Emma Heming, esposa de Bruce Willis, ha roto el silencio sobre los últimos y difíciles años del actor antes de su retirada definitiva del cine en marzo de 2022. En su próximo libro, The Unexpected Journey, cuya publicación está prevista para septiembre, se recogen datos muy reveladores. Entre ellos, detalles inéditos sobre cómo el actor de Duro de matar continuó trabajando incluso cuando ya comenzaban a manifestarse los primeros síntomas de la demencia frontotemporal que hoy lo mantiene alejado del foco público.
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Willis, que cumplió 70 años el pasado marzo, anunció hace tres años que se retiraba debido a una afasia que afectaba su capacidad de comunicación. Sin embargo, no fue hasta un año después cuando su familia confirmó que el diagnóstico del intérprete iba mucho más allá, ya que sufría una enfermedad neurodegenerativa incurable. Antes de este dictamen, Bruce continuó actuando, aunque con cada vez más dificultades.
“Bruce siempre ha tartamudeado, pero ha sabido disimularlo”, explica su mujer en una entrevista reciente. “A medida que su lenguaje empezó a cambiar, parecía que era solo una parte de su tartamudez. Jamás habría pensado que sería una forma de demencia en alguien tan joven”, añade. El deterioro pasó desapercibido incluso para sus seres más cercanos.
Un deterioro cognitivo cada vez más notable
En su libro, la modelo cuenta que para poder seguir rodando películas, el la estrella del cine comenzó a depender de trucos técnicos y ayuda externa: desde pinganillos por los que le susurraban sus líneas hasta la reducción drástica de diálogos. Así trabajó en películas como Asesino (2023) o la saga Detective Knight, en las que sus escenas se simplificaron para adaptarse a sus limitaciones cognitivas. En Out of Death, por ejemplo, el director Mike Burns pidió al guionista reducir a cinco páginas los diálogos del actor,, grabando todas sus escenas en un solo día. “Después del primer día me di cuenta de que había un problema mucho más grave”, reconoció el Burns.
Otros directores también notaron el cambio. Jesse V. Johnson, que volvió a trabajar con Willis en White Elephant, admitió que ya no era “la misma persona”. Tras preocuparse por su estado, el equipo del intérprete le pidió que acortaran el rodaje para no forzarlo más de lo necesario. Un miembro del equipo declaró que hacían todo lo posible para que “no quedara mal”, pero que Willis “no entendía lo que significaban las líneas” y actuaba como “un títere”.
Uno de los episodios más alarmantes, según varios testigos, ocurrió en el set de Hard Kill, cuando Willis disparó por accidente un arma cargada. Aunque no hubo heridos, el suceso incrementó las preocupaciones sobre su estado de salud.
Una red familiar sólida que lo acompaña
El relato de Heming no solo busca arrojar luz sobre estos momentos difíciles, sino también ofrecer apoyo a quienes atraviesan situaciones similares. “Este es el libro que necesitaba cuando Bruce recibió su primer diagnóstico. Confío en que ayudará al próximo cuidador. Está lleno de apoyo, perspectiva y esperanza”, escribió en redes sociales.
La escritora se ha convertido en una figura central en la vida del actor, acompañándolo en esta nueva etapa junto a sus cinco hijas y su exmujer, Demi Moore, quien también ha estado presente y cercana en los últimos años. “Los cuidadores también necesitan cuidados”, reflexionaba Heming en una publicación en marzo, recordando que este viaje no solo afecta al enfermo, sino a todo su entorno.