La fotografía del verano la han protagonizado Francisco Rivera, Lourdes Montes y Tana Rivera. Los tres, muy sonrientes, fueron captados durante unos días de descanso en el SAAM Club de Mar de Chipiona, Cádiz, un enclave privilegiado que se ha convertido en su refugio estival. La complicidad que mostraron padre, hija y Lourdes es la mejor prueba del gran momento que atraviesan: una familia que crece más unida que nunca, que se apoya y que celebra con ilusión el primer verano de Nicolás, el tercer hijo del matrimonio.
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En este momento tan especial, Tana Rivera se ha convertido en un apoyo fundamental para su padre y Lourdes. Con apenas 25 años, la hija de Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo ha demostrado que este 2025 es su año: la joven no oculta la emoción que siente con su hermano pequeño: “Yo me muero, me encantan los niños pequeños y estoy feliz con mi hermano. En mi casa es una pelea. Cada vez que llego, le cojo y todos me dicen: ¿me lo dejas, me lo dejas? Y yo, no, que acabo de llegar, lo quiero yo”.
Orgullosa, Tana destacaba también el papel de los mayores en esta nueva etapa: “Carmen ya es mayor y le da el biberón, es como su segunda madre. Y Currete igual”. Una faceta de hermana entregada que también ha reconocido Lourdes: “Es un diez con los mayores y con el bebé. Tiene mucha paciencia, es muy tranquila, así que eso para un bebé es fantástico”.
Más allá de lo familiar, Tana atraviesa un año decisivo. Tras debutar en febrero con su primera colección de moda junto a ERAX, ha dado un nuevo paso convirtiéndose en imagen de la firma de joyería Rabat. Posando espectacular en la Costa Brava, se mostraba muy feliz: “He aprendido a confiar más en mí, a no tener miedo de probar cosas nuevas. Todo lo que estoy haciendo este año nace de un deseo genuino de crecer”, confesaba a Hola.
Entre dos legados y un mismo corazón
Aunque su apellido le acompaña allá donde va, Tana ha sabido encontrar su equilibrio personal y profesional: “Tengo la pasión y la sensibilidad de los Rivera, y la elegancia y el carácter de los Alba. Esa mezcla me define. Soy el equilibrio entre ambas familias y me gusta llevar lo mejor de cada una”, tal y como confesaba a esta revista.
En lo personal, asegura sentirse afortunada de contar con el apoyo incondicional de sus padres: “Mi madre es mi mejor amiga, lo mejor que tengo en mi vida. De ella aprendo cada día. Mi padre es mi mejor plan siempre, es mi referente”.
Una familia numerosa en plenitud
Este verano tiene un sabor distinto para ellos. En abril daban la bienvenida al bebé, un niño muy esperado que colma de felicidad a la pareja. Lourdes relataba con emoción cómo vivió ese día tan especial: “Fue un parto precioso, el mejor de los tres. Todos han sido buenos, pero este fue especialmente bonito y calmado”, confesaba. Consciente de que ya no habrá más hijos, añadía con ternura: “Me invadía la pena de pensar que era el último. Tengo claro que es el tercero y el último”.
Francisco, siempre muy pendiente de su familia, no ha dejado de estar al lado de Lourdes y se ha volcado en los mayores para que la transición fuese natural: “Está pendiente y les lleva a todas partes. El bebé es más para mí”, decía ella entre risas, reflejando el gran equipo que forman.
Con la llegada de Nicolás, Francisco y Lourdes forman la familia que siempre soñaron. Junto a sus tres hijos en común —Carmen, Curro y el recién nacido— y con Tana como pieza fundamental, viven una etapa llena de amor, serenidad y unión. Lourdes lo resumía con emoción: “Estoy en un momento precioso, lleno de amor y calma”.
Han pasado quince años desde que sus vidas se cruzaron y once desde que se casaron. Hoy, Francisco y Lourdes disfrutan del verano más especial de todos, acompañados por una Tana que brilla con luz propia y que no duda en reconocer: “Ahora mismo siento que la vida me va de perlas. Estoy en un momento bonito, en el que me siento más segura de mí misma, más conectada con lo que quiero”.