Tenemos las primeras imágenes de la ex de Alejandro Sanz tras el fin de su relación

Rachel Valdés, desvelamos nuevos datos sobre su futuro: sus verdaderos planes y apoyos tras la ruptura con Alejandro Sanz

Dejará nuestro país en breve

Rachel Valdés HOLA 4117

Te quedan x días gratis. Recuerda navegar con tu sesión iniciada.

Te quedan pocas horas gratis. Recuerda navegar con tu sesión iniciada.

Estás en tu periodo de prueba gratuita. Sigue disfrutando de ¡HOLA!+.

HOLA.com, tu revista en internet

Tu período de prueba gratuita en ¡HOLA!+ se ha activado con éxito

Disfruta de todo el contenido totalmente gratis durante 7 días.

Recuerda navegar con tu sesión iniciada.

Ya tienes una suscripción activa.

Recuerda navegar con tu sesión iniciada.

Las noticias sobre Alejandro Sanz se suceden un día sí y otro también. Si su luz ya es de por sí de un brillo casi deslumbrante, no olvidemos que es una de las grandes estrellas del firmamento musical español, y prueba de ello es que acaba de firmar un contrato que se aventura millonario con un mastodonte discográfico internacional, a eso hay que añadirle el foco informativo, que se ha posado sobre su cabeza coronada y parece que le cuesta desplazarse de escenario. Pero, sin embargo, muy cerca de él, se abre una gran brecha sobre la que se cierne una oscuridad absoluta. Y también el silencio. Donde nadie parece haber mirado y el mutismo pesa de manera indescifrable. Ese abismo tendría nombre: el de Rachel Valdés, la mujer con la que, hasta hace muy poco, compartía su vida y... Sí, nosotros, nos hemos asomado.

Rachel Valdés HOLA 4117©MADPHOTO PRESS
Acceso a la versión digital
Rachel Valdés HOLA 4117©MADPHOTO PRESS

Porque la preguntas serían: ¿Donde estaría Rachel Valdés? ¿Su camino del que fue su pareja durante más de tres años se ha separado definitivamente? ¿Su ruptura tiene vuelta atrás? ¿Ha dejado Madrid? ¿Y España? ¿Quién la acompaña? ¿En quién se apoya? ¿Está sola? ¿Qué planes de futuro tiene? Aquí tenemos las respuestas.

Recordemos que la atención sobre Alejandro Sanz se precipitaba cuando, el último fin de semana de mayo, rompiendo con su habitual discreción con todo lo que respecta a su vida privada y coincidiendo a su vez con el inicio de una pretenciosa gira por nuestra geografía, escribió un tuit que dejaba en shock a seguidores, fans y medios de comunicación. En él, el cantante desnudaba su alma dejando a la intemperie miedos y dolores que en él, un ídolo, casi un Rey Midas del espectáculo, no solo parecían inconfesables, sino también increíbles. Desvelaba una fragilidad irreal para un hombre que, a primera vista, es un coloso, que llena estadios, que vende millones de discos, del que se podría presuponer una vida privilegiada. Y, en cambio, sufría como cualquier ciudadano de a pie. “No estoy bien. No sé si esto sirve de algo pero quiero decirlo”, comenzaba revelando Sanz, que también se confesaba “triste y cansado”. Y aún pese sus esfuerzos por conseguir remontar y aliviar la pesadumbre, soltaba de manera clara y sin concesiones. “A veces no quiero ni estar. Literalmente. Sólo por ser sincero”.

HOLA 4117 Alejandro Sanz Rachel Valdes©@alejandrosanz
Alejandro Sanz y Rachel Valdés en una imagen de archivo.

La preocupación pero, también, el revuelo se desataron ante unas palabras que sonaban alarmantes. La avalancha de cariño que recibió el de No es lo mismo fue casi como un alud. De fans, pero también de otras figuras de la música, nacionales e internacionales. Incluso de su ex Raquel Perera que, esa misma semana, había ofrecido a ¡HOLA! una sincerísima entrevista en donde nos contaba cómo era su relación con su ex tres años después de su separación, un tiempo que ella había utilizado para reconstruirse y aprovechar lo malo para darle la vuelta y convertirlo en aprendizaje vital.

Alejandro volvería a las redes y hablaría de ‘brote’ y, también, de luz, de sol que volvía a calentarlo. Del cariño de sus amigos y también de las personas más queridas que habían estado con él todo el tiempo ayudándolo y dándole soporte. No la nombraba explícitamente, pero se presuponía que estaba hablando también de Rachel. Después, sería capaz de abordar sus propias palabras subido a los distintos escenarios que marcaban su tour, donde, por supuesto las cámaras no dejaban de acudir a la cita, esperando nuevas revelaciones que, con cada concierto, parecían más alentadoras y felices. Y sí, también a Rachel. Pero a Rachel, como a Godot, solo se la esperaba y esperaba.

La presunción de amor sin condiciones de la pareja duró muy poco. Y el foco, aún sin desplazarse de Alejandro, cambiaba lo espiritual por lo orgánico: su corazón. ¡HOLA! Lograba saber que su relación con la escultora Rachel Valdés se había roto definitivamente. Muchos culparon a la cubana de ser la responsable del mal anímico de la estrella o de haber sido la incitadora o de haber puesto peor las cosas de lo que estaban... En resumidas cuentas, que en eso las redes sociales no atienden a razones, daba igual el cómo, el dónde o el porqué. La chica era culpable. Y basta. Tanto fue así que Alejandro salió en defensa de la que hacía muy poco era el amor de su vida: “Estoy escuchando y leyendo muchas cosas que no me gustan. Quiero dejar claro que Rachel es una mujer increíble a la que quiero, admiro y de la que solo puedo decir cosas buenas. Mi estado de ánimo nada tiene que ver con ella. Pido respeto para ella y su trabajo”, reprendía Alejandro para luego dirigirse directamente a ella e indicarle tajante pero amorosamente: “Cariño, tú enfócate en tu obra y sube el volumen de tu arte”.

