Agosto invita a hacer las maletas y desconectar, y eso es precisamente lo que han hecho Carla Bruni y Nicolas Sarkozy. El matrimonio ha cambiado el bullicio parisino por la tranquilidad de los Alpes italianos, un destino que combina naturaleza, aire puro y paisajes de postal.
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A través de sus redes sociales, la cantante ha compartido un pequeño diario de esta escapada: imágenes y vídeos que transmiten la paz del lugar y la complicidad que les une. Sonrisas, paseos entre montañas y panorámicas que cortan la respiración marcan el ritmo de unas vacaciones a 1.800 metros de altitud.
Su refugio es el Hotel Mascognaz, un cinco estrellas de ensueño con chalets de lujo restaurados con esmero. Desde allí, y por un precio que ronda los 628 euros la noche, la pareja disfruta de la riqueza natural de la zona y de su gastronomía más auténtica, con platos elaborados con mantequilla y queso Fontina, producido con la leche de las vacas del propio pueblo, Champoluc.
Carla Bruni (57) y Nicolas Sarkozy (70) se conocieron en 2007, el mismo año en que él asumió la presidencia de la República Francesa. Un año más tarde, el 2 de febrero de 2008, se dieron el “sí, quiero” y en octubre de 2011 se convertían en padres de Giulia, su primera y única hija en común.
"El mejor recuerdo de esa etapa fue conocer a mi hombre, porque todo fue maravilloso, fantástico y extremadamente interesante", confesó la cantante en una entrevista concedida a la edición española de Harper’s Bazaar. "Lo mejor de aquellos años fue que pude ayudar a mucha gente. La gente te pide ayuda cuando estás en una posición así y lo bueno es que puedes hacerlo (...) Eso fue muy enriquecedor", añadió.
Sin embargo, aquella época de ensueño contrasta con el momento que vive ahora. La política, que en su día le dio grandes satisfacciones, también le ha traído sinsabores. Actualmente, Bruni se enfrenta a una investigación judicial por presunta asociación delictiva vinculada a las elecciones presidenciales de 2007, un caso que incluso podría llevarla a prisión. Sarkozy, por su parte, fue condenado a finales de 2024 a tres años de prisión - aunque reducida a uno de arresto domiciliario- por corrupción y tráfico de influencias.