Comenzó con una broma -“va a ser un espectáculo de magia”-, y, al final, Míchel Salgado terminó dando uno de los discursos más personales de su vida.
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El exfutbolista y su mujer, Malula Sanz, han celebrado 25 años de matrimonio, y lo han hecho, como no podía ser de otra forma, rodeados de sus seres queridos. “Tenemos personas de todos los sitios del mundo… eso significa que, de alguna manera, la gente nos quiere”, aseguraba, micrófono en mano, después de hacer una especial mención a Diogo Jota, el jugador portugués que perdió la vida en un trágico accidente el pasado 3 de julio; y agradecer su presencia a todos aquellos que habían podido asistir a su gran fiesta gallega.
El exdeportista -natural de As Neves, Pontevedra- ‘jugaba’ esta vez en casa -en el Parador de Baiona-, y, bajo la atenta mirada de Malula -quien le advirtió de que debía hablar también en inglés, para que todos los invitados pudiesen entenderlo-, comentaba que este aniversario “son 25 años de vida”. “Ahora nadie logra eso, es difícil. La gente se casa, se separa… Somos privilegiados por estar 25 años juntos, te lo digo en serio”.
Días antes, recordaba a ¡HOLA! una anécdota que jamás olvidará y que, también, quiso compartir con sus invitados. El día después de comunicarle a María Luz Durán, madre de Malula, -“mi suegra, a la que quiero muchísimo, como a mi madre, a la que no tengo ahora”- que habían decidido pasar por el altar tras apenas nueve meses de noviazgo. “Por la mañana, estábamos desayunando (yo, contra la pared para no ver a Lorenzo) y, después de dar los buenos días, solo dice: 'Vosotros estáis locos, ¿no?'. Imagínate que el presidente del Madrid te dice eso… La verdad es que era una locura pensarlo”, nos confesaba. “Era muy grande el tío… Para nosotros fue especial. Creo que nadie apostaba por nosotros”.
Pero tiene claro cuál es el secreto de sus más de dos décadas junto a Malula. “no pensar que estamos casados. La gente, cuando se casa, pierde la realidad del noviazgo y empieza a hacer cosas que no tienen nada que ver. Hemos tomado las riendas juntos, hemos estado siempre… Creo que somos más amigos que matrimonio. Hacemos de todo, pero, al final, yo la necesito y ella me necesita. De alguna manera, eso es lo más importante en la vida”.
“Eres la 'hostia'”, le decía a su mujer. “Y, para terminar, me has dado a estos tres espectaculares, que están para hoy. Creo que lo único que les pido es que sean respetuosos… Lo que me hace sentir más orgulloso es que me digan: tus hijos están muy bien educados, el resto, me da igual”.
“Como dijo Javi, tú me completas. ¡Dale con la tarta” Sin parar de sonreír, Malula llamaba a sus hijos para soplar la vela que había sobre una espectacular tarta, de cinco pisos, y los tres se fundían en un precioso abrazo.