Meghan Markle, nunca una mujer de la realeza mostró tanto de su vida

En su nueva vida, la prometida de Harry ha tenido que renunciar a sus redes sociales privadas después de haber sido durante un tiempo la 'reina' en Internet con 'The Tig'

por hola.com
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Lo sabemos todo de Meghan Markle. Su día a día, sus momentos de relax con sus perros, sus comidas favoritas, sus distendidas reuniones entre amigos, los rincones preferidos del que fue su hogar en Toronto, sus aficiones... Fue ella misma quien nos hizo partícipes, a través de su blog de lifestyle y de sus redes sociales privadas, de muchos aspectos de su vida. Nunca un miembro de la realeza había compartido tanto. Durante un tiempo, la prometida del príncipe Harry reinó en la Red de Redes con The Tig, su exitoso espacio personal sobre viajes, moda, belleza y gastronomía y al que puso fin hace un año. A principios de 2018, decidió dar un paso más en su camino hacia Kensington y clausuró sus cuentas personales en todas las redes sociales, las mismas en las que llegó a acumular casi dos millones y medio de seguidores. Era una actividad incompatible con su nueva vida como futuro miembro de la Familia Real británica.

¡Adiós actriz, hola princesa! Meghan Markle da un paso más en su nueva vida

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Su carta de presentación viene precedida por su condición de actriz exitosa, de activista, solidaria y feminista, orgullosa de pertenecer a una familia de clase media y de origen afroamericano. Han sido varias las ocasiones en las que Meghan ha dejado evidencias de su marcado compromiso social. Para muestra, un botón: con sólo once años escribió tres cartas trascendentales. Una a la primera dama en aquel momento, Hillary Clinton, otra a la presentadora Linda Ellerbee y la tercera a la abogada feminista Gloria Allred. En ellas, Meghan mostró su malestar sobre un anuncio de televisión de una marca de detergente que consideró ofensivo para las mujeres. Las tres celebrities le respondieron y, sólo un mes después, el fabricante decidió cambiar su spot.  Años después, la prometida de Harry dejó clara su satisfacción por el resultado de su reivindicación. "Estoy orgullosa de ser mujer y de ser feminista", manifestó al recordar la anécdota. 

A finales de febrero, pronunció su primer discurso como futura Windsor, que tuvo un marcado tinte feminista. Aseguró que las mujeres "no necesitan encontrar su voz, porque ya la tienen. Lo que necesitan es sentirse empoderadas para poder usarla y que la gente las escuche". La intención de Meghan, una vez que se convierta en la esposa de Harry, es seguir siendo igual de combativa con aquellos proyectos en los que cree, aunque tendrá que mantener la discreción y prudencia propias de los miembros de la Familia Real británica.

Pero Meghan lo tiene claro. Ya en ese momento dio muestras de la senda que va a seguir a partir de ahora. "Denme un par de meses para ponerme en marcha. Es muy emocionante", afirmó en clara alusión a su intención de continuar, en la medida de lo posible, colaborando con organizaciones y apoyando a colectivos, tal y como ha venido haciendo durante los últimos años. Una de las ONG con la que ha trabajado en los últimos años es World Vision Canada.  Con esta organización llegó a viajar como embajadora a Ruanda e India, entre otros lugares, con el objetivo de ayudar en un proyecto que trata de facilitar el acceso al agua potable. También colaboró con HeforShe, una campaña que lucha por la igualdad de género. Harry y Meghan también han querido que su compromiso social se vea reflejado en su lista de bodas, en la que han incluido varias organizaciones benéficas a las que los novios quieren destinar las donaciones que reciban como regalo por su enlace. 

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Familia desestructurada

Los tiempos han cambiado. Las monarquías también. Y los Windsor no se han quedado atrás. Han acogido de buen grado a Meghan Markle. El soplo de aire fresco que supone en Buckingham ha quedado claro desde el mismo momento en el que se anunció el compromiso de la pareja. A sus 36 años -tres más que su prometido- Meghan Markle es universitaria, como el resto de las princesas y reinas del siglo XXI. Como ellas, carece de árbol genealógico real. En el suyo propio figura una familia desestructurada derivada de unos padres divorciados y de un matrimonio fallido, hecho que también comparte con algunos de los miembros de la realeza del Viejo Continente. 

De nacionalidad estadounidense -aunque en trámites de convertirse en ciudadana británica-, la prometida del príncipe Harry se casó en 2011 con el productor de televisión Trevor Engelson, con el que mantenía una larga relación de siete años. Apenas 24 meses después del enlace, la pareja se divorció. La del próximo 19 de mayo será, sin embargo, el auténtico final soñado de un cuento de hadas para Meghan, toda una princesa del siglo XXI.

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Su padre, Thomas Markle, es un exdirector de iluminación de cine y televisión que se casó en segundas nupcias con Doria Radlan, la madre de Meghan. La prometida del príncipe Harry tiene dos hermanos más, Thomas Jr. y Samantha. Por su parte, Doria es una instructora de yoga y trabajadora social de origen afroamericano que vive en un barrio de clase media en Los Ángeles y que se divorció de Thomas cuando Meghan Markle era muy pequeña. También Harry vivió, cuando solo era un niño, la separación de sus progenitores, el príncipe Carlos y Diana de Gales, en el año 1992

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La situación familiar de Meghan difiere de la de su futura cuñada, la duquesa de Cambridge, quien ha crecido en un hogar en el que los pilares básicos han sido siempre la unión y la estabilidad propias de una familia tradicional, con un matrimonio bien avenido. El príncipe Guillermo ha sido testigo de ello y ha visto en los Middleton todo un remanso de paz. Harry, sin embargo, no gozará de la misma situación, pues las desavenencias familiares y la distancia geográfica impiden esa unidad que tanto han anhelado los hijos de Diana de Gales. 

Sus raíces afroamericanas 

Cuando el nombre de Meghan comenzó a sonar como pareja de Harry, sus orígenes interraciales, su piel morena y sus ojos y cabello negros fueron objeto de todo tipo de comentarios. El Palacio de Kensington tuvo que salir en su defensa al principio de la relación con un comunicado oficial en el que pedía respeto para la actriz. "Su novia, Meghan Markle, ha sido objeto de una ola de abusos y acoso, algunos de ellos públicos (...). El príncipe Harry está preocupado por la seguridad de la señorita Markle y profundamente decepcionado por no haber sido capaz de protegerla", rezaba el mensaje que vino a confirmar el idilio de una forma nada frecuente para el habitual modo de proceder de la Casa Real británica. Precisamente fue la institución, la misma que se ha venido modernizando a lo largo de las últimas décadas, la que tuvo que llamar la atención de la opinión pública y pedir respeto tras las descalificaciones de las que fue objeto Meghan.

Actriz y divorciada

Los Windsor han abierto las puertas de Buckingham a una actriz americana y divorciada. Isabel II, la primera. Desde el principio, la Monarca apoyó al príncipe Harry en su decisión y se mostró muy feliz con el noviazgo de su nieto. El pasado mes de octubre, de hecho, Meghan Markle mantuvo un encuentro con la abuela de su prometido en el que no faltó el té con pastas. Ocurrió en un ambiente informal y fue una cita de la que apenas trascendieron detalles. Eso sí, la Reina debió de llevarse una buena impresión, a juzgar por lo que ocurrió dos meses después: Isabel II invitó a Meghan a pasar las navidades con la Familia Real británica en Sandringham. Un gesto más que significativo hacia la futura esposa de su más querido nieto.

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