Ernesto Sevilla fue uno de los invitados del último programa de El Hormiguero, donde acudió junto a su amigo y compañero de profesión Joaquín Reyes para presentar Sin cobertura, la comedia que ambos protagonizan y que llegará a los cines el próximo 22 de agosto. Durante su intervención, el humorista desveló algunas de las anécdotas más curiosas de su vida, desde las excentricidades de su infancia hasta las bromas que ha compartido con Reyes, con quien forma tándem humorístico desde hace más de dos décadas.
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Un padre “obsesionado” con el mármol
Uno de los momentos más comentados de la entrevista tuvo lugar cuando Pablo Motos preguntó a los invitados por sus manías o costumbres familiares. Fue entonces cuando Ernesto Sevilla compartió un recuerdo que, según sus propias palabras, marcó su infancia: la obsesión de su padre por el mármol. “Era una cosa un poco loca. Estaba absolutamente fascinado con el mármol”, contó. El cómico explicó que su progenitor desarrolló una auténtica afición por este material, hasta el punto de querer revestir de mármol todo lo que podía en su hogar.
“Quería poner mármol en la cocina, en el baño, en las habitaciones… todo mármol. Incluso hablaba de poner mármol en la terraza. Era algo exagerado”, aseguró. Ernesto recordó que esta peculiar fijación provocaba situaciones inusuales en casa: “Recuerdo ir a exposiciones de mármol o a almacenes industriales como si fueran parques temáticos. Yo era un niño y me pasaba los sábados viendo losas de piedra”.
Una broma en el AVE con rotulador permanente
El presentador abordó, también, otro tema recurrente cuando Sevilla y Reyes comparten plató: sus bromas. Fue entonces cuando Ernesto rememoró una de las más pesadas que ha gastado a su compañero, en la que el escenario fue un vagón de tren. “Estábamos en el AVE, Joaquín se quedó dormido y aproveché la oportunidad. Él siempre lleva encima rotuladores para dibujar, así que cogí uno… sin saber que era indeleble”, relató.
Con sumo cuidado, y procurando no despertarle, Ernesto empezó a pintarle la cara a su amigo con todo tipo de motivos: “Le dibujé la cara entera”. La situación culminó cuando un camarero del tren se acercó a servir bebidas y no pudo contener la risa al ver el rostro de Reyes. “Él no entendía nada, hasta que pasamos por un túnel, se vio reflejado en la ventanilla y gritó: ‘¿Qué me has hecho?’”, recordó Sevilla. Su compañero, lejos de mostrarse molesto, corroboró la historia y añadió: “Parecía un trapero con tatuajes en la cara. Era como Duki con 40 años”, bromeó.
Más allá de las anécdotas, su intervención en el programa dejó constancia de la buena relación que existe entre ambos, que llevan trabajando juntos desde los tiempos de La hora chanante y Muchachada Nui. Su nueva película, Sin cobertura, sigue en la línea de humor que caracteriza su carrera, y cuenta la historia de una niña que, harta del uso excesivo que hace su familia de los móviles, pide como deseo que desaparezcan, lo que desencadena un viaje en el tiempo hasta la Edad Media.
Durante la conversación, ambos reflexionaron también sobre cómo sería vivir sin teléfonos móviles hoy en día. Ernesto confesó que consume “muchos vídeos en YouTube” y que su algoritmo le recomienda contenidos “bastante raros”. Por su parte, Joaquín habló de sus peculiares rarezas físicas, como la clinofilia (afición por estar tumbado) y el estornudo fótico (reflejo de estornudar al recibir luz directa).