Si de algo está orgulloso Karlos Arguiñano es de la gran familia que ha formado con su mujer, Luisi Ameztoy, con quien se casó hace 51 años. Padres de 7 hijos y abuelos de 14 nietos, han disfrutado de las fiestas de Zarautz, la localidad guipuzcoana donde poseen una auténtica joya: su hotel-restaurante con vistas al mar Cantábrico.
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Con este emblemático edificio como telón de fondo, el clan Arguiñano-Ameztoy ha protagonizado un posado veraniego que refleja la unión que les caracteriza. Aunque no estaban todos, el popular chef, de 76 años, celebró este reencuentro con un mensaje cargado de cariño. "Días de reencuentros, familia, vacaciones... Feliz día de la Virgen, feliz verano", publicó.
La foto se llenó rápidamente de "me gustas" y comentarios que celebraban la bonita relación que existe entre ellos. "Hermosa familia", destacó un seguidor del cocinero. Otro, más observador, se dio cuenta de las ausencias más destacadas de la foto: Joseba, el hijo más mediático de Arguiñano, y Eneko, su primogénito.
Analizando la imagen, encontramos a Martín y Amaia un escalón por encima de sus padres. Martín es el encargado de la gestión administrativa del negocio familiar, tarea que durante décadas llevó su madre, Luisi Ameztoy.
Amaia, ingeniera telemática y apasionada del motociclismo durante años, forma hoy parte del equipo de la bodega familiar K5. En una entrevista concedida a ¡HOLA!, Amaia habló de lo que suponía ser hija de Arguiñano. "No me pesa el apellido. Yo no tengo que demostrar que cocine bien o cuente los chistes como él, cada uno es diferente y siempre nos han enseñado en casa que tenemos que ser como somos y no tenemos que imitar a nadie. Seguramente la gente tenga alguna expectativa sobre mí, pero eso no me importa", señaló. "Para mí, mi padre es un gran apoyo, yo soy bastante nerviosa y exigente y me frusta cuando algo no sale como había imaginado. Él siempre me transmite su confianza, su positivismo y me recuerda que estamos haciendo lo mejor que podemos", añadió.
En el siguiente nivel aparece Txarli Arguiñano, el único de los 7 hermanos que no ha seguido la senda de la gastronomía. Su vocación es el cine, disciplina en la que ha trabajado, como director de fotografía, en producciones tan reconocidas como la serie El Internado: Las Cumbres o la película Maixabel.
Coronando la escalera aparecen los dos jefes de cocina del restaurante de Karlos Arguiñano, Zigor y María, que fue adoptada en Argentina en los años 90.
Historia de amor
Arguiñano, natural de Beasain, y Ameztoy, de Zarautz, se casaron en 1974 y muy pronto tuvieron que hacer frente a una dolorosa pérdida: la muerte de sus dos primeros hijos. "Se nos murieron. Siete meses y nacieron muertos. Y mi mujer lloraba y lloraba, con razón, claro. Y yo animándola: ‘Tranquila, que tienes un pedazo marido, esto lo vamos a volver a intentar las veces que haga falta’. Y luego vinieron otros seis, y una que tengo adoptada, ya somos siete", contó el cocinero en El Hormiguero.
El matrimonio adora hacer planes con su familia y todos los fines de semana comen juntos. Sus reuniones son muy numerosas y desde hace tiempo, en Navidad, se regalan árboles, una curiosa tradición que les mantiene, si cabe, más unidos. "Al ser tantos y que además tienen de todo, pues dije que hiciéramos regalos con fundamento y tengo plantados unos 300 árboles entre frutales, castaños...", explicó en el programa de Pablo Motos.