María del Prado con sus dos hijas, aunque bien podrían parecer hermanas. Las tres, con vestidos con motivos florales diseñador por la italiana Luisa Beccaria, que evocaban al aire casi onírico del espacio en el que tuvo lugar la celebración, el Pazo de Oca, una finca erigida sobre un fortín en el siglo XV que, después, se vio modificado en estilo barroco y es considerado el Versalles gallego por sus espléndidos jardines inspirados en los que Le Notre diseñó para el Rey Sol© Lucía Jiménez Muguiro

Entramos en la gran fiesta del verano: la exclusiva celebración de Allegra y Cecilia Hohenlohe en el Pazo de Oca

Cerca de 350 invitados y un menú que incluyó el "conxuro da queimada"


30 de julio de 2025 - 6:16 CEST

"Este momento efímero de nuestra vida contiene todo el pasado y todo el porvenir. Somos la eternidad, pero los sentidos nos dan una falsa ilusión de nosotros mismos y de las cosas del mundo". La frase pertenece a La Lámpara maravillosa y basta echar un vistazo somero por el enclave que les mostramos en estas páginas para darnos cuenta de que solo aquí cobran sentido unas palabras tan empañadas en melancolía y clarividencia. Por sus jardines barrocos, la neblina atlántica que sobrevuela sus volutas y pináculos de piedra, el mar de camelias y hortensias que flanquea los márgenes del estanque y, sobre todo, su paseo casi interminable de majestuosos tilos. Y no fue tan solo este relato. También Sonata de otoño vio la luz entre sus piedras y humedales y, quizá, sea una de sus obras cumbre. Hablamos del Pazo de Oca, en el concello de A Estrada, en Pontevedra, una mansión solariega declarada Bien de Interés Cultural y propiedad de la Fundación de Medinaceli, por cuyos laberintos y parterres deambulaba peripatético don Ramón María del Valle-Inclán para poner después en negro sobre blanco algunas de las páginas más soberbias de la literatura española.

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María del Prado con sus dos hijas, aunque bien podrían parecer hermanas. Las tres, con vestidos con motivos florales diseñador por la italiana Luisa Beccaria, que evocaban al aire casi onírico del espacio en el que tuvo lugar la celebración, el Pazo de Oca, una finca erigida sobre un fortín en el siglo XV que, después, se vio modificado en estilo barroco y es considerado el Versalles gallego por sus espléndidos jardines inspirados en los que Le Notre diseñó para el Rey Sol© Lucía Jiménez Muguiro
María del Prado con sus dos hijas, aunque bien podrían parecer hermanas. Las tres, con vestidos con motivos florales diseñador por la italiana Luisa Beccaria, que evocaban al aire casi onírico del espacio en el que tuvo lugar la celebración, el Pazo de Oca, una finca erigida sobre un fortín en el siglo XV que, después, se vio modificado en estilo barroco y es considerado el Versalles gallego por sus espléndidos jardines inspirados en los que Le Notre diseñó para el Rey Sol

Fiesta cosmopolita

Precisamente ahí, en el camino que marcan los troncos y las copas de sus árboles centenarios, se dispusieron las dos largas mesas en las que se sentarían sus invitados, 350. Venidos de todo el mundo. Del Reino Unido, donde ambas estudiaron en St Mary’s School —la misma escuela solo para niñas a la que acudió Lady Louise Windsor— y donde la pequeña de las dos cursa ahora Historia del Arte en la Universidad de St. Andrews —la misma en la que estudiaron y se conocieron el príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton—; de Francia, donde, por ejemplo, Allegra ha estado trabajando todo el invierno; de Italia, donde han ido de veraneo desde pequeñas y su padre, como diseñador industrial, ha trabajado en el sector automovilístico durante años... Una Torre de Babel efímera, de tan solo una noche de verano, pero en la que ahuyentaron todo lo malo y celebraron la alegría de la juventud.

Allegra, de 21 años, acaba de terminar sus estudios en el IE Business School de Madrid y ha trabajado en ¡HOLA!, mientras que Cecilia cursa sus estudios en la Universidad de Saint Andrews, en Escocia, donde se conocieron Guillermo y Kate Middleton

© Lucía Jiménez Muguiro
© Lucía Jiménez Muguiro
© Lucía Jiménez Muguiro

Porque era el día de Allegra y Cecilia. Las hijas de Pablo de Hohenlohe-Langenburg —sobrino del príncipe Alfonso de Hohenlohe, fundador del Marbella Club y tío de la actual duquesa de Medinaceli— y de María del Prado Muguiro, hija de los marqueses de Caicedo y descendiente de Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, y, además, colaboradora de esta casa en la revista "Living". Y como ya habrán podido dilucidar, efectivamente, Allegra y Cecilia son las bisnietas mayores de Victoria Euge­nia Fernández de Córdoba, la XVIII duquesa de Medinaceli.