HOLA 4117 Alejandro Sanz Rachel Valdes©MADPHOTO
Rachel Valdés con su hijo.

Pero Rachel había desaparecido. La joven habría dejado la casa de Somosaguas que compartía con el de Moratalaz pese a que éste se encontrara carretera y manta con su gira quince días antes de que la noticia saltara a nuestras páginas y, ¿cuál habría sido su destino? Barcelona, la ciudad a la que llegó como estudiante, con una beca, cuando tenía veinte años. Se habría llevado no solo todas sus pertenencias, sino también todos sus cuadros. No en vano, antes de su debacle sentimental, había posado para nuestros objetivos cuando su vida parecía plácida e ilusionante y podía dedicarnos su tiempo y sus palabras con motivo de una exposición en Madrid. “La idea de vivir en Madrid coincidió con el inicio de mi relación. Los dos buscamos un lugar apropiado. Me fascina España, es mi segundo hogar, así que dijimos de probar en la capital”, nos contaba entonces, al tiempo que nos confesaba que lo que le había enamorado de Alejandro era su talento. “Admiro mucho su capacidad de trabajo y de concentración que tiene con su música y a la hora de cantar. También la capacidad de gestionar esa presión, que debe de ser muy fuerte”.

Los objetivos de ¡HOLA” volvían a ser reveladores en esta cuestión. Y, más aún, con lo que hemos sabido a posteriori. Porque, pese a que todo apuntaba su regreso a la ciudad Condal de la cubana dado que el pequeño Max, su hijo de ocho años, ya había sido matriculado en un colegio de la capital catalana, no había en cambio prueba gráfica alguna de la belleza isleña por las calles que diseñara en su día el arquitecto Cerdà que evidenciaran eso, que vive en Barcelona. Hasta esta semana. En las páginas satinadas de la revista hemos podido ver a la joven en su día a día. Bellísima. Bajo unas gafas oscuras y guarecida bajo una gorra de los Yankees de Nueva York para guardar el anonimato aunque, con su esbelta figura y su melena castaña mecida por la brisa, es imposible que no llamar la atención. Raquel era fotografiada en ropa cómoda, de algodón, a modo de chándal, con una camiseta/sudadera en blanco roto “croppada” a tijeretazo limpio por encima del ombligo, sneakers y pantalones cargo. Y con sus dos grandes apoyos en estos momentos flanqueándola: su hijo y también su madre, quien habría llegado de la isla para ayudar a Rachel en esta nueva andadura como mujer soltera y a quien conocimos en abril de 2021 cuando la ex del Y si fuera ella publicó una foto suya por su cumpleaños.

Rachel Valdés HOLA 4117©MADPHOTO PRESS
Rachel Valdés HOLA 4117©MADPHOTO PRESS
Su madre se ha convertido en uno de sus grandes apoyos.

Sin embargo, la misma semana que obteníamos estas instantáneas, Alejandro Sanz actuaba en Barcelona triunfando por todo lo alto ante un Saint Jordi rendido que había colgado el cartel de sold out hacía meses. Las redes delataban un extraño interludio que no tenía lugar sin embargo sobre el escenario, sino en la intimidad de un hotel. Y en esta ocasión, en cambio, ninguno ha confirmado ni desmentido nada pese a que la repercusión mediática del suceso es parangonable con los anteriores episodidos de este intenso y sincopado culebrón. Y es que el sábado, Alejandro publicaría algunas fotos del mar Mediterráneo sacadas desde las ventanas de su hotel, el W. Nada extraño de no ser porque con el mismo encuadre, el mismo pasillo, la misma panorámica… Rachel habría posteado otras instantáneas soschpechosamente parecidas. Tras darse cuenta -followers mediante-, ambos borrarían ipso facto sus reels respectivos.

De esa ensoñación de la redes, Alejandro despertó pronto. El diario El Mundo publicaba que el juzgado de primera instancia número 47 de Madrid, decretaba, con el visto bueno de la Fiscalía, la ejecución de una sentencia dictada contra el artista por la Corte de Miami de hacía dos años, de una la condena por valor de tres millones de euros por unos prestamos impagados, mientras, al mismo tiempo, Rachel seguía deshaciendo -o no- el entuerto de las fotos.

Rachel volvía a entrar en las redes y lo hacía con un melancólico primer plano, apoyada en la barandilla del Centro Gallego cubano, con vistas al Capitolio y una estrofa de la canción Habáname, de su compatriota Carlos Varela. ¿Ubicación? Obvia: La Habana. ¿Era su respuesta a los rumores de segunda oportunidad en la pareja? Porque ese tema tiene un verso que reza tal que así: “Cuando te fuiste lloré, lloré, llore, cuando volviste sonreí, sonreí, sonreí”... Sin embargo, la opinión de que es un juego al despiste de la cubana ha cobrado fuerza. Las ultimas informacines de las que disponemos es la férrea deecisión de la artista plástica en cambiar su residencia, de España por Estados Unidos, mientras que su hijo, eso sí, pasa un tiempo con su padre en Barcelona.


Más sobre