Pinta, casi, desde que tiene uso de razón. Siendo “muy pequeñita” –“no recuerdo cuándo empecé”-, y, nos dice, que el arte “siempre ha sido parte de mí”. En la boda de Alba Redondo, jugadora del Real Madrid, y su pareja, Cristina Monleón, Ana Galocha ha jugado -de forma inesperada- un papel muy especial.
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La artista -nuera del exentrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, y mujer de su hijo Davide Ancelotti- se encargó de personalizar las zapatillas que las novias llevaron en el momento del baile.
Tanto Alba como Cristina cambiaron de look -los vestidos dejaron paso a un conjunto dos piezas de top y pantalón- y las deportivas, que llevaban el sello de Ana, se convirtieron en el complemento perfecto para ese momento del enlace. Un detalle muy personal y con mucho significado para estas dos novias que ayer vivieron el día más importante de sus vidas.
Sus ‘monstruitos’
Las zapatillas -Puma- se basaban en sus ‘monstruitos’ -como ella los llama-. Una última colección, nos explica, “nacida del universo libre de mis niños”. “Desde los 4 años les pedía que dibujaran monstruos que representaran el crear sin reglas. De ahí surgieron formas, llenas de alegría, creatividad y libertad. Y esto es lo que representan para mí lo maravilloso de la diversidad y la libertad en todos sus sentidos”, nos detalla.
Las pintó a mano, y cada una estaba personalizada, combinando dibujos y tonalidades diferentes -el sello inconfundible de Ana, cuyas obras siempre están impregnadas de color-, con diferentes frases.
Una artista desde la cuna
“En mi familia nadie pinta”, nos confesaba Ana en otra entrevista con ¡HOLA!, por lo que no sabe bien de dónde viene esa vena artística, que lleva dentro “desde que nací”. “Siempre me ha gustado y me ayuda a concentrarme”.
Esta sevillana que, en verdad, llegó a Madrid con veinte años y un sueño -ser actriz-, no tardó mucho en darse cuenta de que su prioridad era la pintura. Aunque vendió su primer cuadro con 18 años, nos asegura que “mi verdadera evolución ha sido constante y profunda”.
Atrás quedan las épocas donde no podía dedicarse a ello por completo. Porque, como nos contó, con sinceridad, en una ocasión, “antiguamente, trabajaba mucho, con horarios complicados, dormía poco… tampoco tenía ni la economía para comprar materiales”. Ahora todo ha cambiado, puede dedicarse a su gran pasión y no cabe duda, viendo estas últimas creaciones, de que podrá seguir soñando entre pinceles y lienzos, dando vida a ese universo creativo que hay en su interior.