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El “sí, quiero” de Carla Vico y Álvaro González fue una de las grandes bodas del pasado fin de semana y en ella no faltaron guiños, detalles y sorpresas que los novios prepararon con cariño para vivir con su familia y amigos un día inolvidable.
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La influencer y el hijo del que fuera una de las estrellas del Real Madrid en los años ochenta y noventa, contrajeron matrimonio en la iglesia de Santa Bárbara de Madrid ante más de 200 invitados y después lo celebraron en El Mentidero de La Villa. Desde el escenario de la boda religiosa, pasando por las flores, el vestido y la música tenían un simbolismo especial para ellos, que nos explicaba la propia Carla.
“La ceremonia tendrá lugar en la Iglesia de Santa Bárbara, que para nosotros es la más bonita de todo Madrid. Además, allí se casaron nuestros cuñados —el hermano de Álvaro y su mujer, Natalia Coll—, así que nos hacía especial ilusión seguir sus pasos”, nos explica la novia. “Finalmente seremos 214 invitados y curiosamente el 14 es un número que tiene un significado especial para Álvaro y para mí”, añade.
Guiños ocultos en su look nupcial
Para su vestido, ella confió en el Atelier de Rosa Clara en Barcelona, donde elaboraron un diseño exclusivo en el que cosió una importante joya: “Una medalla de la Virgen que era de mis abuelos, que ya no están físicamente, pero siguen muy presentes en mi vida y en mi corazón”. Además, llevó otras dos joyas importantes. “Uno de los detalles que más me emocionan es llevar los pendientes que me ha regalado una de mis mejores amigas. Más allá de lo preciosos que son, para mí simbolizan el amor y el apoyo que hemos compartido durante tantos años. También mi anillo de pedida, un solitario en oro blanco con diamantes que representa el comienzo de esta historia junto a Álvaro”, nos cuenta.
Del maquillaje y peluquería se encargó David López, a quien conoció hace un año después de trabajar para un evento y tuvo claro que quería que fuera él quien la acompañara en su gran día. Mientras se preparaba en el Hotel Villamagna, donde después pasaron la noche de bodas, entregó a su familia un bonito recuerdo: “A mi madre, mi padre y mi hermano les regalé un pañuelo bordado con una frase personalizada para cada uno. Es una forma de agradecerles todo lo que hemos vivido juntos. También había uno para Álvaro, que se encontró en el momento en que fue a vestirse en casa de sus padres”.
Siguiendo la tradición familiar, el sacerdote que ofició la ceremonia, el padre Juan Pedro, fue el mismo que casó a sus cuñados, Álvaro y Natalia, y que bautizó a los tres hijos del matrimonio. Sus cuñados, a los que están muy unidos, fueron quienes les regalaron las alianzas, de la joyería Rabat. “No nos puede hacer más ilusión llevar en las manos estas alianzas, elegidas con tanto cariño por personas tan importantes en nuestras vidas”, recalca.
En lugar de un cortejo nupcial al uso, la novia estuvo acompañada por sus amigas más cercanas - Valentina Stamati, Andrea Esquerdo y Paula Montolio-, que ejercieron de testigos junto a su hermano, Álex: “Como gesto simbólico les regalé a las tres una pulsera cuando les pedí que fueran mis testigos”.
Flores con significado y nueve ramos
De la decoración floral y el ramo de la novia se encargó Ferini. Para el ramo eligió peonías blancas y para el resto de arreglos florales la hortensia blanca fue la flor principal “porque transmite todo lo que buscábamos: sutileza, armonía y sofisticación”.
Su ramo de novia no fue único. Hizo un total de nueve réplicas que repartió durante la cena. “Cada uno de ellos tiene un significado distinto y va dedicado a mujeres importantes en mi vida, que han sido parte fundamental del camino hasta este día”, cuenta.
La decoración de las 20 mesas también ha sido una parte que han cuidado mucho: “Gracias a Options hemos podido crear una estética muy cuidada, con un aire clásico y elegante. El juego de luces que se genera con los candelabros y la plata fueron de los sellos visuales de la noche”, nos explica. El seating plan estuvo diseñado por ellos, con una estructura de casi cuatro metros y medio de largo, decorada con candelabros antiguos y hortensias blancas. “A esto se suma la papelería de Neira Paper & Paint, que ha creado toda la identidad gráfica de la boda a mano, sobre papel artesanal hecho especialmente para nosotros”, añade.
Con los postres llegó otra sorpresa, una tarta de un metro y medio de largo realizada por Nicola Madrid, que cortaron junto a sus amigos más cercanos. Y después, todo el momento del baile, que abrieron con Say Yes To Heaven de Lana del Rey. “Es una de mis canciones favoritas desde hace años. Tiene una sensibilidad muy especial, con esa mezcla de melancolía, dulzura y belleza que siempre me ha emocionado”, nos cuenta Carla. “La música ha sido una parte esencial en la planificación de la boda, queríamos que acompañara y potenciara cada momento con una energía distinta. Durante el cóctel tocará La Repera y después el DJ Quique AV”, cuenta sobre el divertido fin de fiesta de su gran día.
Una boda hecha a medida con detalles muy cuidados con lo que Carla y Álvaro han cumplido su sueño de convertirse en marido y mujer y para la que contaron con ayuda de wedding planners. “Gracias a Dios hemos contado con Elvira y Auxi, de Ebloom Weddings. Son dedicación pura. Desde la primera reunión confié en ellas por completo: son detallistas, organizadas y muy trabajadoras. No sé qué hubiéramos hecho sin su ayuda… han sido un pilar fundamental en toda la organización”.