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Cuando Gina Lollobrigida saltó a la política: las claves que llevaron a la actriz a presentarse al Senado italiano con 95 años

Supimos que se presentaba a las elecciones italianas, pero, ¿qué ocurrió con la estrella?

Cuando se hizo pública la noticia, después del asombro del momento y un poco más allá, de las bromas y los memes, es decir, cuando recapacitamos, y los analistas, columnistas y periodistas fuimos a lo serio, se dijo que ‘la mujer más bella del mundo’ había cambiado el amor por la política, cuando no, que se trataba de uno más de sus caprichos. De una excentricidad histórica que sumar a las muchas otras de su vida que, por cierto, ya rayaba el lustro para completar el siglo. Gina Lollobrigida, ‘La Lollo’, la eterna rival de Sophia Loren, la estrella de Trapecio y Elisir de amor, la ex Miss Italia, el amor imposible de Howard Hughes y Rainiero de Mónaco -antes de Grace Kelly, se entiende-…. Se presentaba a las elecciones italianas. Parecía la típica información de vodevil de un país que nos tiene acostumbrados -al menos, en temas de política- a algo parecido a una obra de Ionesco. Porque su sistema multipartidista así lo permite, claro. No hay Ley D’Hont y el voto se atomiza tanto que la representación política en el Parlamento es como un cuadro de Liechtenstein: puntillista. Y así: 1) no haya quien lo gobierne con un mínimo de estabilidad 2) aparecen florituras tan trash como divertidas en su hemiciclo como Cicciolina o Vladimir Luxuria.

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Gina con su estrella en el ‘Paseo de la fama’ de Hollywood.

Hoy, con la ventaja que da vivir en el futuro para aquellas primeras informaciones que se suscitaban a primeros de agosto de este año, sabemos que la ganadora de los comicios del pasado 25 de septiembre fue la hoy Presidente (en masculino) Giorgia Meloni, líder de un partido tan euroescéptico y tan extremo como el de la mujer que casi devuelve a la heterosexualidad a Rock Hudson, o sea, Gina. Pero, ¿qué pasó finalmente con la actriz? ¿Obtuvo su escaño como senadora? ¿Era verdad eso de que había sustituido el amor como motor de sus decisiones personales y ahora se volcaba en la política? ¿O en realidad es que la sístole y la diástole de su corazoncito vibraba una vez más por un hombre, ésta vez con aspiraciones políticas? Es decir, ¿quién es Antonio Ingroia el hombre que dirige su partido y su vida? ¿Qué rol juega en todo esto? En resumidas cuentas, ¿Por qué lo llamaban política cuando realmente volvíamos a decir amor?

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Gina Lollobrigida fue una de las primeras actrices italianas que conquistó a Hollywood.

Por suerte o por desgracia -quizás, mejor, la primera opción-, Gina Lollobrigida no obtuvo el 1% de los votos necesarios para convertirse en senadora. Raro. Porque su circunscripción era la de Latina, la patria chica de Tiziano Ferro, sí, pero también la ciudad que inauguró Mussolini en 1932 y donde Fratelli d’Italia, el partido del Presidente Giorgia, arrasó, obvio, aunque también es cierto que el conglomerado por el que se presentaba la hipotética mujer de Ridau tampoco es que se caracterizara por ostentar una mirada sosegada y democrática. La actriz echó la culpa de su paupérrimo resultado a un contratiempo que no le permitió hacer campaña tal como ella hubiera querido: tuvo que ser ingresada en el hospital por una caída que le provocó la rotura de la cabeza del fémur y fue operada 13 días antes de la llamada a las urnas. “Está bien. Acabo de hablar con ella y estaba viendo una de sus películas en la televisión”, decía a la prensa el Día de la Asunción, Antonio Ingroia, su representante legal, su consejero, el líder de su partido, su abogado en los litigios hereditarios que la maggioratta tiene ad eaternam con sus hijos y nietos que quieren inhabilitarla desde hace ya más de un cuarto de siglo… y, también, su último y rumoreado nuevo huésped de su corazón.

No se preocupen, no vamos a pasar de puntillas por ninguno de los asuntos que acabamos de mencionar porque todo todo todo tiene miga.

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Gina, en el ‘set’ de ‘Trapecio’.

