Doce vestidos de moda real

Románticos, sofisticados, nupciales, premamás... Trajes que reinaron en 2019

Por Martín Álvarez C.

Nevara, lloviera, brillara un sol (cuando no una luna o unos focos) de justicia, este 2019 se ha vestido de moda real cada día del año en HOLA.com. Reinas, princesas, duquesas… han desfilado por nuestra cabecera roja con todo tipo de trajes para reinar. Parecía misión imposible elegir entre tantos solo doce conjuntos para dar la bienvenida con estilo al nuevo año 2020, que inaugura además una nueva década. Aunque muchos se quedan en la recámara de nuestro archivo de fotos, a punto para otras noticias de glamour, he aquí finalmente doce vestidos:

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La vida a gala

Hemos asistido un año más a tantas alegrías como modelazos. La mayoría de las veces, indisolublemente unidos. Bodas, bautizos, compromisos y cumpleaños reales se han convertido en una verdadera pasarela. La dulce espera ha dejado también looks inolvidables como este vestido premamá de lentejuelas de la Duquesa de Sussex, que firma Roland Mouret. La mujer del príncipe Harry ha demostrado por activa y por pasiva que las tendencias no tienen por qué estar reñidas con el embarazo luciendo brillantes estilismos, a los que siempre acompañaba una mirada de exultante de felicidad. No hay mejor complemento.

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Un sueño en rosa

La Reina declaró su amor a España en el Día Nacional con su vestido más romántico. Un sueño en rosa, firmado por Felipe Varela, diseñador de confianza de la reina Letizia y autor de sus conjuntos más relevantes. La Reina confía en su otro Felipe en las fechas más importantes del calendario español: por su buen criterio, por su buen patrón y por el buen entendimiento entre ambos en tantos años y tantos atuendos. Muestra de su conexión es su encargo para el señalado 12 de octubre, que llenó de elogios la prensa nacional e internacional. Un auténtico flechazo.

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Glamour a través

Máxima de Holanda atraviesa las 365 páginas de la agenda oficial de cada año glamour a través. No hay cita que no merezca un derroche de estilo con todos los elementos de la estampa real: el sombrero, los guantes, las joyas... Así, ataviada con toda la elegancia, ha dado la mejor imagen del reino en su visita a fábricas, invernaderos, mercados ecológicos, colegios… tanto de Holanda como del extranjero en sus viajes oficiales por el mundo. Y, de todas sus llegadas triunfales de este año, esta en la que la reina Máxima inaugura la primera planta de fertilizantes sostenible de Beltrum (Países Bajos), vestida de punta en beis de Edouard Vermeulen (Natan) y coronada con un sombrero máximo de Fabienne Delvigne, nos ha gustado en particular. A nosotros y a los animalillos de la imagen que parecen apreciar su buen porte.

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Otra primera vez

Las primeras veces no se olvidan, pero hay enésimas veces que no pierden ni un ápice de valor. No llueven sobre mojado. Reivindicamos la consideración de lo sucesivo en la dictadura de la novedad con este vestido de la Duquesa de Cambridge que estrenó con gran impacto hace un tiempo. Fue insuperable sí, hasta que este año la Duquesa ha rescatado la creación de la diseñadora brasileña Barbara Casasola y ha sido otra primera vez.

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Reina sin filigranas

Hay personas que lucen el vestido y vestidos que lucen a la persona. La moda con su patrón en boga, con su paleta de colores de la temporada, con sus complementos de tendencia es sin duda una expresión de la personalidad y del momento. La vida oficial pone a disposición ocasiones para todo: para rendirse a la sofisticación, para echar a volar el diseño y para reinar sin filigranas. A su llegada a Argentina, de Hugo Boss, la Reina lució el vestido.

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Con nombre propio

El estilo de Máxima de Holanda es reconocible: lleva su sello. Revaloriza los complementos para convertir lo bonito en sublime. Si jugáramos a quién es quién lleva el vestido, apostamos que nadie fallaría ante un atuendo suyo. No es una elegancia anónima, incluso tal vez llegue a bautizar alguna de sus prendas más fetiches como en su día la princesa Grace diera nombre al icónico bolso Kelly. Todo se andará.

