Los suscriptores de Netflix han encontrado su nuevo imprescindible con El agente secreto, un thriller oscuro y tenso de tres episodios que, sin hacer mucho ruido, se ha convertido en todo un fenómeno en la plataforma. Ambientada en el Londres de la década de 1880, esta producción ofrece un retrato inquietante de la paranoia política y el derrumbe personal.
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Una joya olvidada de la BBC que encuentra nuevos admiradores
Aunque El agente secreto se emitió originalmente en la BBC en 2016, su llegada a Netflix ha devuelto a la ficción una segunda vida, generando una nueva ola de popularidad. Basada en la novela de Joseph Conrad publicada en 1907, la historia gira en torno al señor Verloc, un comerciante que lleva una doble vida. Interpretado por Toby Jones, el protagonista es un espía a regañadientes que trabaja para agentes extranjeros, presionado para llevar a cabo un devastador acto de violencia política.
Al mismo tiempo, es vigilado muy de cerca por las autoridades británicas, lo que le sitúa en el centro de una peligrosa conspiración.
El público aplaude las impactantes interpretaciones del reparto
Toby Jones, de 57 años, ha recibido grandes elogios por su interpretación de Verloc, un personaje lleno de contradicciones que se va desmoronando poco a poco. Un espectador comentaba en IMDb: “Toby Jones nunca falla… ha interpretado al desgraciado, desesperado y cobarde Verloc de manera brillante”.
Vicky McClure, de 41 años, da vida a Winnie, la esposa de Verloc, cuya evolución emocional es uno de los aspectos más conmovedores de la serie. Stephen Graham, de 51 años, aporta una intensidad contenida como el inspector Heat, un agente decidido que empieza a sospechar de las actividades del protagonista.
Los espectadores coinciden en calificar al reparto como “excelente”, y muchos aseguran que se trata de “lo mejor que he visto en mucho tiempo”.
Una narrativa pausada con una gran recompensa
El agente secreto ha llamado la atención por su ritmo sosegado. A diferencia de muchos thrillers, aquí la tensión no reside en la acción o los giros inesperados, sino en la atmósfera opresiva y la presión psicológica. Tal como afirmaba un espectador: “No hay héroes, solo personas apasionadas, pero llenas de defectos… peligrosamente entrelazadas con las vidas de gente esencialmente honesta que, en su mayoría, no es consciente del peligro que se cuece bajo sus pies”.
Una ambientación auténtica y asfixiante
La serie ha sido aplaudida por su minucioso trabajo de recreación histórica. Cada escena captura a la perfección el ambiente del Londres victoriano: callejones iluminados con faroles de gas, calles cubiertas de niebla y estancias estrechas con papeles de pared desgastados. El tono visual sombrío contribuye a la sensación de encierro que rodea a los personajes. Vestuario, iluminación y diseño de escenarios se unen para construir un universo inquietante y completamente creíble.
Una historia con ecos muy actuales
Aunque se desarrolla a finales del siglo XIX, muchos espectadores coinciden en que los temas que aborda siguen estando de plena actualidad. El agente secreto reflexiona sobre la vigilancia, la inestabilidad política y la radicalización, todo desde la perspectiva de personas corrientes arrastradas a circunstancias extraordinarias. La ficción evita el sensacionalismo y no simplifica a sus personajes. En su lugar, plantea preguntas difíciles sobre la moral, el miedo y la responsabilidad individual.
El agente secreto tiene solo tres episodios, lo que la convierte en una opción perfecta para ver en un fin de semana.