“¿Qué quiere mi hijo? Solo dinero. Quiere la herencia. No lo quiero ver más”. Gina Lollobrigida rompía en lágrimas durante el programa de fin de semana Domenica in. En directo. Esto sucedía seis meses antes de hacerse pública su candidatura. Mara Venier, la presentadora, le pregunta qué es lo que está sucediendo en su familia. No logra entender que sus hijos quieran dejarle sin nada aunque el tema lleva coleando una década. O dos. Ante sí tiene una mujer mayor, dubitativa, nerviosa… Pero perfectamente maquillada -quizás en exceso-, y con un conjunto de collar, pendientes y pulsera en diamantes y esmeraldas que debía pesar un quintal. Pero, claro ¿Cómo no va a ser así? Esa señora nonagenaria que tiene ante sí es, junto a Aída Valli, una de las primeras actrices italianas en convertirse en reinas de Hollywood. “Quiero ser libre -grita la icono de la pantalla-. Mis decisiones son mis decisiones. Y todo lo que tengo es fruto de tantos y tantos años de trabajo y esfuerzo”. Y le da un vahído teatral. De repente, en el set de televisión, aparece su abogado, Antonio Ingroia, a socorrerla. En ese momento, el exfiscal de mediana edad, defiende a la actriz en su contencioso con Javier Rigau, el español que defiende la legitimidad de su supuesto matrimonio. “No puede más. El Papa ya lo ha anulado todo. El problema está en que en el registro civil de Barcelona se encuentra la transcripción del matrimonio. Ahora pediremos la anulación a la Justicia Española”. Era la primera vez que Ingroia aparecía ante el gran público. Poco después, el abogado se haría cargo del proceso por el que Lollobrigida había sido declarada incapacitada por sus hijos. “Presentaremos una instancia para la revocación del administrador judicial con el fin de que la señora Lollobrigida pueda tener plena disponibilidad de su propio patrimonio”. Y el último recurso -después de años- entró en consideración fíjate tú por dónde por lo que la ingente fortuna de la actriz quedaba en un limbo, pero ya no era intocable. ¿Suerte? ¿Casualidad? O ¿La de Pan, amor y fantasía está realmente en suscabales?

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Gina, en el programa de fin de semana ‘Domenica in’.

Muy poco tiempo después de ese lance televisivo, el abogado de Gina funda Italia Soberana y Popular, esto es, el partido de Gina a modo de combinado casi explosivo -políticamente hablando- que, por arte de birlibirloque, aglutina a varias pequeñas formaciones del tipo Partito Comunista, Riconquistare l’Italia, Comitati No Draghi, Rinascita Repubblicana, Italia Unita… que combinan ideologías de todo tipo y condición aunque con un mínimo común denominador: son antisistema, son euroescépticas, todas eran contra gobierno Draghi y, por supuesto, negacionistas… Un experimento que ya sabemos que no tuvo mucho éxito pero que, sin embargo, dispuso del capital suficiente como para presentarse por varias circunscripciones en Sicilia, en Veneto y en Lazio, la región a la que pertenece Latina. Muy poco tiempo tardaron Milko Skofic, hijo de la diva y su nieto Dimitri en denunciar esta nueva situación. Y es que, si bien ya llevaban años acusando al exsecretario personal y amante de la actriz, Andrea Piazzolla, de 34 años, de cargarse el patrimonio de su madre y abuela aprovechándose de su avanzada edad, de una degeneración cognitiva importante y de un mal humor de campeonato, ahora el que estaba sacando tajada, según los familiares, era Ingroia. O sea, el mismo que quería impedir la inhabilitación de la estrella para que: 1) el ex secretario devolviera las propiedades que le habían sido cedidas 2) Ridau devolviera la… 3) disponía de carta de crédito para, ¿montar un partido de alcance nacional así de repente?

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Arriba, Antonio Ingroia. Abajo, la diva italiana con su hijo Milko y la esposa de éste, y su nieto Milko.