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Coronación de la elegancia

De una boda sale otra y de una coronación… parece que también sale otra coronación. No solo Naruhito y Masako de Japón se coronaron en aquellos días de fastos en la ciudad imperial. Mary de Dinamarca, que tiene nuevos poderes reales, ascendió al trono de la elegancia con una creación de Maria Fekih en la fiesta de cóctel celebrada en honor del recién entronizado Emperador. Un vestido de crepé de lana con apliques dorados que tendrá largo reinado en las veladas de Palacio.

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El lazo del amor

Llegó al fin la boda real que tanto se resistía. Carlota Casiraghi, la princesa más bella del reino, encontró en Dimitri Rassam, amigo de la infancia, a su príncipe encantador tras varias relaciones fallidas. Esta vez sí ataría fuerte sus lazos con el hombre de su corazón en el Palacio de los Grimaldi con un evocador vestido del glamour de Grace de Mónaco, obra de Anthony Vaccarello para Yves Saint-Laurent. Alcanzó el otro extremo de su hilo rojo invisible. Ese que, según la leyenda japonesa, conecta a aquellos que están destinados a encontrarse sin importar tiempo, lugar o circunstancias. Ese hilo, que puede estirarse o enredarse, pero que nunca podrá romperse. Y este año ha hecho una gran lazada con él.

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Princesa azul

Las princesas azules existen en la vida real. Es fácil reconocerlas porque parecen recién salidas de un cuento de hadas con su larga melena y su largo vestido respingado por el viento. La Duquesa de Cambridge era una en la final del torneo de Wimbledon con su nueva adquisición de Emilia Wickstead y sus zapatos de pulsera. Una apuesta ganadora para hacer entrega del trofeo en su categoría masculina, que enfrentaba a Roger Federer y Novak Djokovic y que se saldó con la victoria del serbio en cinco sets. El campeón recibió dos premios: la preciada copa y la felicitación de una princesa azul de verdad.

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Un jardín de glamour

La moda es meterse de lleno en un jardín. La Reina eligió cuidadosamente un ramillete de conjuntos que darían la mejor imagen del reino en su visita de Estado a Argentina y, entre ellos, uno especial con los colores de la bandera del país anfitrión. Para su encuentro de gala con Juliana Awada, primera dama de la elegancia, la reina Letizia se adentró en un campo azur de seda y flores de oro de Carolina Herrera. También Victoria de Suecia escogió para su cita otoñal con Mary de Dinamarca otro jardín de glamour.

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Al abrigo de la elegancia

Este año, en el que han arreciado vientos en contra, la Duquesa de Sussex se ha puesto al abrigo de la elegancia. Arropada por sus maneras de princesa perfecta y un abrigo de Oscar de la Renta a juego, visitaba la sede de Smart Works, una organización benéfica que viste a mujeres sin empleo en su búsqueda de un puesto de trabajo. La mujer del príncipe Harry concilió el chic clásico y el estilo propio con un vestido negro de manga corta de la firma premamá Hatch, que se ceñía a sus nuevas curvas; unos originales pendientes de Kimai, que bailaban a su son, y unos zapatos con estampado de vaca y PVC, de Giovanni Rossi, que dejaron huella. Pura calidez.

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Vie en rose

Y a 2020 le pedimos tantas buenas noticias y tanto glamour como han llegado a nuestra redacción este año: la vida de color de rosa en grandes titulares a toda página. Magdalena de Suecia terminó 2019 dando buen ejemplo al año nuevo luciendo uno de los doce para la gala de los Nobel en su última visita al reino, que como siempre la esperaba con máxima expectación. Un vestido fucsia del diseñador venezolano Ángel Sánchez, que como un espectáculo de fuegos artificiales ponía final feliz a la década con el tono más optimista de todos. El mejor augurio para los próximos diez años.