Este fin de semana ha sido especialmente emotivo para Anabel Pantoja, que ha vivido uno de los momentos más esperados del año: conocer por fin a Cairo, el hijo de su prima Isa Pantoja y Asraf Beno. La influencer, a pesar de encontrarse en plena recuperación tras una caída que la mantiene con el brazo inmovilizado, no ha querido perderse esta cita tan significativa, que ha tenido lugar en El Puerto de Santa María, en Cádiz. Con motivo del santo de Anabel —un detalle que la propia colaboradora ha celebrado con cariño en redes sociales—, la sevillana ha recibido el que probablemente haya sido el mejor regalo posible: un reencuentro familiar lleno de emoción y ternura.
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“Hoy me volví a enamorar”, escribía Anabel junto a una fotografía en la que se ve a Isa Pantoja sosteniendo a su pequeño entre los brazos, mientras lo observa con la mirada llena de dulzura. La imagen, compartida por ambas en sus redes sociales, refleja la complicidad que ha unido a las primas desde siempre, y que ahora se fortalece con una coincidencia muy especial: la maternidad casi simultánea. Once años después del nacimiento de Alberto, su primer hijo, han coincidido por fin en la maternidad: mientras que Isa daba la bienvenida a su segundo hijo, Cairo, el pasado 22 de junio, Anabel se convirtió en madre por primera vez el 23 de noviembre del año anterior, con la llegada de la pequeña Alma.
La cita en tierras gaditanas no ha sido solo un reencuentro de primas, sino también de generaciones. Isa acudió acompañada por su hijo mayor, Alberto, fruto de su anterior relación con Alberto Isla. Por su parte, Anabel llegó con su pequeña Alma, en una comida que reunió a ambas familias en torno a la celebración de la vida y los nuevos lazos que se están tejiendo entre los más pequeños del clan. En una segunda imagen, la influencer no ha querido olvidarse del hijo mayor de Isa, a quien también dedicó unas palabras llenas de cariño: “Hace 11 años me enamoré de él”, escribía junto a una instantánea en la que le da un tierno beso en la mejilla.
Este esperado reencuentro se había hecho esperar más de lo previsto, no por falta de ganas por parte de Anabel, sino por respeto a los tiempos que Isa necesitaba tras dar a luz. La hija de Isabel Pantoja, muy sincera con sus seguidores, ha compartido en los últimos días cómo ha vivido el posparto. “Estoy disfrutando mucho todos sus momentos. Siento que se me va el mundo cuando me separo del bebé. Me daba vergüenza contar cómo me siento”, explicaba recientemente en una entrevista. “He sido madre y pienso: ‘¡Qué tonta soy, mira lo que me pasa con mi segundo hijo!’”, confesaba con franqueza, asegurando que tras un embarazo idílico, la realidad de los primeros días de maternidad ha sido más dura de lo esperado.
El delicado estado de salud de Cairo, con cólicos y la conocida crisis del lactante, también influyó en la decisión de Isa de pedir un tiempo de calma antes de recibir visitas. “Isa nos ha pedido un poquito de tiempo, todavía no podemos ir”, explicaba Anabel hace unas semanas. “A la gente, que tanto le gusta hablar y decir que no he ido a ver a mi sobrino, es porque me lo ha pedido Isa. Yo cuando di a luz pedí calma... Así que, que se relajen un poquito”, sentenciaba entonces, dejando claro que la relación entre primas estaba intacta.
Anabel ha sido, de hecho, uno de los pocos miembros del entorno familiar que felicitó públicamente a Isa por el nacimiento de Cairo. “Por fin, llegó mi sobrino. Eres una campeona. ¡Felicidades!”, escribió la influencer en un mensaje que acompañaba una publicación de la joven madre. En contraste, Isa ha confirmado que ni su madre, Isabel Pantoja, ni su hermano, Kiko Rivera, se han puesto en contacto con ella tras la llegada del pequeño. “María del Monte es la única de mi familia que me escribió al nacer mi hijo”, afirmaba recientemente.
Fiel al criterio de ambas de proteger la intimidad de los menores, Anabel optó por cubrir los rostros tanto de Cairo como de Alberto y Alma en todas las imágenes compartidas. Una decisión que ya ha adoptado con su propia hija y que ahora extiende con el mismo respeto hacia los hijos de su prima. La jornada en Cádiz ha sido, por tanto, algo más que un encuentro familiar. Ha sido una confirmación del apoyo mutuo entre Anabel e Isa, que han sabido mantenerse unidas más allá de las distancias y los silencios del resto del clan. Dos primas que ahora comparten maternidad, ilusiones y también heridas, pero que encuentran en el vínculo familiar una fuente de alegría y esperanza.