“Lollobrigida está perfectamente lúcida, independientemente de algunas medidas judiciales que ya hemos impugnado. Prueba de ello es su candidatura”, declaraba Ingroia a los medios cuando se hacían públicas las listas electorales. “En su lucidez siempre ha sido una embajadora de Italia en el mundo, de la Paz. Creemos que ella puede representar bien la imagen de una Italia que quiere volver a estar por encima del resto, soberana y no sometida. Hay cuestiones de las que ella es testigo directo, como la justicia… O la situación de los ancianos”. Y a decir verdad, es que ésta no era la primera vez que La Lollo abordaba estos temas y para concurrir en unas elecciones…. Era su segunda vez. Tras dejar la pantalla en 1997, la italiana decidió ir a las Europeas del 98. Entonces, lo hacía de la mano de Romano Prodi, que no defendía ninguno de los ideales que ahora enarbolaba Gina, todo hay que decirlo, pero pese a que aún la fama le acompañaba y seguia siendo un mito transalpino con 23 años menos que hoy en día, tampoco obtuvo votos suficientes para ser europarlamentaria. Eso sí, se quedó solo a 10.000 votos y tuvo que conformarse con el título de embajadora de Buena Voluntad de la FAO.

El titular de ‘La Lollo se presenta a las elecciones’ evidentemente dio la vuelta al mundo. La llamada de atención se había conseguido en un abrir y cerrar de ojos. Una cosa así para una formación política recién fundada es casi un milagro. Pero con una estrella de Hollywood en las filas, ¡hombre! era de esperar. Quizás, demasiado. Ingroia debía estar henchido de satisfacción, pero había que corresponder a la prensa que le había regalado los focos. El abogado, ya lo dijo, por su edad y su delicada salud, había que guardarla como oro en paño: nada de mítines y solo algún spot electoral, algún comunicado y entrevistas, las justas. Dio una. Fue a Il Corriere della Sera, y aunque se la trató con objetividad y criterio, éste probablemente sería el problema. “Si soy elegida, lucharé para que el pueblo decida todo: desde la sanidad a la justicia”. “Mi inspiración es Mahatma Gandhi por su forma de hacer las cosas y su rechazo de la violencia. No le conocí, pero fui amiga de su hija, Indira”. “La veía cada vez que Indira venía a Roma. Era una mujer extraordinaria”. “No creo en el atlantismo belicista”. “Mientras tenga energía, la utilizaré para mi país. Italia tiene problemas, quiero hacer algo bueno y positivo” eran algunas de sus amenazas y… no volvió a hablar más. El golpe de efecto empezaba a virarse en contra de La reina de Saba.

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Gina Lollobrigida con su exasistente Andrea Piazzolla.

Máxime cuando entró también en juego Rigau. “Yo tenía necesidad de alguien que me hiciera de caballero en algunas situaciones y él, al comienzo, era una persona muy agradable y primorosa” (ejem) decía la actriz poco tiempo después de anunciar de partir peras en 2006. “Después, sin embargo, cuando llegó el momento de organizar la boda en Nueva York que, por supuesto, pagaba yo, escuché los consejos de mis amigos que me dijeron que no bajara nunca la guardia, y me dije a mí misma: ¿Pero qué estoy haciendo? Y lo anulé todo”. Fueron las explicaciones que dio la diva en aquel entonces. Sin embargo, Rigau nunca permitió que se dijera que no se habían casado. Según él, aún siguen estándolo legalmente. De hecho, sea como fuere, se casaron por poderes en 2010 aunque Gina le demandó por haber celebrado un matrimonio fraudulento sin su consentimiento. O sea que, según la artista, le hizo firmar unos papeles, pero que nunca le dijo que eran para el enlace.

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Gina junto a Javier Rigau en el Baile de la Rosa de Mónaco en 2005.

Resumiendo, en 2022 llegaba el turno para hablar del español y contar la verdad sobre aquella mujer que siempre mantuvo que Rock Hudson siempre estuvo enamorado de ella (sic). Los medios italianos no dudaron en recoger sus declaraciones. Para empezar, que si todo es mentira, que si está incapacitada de medio a medio, que si siguen casados, que si es partidaria de suspender el envío de armas a Ucrania. Que si Gina en privado es súper de derechas. Que si subastó sus joyas en 2013 y lo de fortuna es mucho decir porque “el mismo día que se le abonaron en su cuenta corriente de Mónaco, el doméstico, Piazzolla sacó toda la cantidad entera destino Islas Caimán”... Vamos que su última incursión política podría ser la antesala a un nuevo expolio por parte de su última conquista… No sabemos qué tendrá que decir su enemiga íntima Sophia Loren, pero estamos expectantes porque nunca se han dejado pasar ni una.


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