Valle-Inclán dedicó varias páginas, en su "Sonata de otoño", a la extraordinaria belleza del paseo de los tilos del Pazo de Oca, y ese fue el lugar elegido para montar las dos larguísimas mesas donde tuvo lugar la cena

© Lucía Jiménez Muguiro
Cecilia en uno de los espléndidos salones del pazo, propiedad de la Fundación Medinaceli y declarado Bien de Interés Cultural
© Lucía Jiménez Muguiro
Allegra y Cecilia junto a su padre, el diseñador industrial Pablo Hohenlohe-Langenburg, sobrino del príncipe Alfonso de Hohenlohe y tío de la actual duquesa de Medinaceli
© Lucía Jiménez Muguiro
© Lucía Jiménez Muguiro

Belleza y estética

No era ni su cumpleaños, ni su puesta de largo, ni tampoco celebraban el término de sus estudios, aunque Allegra acabe de terminar hace unos meses en la IE Business School de Madrid... Pero organizar una fiesta no siempre tiene que tener otro motivo más allá del obvio, del de celebrar la belleza de las cosas... Y la fiesta fue preciosa. Y preciosista. Y una hipérbole de todo lo que es y significa Galicia. Desde gaiteros recibiendo a los invitados desde el portalón de entrada y piedra al menú de la cena con la que se agasajó a los invitados, en el que se incluía pulpo, empanadas, vieiras, lacón... Y a los postres, hasta un conjuro. En voz alta para alejar a brujas y malos espíritus, al calor de las llamas azuladas de la queimada.

© Lucía Jiménez Muguiro
© Lucía Jiménez Muguiro

Allegra, de 21 años, y Cecilia, de 20, eligieron para su noche dos diseños de una amiga de la familia, Luisa Beccaria. Y decimos "eligieron" porque la italiana envió desde Milán varios de sus modelos para que fueran ellas, grandes amantes de la moda, las que se decidieran por aquel patrón que mejor representara su personalidad. Las dos optaron por joyas de Suárez y por sendos vestidos florales, delicados, románticos y, por qué no, con ciertas reminiscencias célticas que combinaban a la perfección con la atmósfera de cuento hadas —o meigas— del que se ha venido en llamar "el Versalles gallego".

© Lucía Jiménez Muguiro
El cóctel de bienvenida tuvo lugar en uno de los rincones más espectaculares y, al mismo tiempo, más oníricos de la finca. Se trata del estanque de piedra barroco sobre el que se asoman cientos de hortensias. Estas flores, junto a las hojas de las camelias y racimos de helechos decoraron la mesas iluminadas por la luz de las velas y guirnaldas que vestían las copas de los árboles. Todo se hizo en casa
© Lucía Jiménez Muguiro
María y sus dos hijas no solo tuvieron la idea del diseño de la decoración, sino que también se encargaron de hacerlo realidad ellas mismas con sus propias manos. Y, por supuesto, con la ayuda de su marido, Pablo

Y no es extraño en ellas. Tanto Cecilia como Allegra tienen un sentido estético muy desarrollado. Son dos jóvenes muy creativas. Cecilia es aficionada a la fotografía y canta y compone. De hecho, ha estudiado en el Trinity College. En cuanto a Allegra, es el dibujo lo que la apasiona y lo sabemos de buena mano porque trabajó en la revista de decoración y estilo de ¡HOLA!. En sus redes sociales ha posteado algunos de sus retratos a lápiz, una habilidad que ha heredado de su padre, que estudió en la prestigiosa Parsons School, de Nueva York, y ha trabajado para firmas de lujo como Cartier o Vacheron.

Jóvenes aristócratas llegados de todas las partes del mundo, un menú inequívocamente gallego y una fiesta a la española: con DJ hasta las primeras luces del día siguiente

© Lucía Jiménez Muguiro

Pasaporte de juventud

Porque si hablamos de Instagram, tenemos que hablar de juventud; ese divino tesoro pasó por ser la única consigna. Más allá de su tía la princesa María Gloria de Orleans Braganza y su tía Flavia Hohenlohe, la media de edad no superaba los 30. Una fiesta por y para chicos y chicas jóvenes con ganas de divertirse y compartir una noche inolvidable que se prolongó, por cierto, hasta altas horas de la madrugada. Primero, con música en directo, y después, al ritmo del DJ Diego Gilca. Y en la pista, algunos de los aristócratas más interesantes y atractivos y rabiosamente jóvenes de Europa, desde Irene Urdangarin con Juan Urquijo a Manuela Falcó, hija de Manuel Falcó y Amparo Corsini, pasando por Olimpia, Miguel y Atalanta, los tres hijos de Carolina Herrera y Miguel Báez, "el Litri"; Patricia Sainz de Vicuña, hija de Mercedes Domecq; Sol Do­mecq, hija de Sol Bohórquez; Gabriela, Inés y Pedro Cortina, hijos de Pedro Cortina y la decoradora Bárbara Chaparteguy, nietos de Alicia Koplowitz, e incluso se esperaba la llegada de Amalia de Holanda, que, al final, por motivos de agenda, no pudo viajar hasta Galicia. Y sí, se perdió una fiesta de ensueño.

© Lucía Jiménez Muguiro
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