de HMP Wandsworth y luego en Huntercombe, una cárcel en Oxfordshire destinada a reclusos extranjeros, hasta que fue deportado a Alemania en diciembre de 2022.
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El alemán, dueño de una fortuna valorada en 38 millones de libras, revela el verdadero infierno vivido en prisión, donde el hambre, el frío y el miedo a morir lo acompañaban cada día. En su libro de memorias, titulado Inside, que se publican por entregas en el diario Daily Mail, cuenta cómo un simple juego de cartas casi le cuesta la vida, el póker.
“Me dijeron que les debía 500 libras”, contó Becker. “Fue un shock. Para mí, eso no habría sido nada. Pero en realidad era mucho dinero: mi paga semanal de unos ocho meses. Cuando no pagaba, sentía que me miraban fijamente, rondando a mi alrededor. Entonces, una tarde, dos de ellos vinieron a mi celda. Un simple mensaje: "¿Cuándo vas a pagar?".
La amenaza se hizo aún más palpable cuando un preso rumano, encarcelado por matar a dos hombres, le advirtió que el líder de la banda estaba "un poco loco". “Si no pagas, verás lo loco que puede llegar a ser”. Sin dudarlo, Becker hizo una transferencia para saldar su deuda al instante.
Pero ese no fue el episodio más duro. El más peligroso ocurrió con un recluso llamado Zac, un asesino que le amenazó con degollarlo. “Un día, volvía de almorzar con mi bandeja de comida”, relató Becker. “Al pasar por la celda de Ike, Zac estaba allí. —Oye. ¿Qué haces en la celda de Ike? —pregunté. Vino directo hacia mí—. ¿Quién demonios eres? Te voy a romper la cabeza. Te voy a cortar la garganta. Te voy a matar”.
La disputa terminó solo cuando otros presos intervinieron para protegerlo. Días después, Zac se arrodilló ante él en la lavandería pidiendo perdón: “Empezó a besarme la mano y a pedir disculpas”, recordó Becker. “No solo se disculpaba conmigo, sino con Ike, el jefe de nuestra banda”. Para Becker, la prisión fue “un lugar peligroso” donde la supervivencia depende de las alianzas. Él mismo se había hecho amigo de Ike, un narcotraficante, y de Shuggy, un preso condenado por asesinato.
Al igual que pasó muchas penurias, también hubo momentos que lo sorprendieron gratamente, como el cumpleaños que le organizaron sus compañeros con no una, sino tres tartas caseras. “Nunca en mi vida había recibido tres tartas de cumpleaños el mismo día”, confesó emocionado.
Lo que le reconfortaba realmente era hablar con su esposa, Lilian, por teléfono. “Era mi salvación y la única manera de ser yo mismo”, afirmó. Tras su liberación el 14 de diciembre de 2022, se fueron juntos a Stuttgart y luego a Milán. En septiembre de 2024 se casaron en la Riviera italiana y ahora esperan con gran ilusión su primer hijo en común. “Un pequeño milagro está en camino. Lo mejor está por venir”, escribió Becker para compartir la buena noticia.
El deportista ya es padre de cuatro hijos con tres mujeres diferentes. En 1993 se casó con Barbara Feltus, con quien tuvo a Noah y Elias. Luego mantuvo una relación breve con la modelo Angela Ermakova, con quien tuvo a Anna en 2000. Finalmente, en 2009 se casó con la modelo holandesa Sharley Kerssenberg, y juntos tuvieron a Amadeus, el cuarto hijo.