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Psicología

Nueva guía oficial para prevenir el suicidio en adolescentes: ¿cómo debemos actuar?

Elaborada por la Red AIPIS y difundida por el El Consejo General de la Psicología de España, da indicaciones muy concretas a padres y a educadores

El suicidio es una de las primeras causas de muerte entre adolescentes. Una cruda realidad que avalan las cifras, pues 341 jóvenes entre 15 y 29 años fallecieron por este motivo solo en 2022, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). A esto hay que añadir que los profesionales de la salud mental han observado un descenso de la edad de inicio de conducta suicida. Se trata de unas cifras demasiado altas a las que es preciso prestar atención, pero ¿cómo actuar si sabemos que nuestro hijo, nuestro alumno o cualquier adolescente de nuestro entorno tiene ideas suicidas? Lo primero es saber reconocer las señales de alerta y, ante la más mínima sospecha, tomar cartas en el asunto, pero ¿cómo? Para ello, para ayudar a familiares y a educadores de menores más vulnerables, se acaba de presentar una nueva Guía para la prevención del suicidio en adolescentes.

Esta guía ha sido elaborada por Montserrat Montés y Antonia Jiménez, psicólogas especializadas en este ámbito que son, respectivamente, presidenta y secretaria de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (Red AIPIS) y fundadoras del grupo de familiares y allegados en duelo por suicidio (FaeDS); además, la guía cuenta con el aval de la Oficina Regional de Coordinación de Salud Mental de la Consejería de Sanidad de la comunidad de Madrid, que se ha encargado de publicarla, y del Consejo General de la Psicología de España, que la ha difundido.

 

Señales de alerta de un suicidio inmediato en adolescentes

Las autoras presentan la guía destacando que “el suicidio es prevenible, por lo que la muerte por suicidio es una muerte evitable”. Partiendo de esta afirmación, es fundamental, en primer lugar, saber reconocer que un adolescente está en riesgo de autoprovocarse la muerte. Según detalla la citada guía, estas son las principales señales de alerta:

  • Cambios de comportamiento. Montserrat Montés y Antonia Jiménez advierten que, cuando un adolescente actúa “de un modo extraño que no tiene que ver con su carácter habitual” ya es, de por sí, “es importante responder con rapidez, preguntándole, escuchándole y buscando la ayuda y apoyo necesarios”. Más aún si, además, se da alguna de estas otras señales:
  • Señales de alerta verbales: se expresa de manera negativa sobre sí mismo o sobre su vida, habla a menudo sobre el deseo de morir o sobre el suicidio (bien en persona o bien a través de las redes sociales), si da la sensación de que se está despidiendo, si se encuentra algún escrito en el que pone de habla expresamente de la muerte o del suicidio y si comprobamos que busca información sobre el suicidio.
  • Señales de alerta no verbales: a la del cambio repentino de comportamiento o conducta, hay que añadir, hay que añadir que sospechemos que comienza a consumir alcohol o estupefacientes, que regala objetos importantes para él o ella y que cierra sus redes sociales. Y, aunque a priori pueda parecer lo contrario, también son señales muy importantes el hecho de que se muestre más afectivo de lo habitual (puede ser una especie de despedida para él) o incluso que manifieste una repentina alegría después de llevar tiempo triste o irritable (puede ser indicativo de que ya ha tomado la decisión).
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¿Cómo actuar para ayudar a un adolescente con ideación suicida?

Cuando somos conscientes de que el adolescente tiene ideación suicida (o si sospechamos de ello), es fundamental seguir unas pautas de actuación muy claras que la guía detalla así:

1º “Hacer algo ahora”. Hay que hacer algo y hay que hacerlo ya, recalcan las autoras de la guía. No hay vacilaciones que valgan: es esencial “tomar las amenazas o comentarios en serio y preguntarle si está pensando en el suicidio y si tiene algún plan”. Ante la más mínima duda, “busque urgentemente ayuda si la necesita llamando al 112 o 061 o lleve a la persona al Servicio de Urgencia más próximo”.

2º Hablar con el adolescente. No podemos dejarlo pasar. Ante cualquier sospecha o evidencia, debemos acercarnos y hablar con él o con ella y “escuchar siempre desde el respeto, con sensibilidad y comprensión. Dejar que se expresen libremente, no interrumpir su relato, sin reprimendas, respetando sus silencios y mostrando atención e interés. Diga cosas como ‘Aquí estoy para ayudarte’, ‘Cuéntame’, ‘Te escucho’, ‘Hablemos’ y ‘Estoy aquí por ti’”.

3º Mantener la calma. Reconocer las señales de alerta o sospechar que puede tener ideación suicida puede hacer que al adulto le invada el pánico. Si ya de por sí es difícil saber cómo proceder en una situación así, el miedo atroz puede bloquearnos, de modo que es fundamental mantener la calma; por el contrario, el mostrarnos espantados “no hará sino poner distancia entre los dos”. Esto pasa por saber que, si no somos capaces de brindale el apoyo que necesita a causa del miedo que nos provoca a nosotros mismos, debemos pedir ayuda a alguien de confianza.

4º Transmitirle que nos importa. Es importante tranquilizar al adolescente y hacerle saber que no está solo y que nos importa. “Pase algún tiempo con esa persona, anímele a hablar de cómo se está sintiendo, identifique a quien podría pedir apoyo y anime a la persona para que acepte tener apoyo también más adelante”.

 5º Adoptar medidas de seguridad. Si sospechamos de que un adolescente tiene ideas suicidas, debemos apartar de su alcance cualquier medicación u objeto que pudiera utilizar a tal fin, así como alejarlo de lugares peligrosos y evitar dejarle solo o sola, especialmente si está en una crisis. Si está en un riesgo elevado, “busque ayuda inmediatamente llamando al 061, 024 o al 112 y ayúdele a mantenerse a salvo hasta que llegue la ayuda especializada”.

6º “Decidir qué hacer”. Es de gran utilidad comentar con el afectado qué decisiones tomar para superar esta situación, así como involucrar a otras personas significativas para el adolescente. “Podría necesitar contar con más ayuda (compañeros, otros familiares, educadores, amigos cercanos u otras personas) para convencer a la persona para buscar ayuda profesional. Solo compartiendo esta información puede asegurarse que la persona tenga la ayuda y apoyo que necesita”.

7º Buscar ayuda profesional. En una situación así, es imperativo el apoyo de un profesional de la salud mental. En caso de no saber dónde acudir, se puede consultar al médico de atención primaria, a los educadores del adolescente o al servicio de orientación de su centro educativo o bien a Servicios Sociales o a servicios de ayuda telefónica.

8º Pedir al afectado un compromiso. “Intente pedir a la persona que se comprometa a no callar su malestar y preocupación y a hablar con alguien si vuelven las ideas de suicidio”, recomiendan Montés y Jiménez en la guía. “Que busque ayuda”.

 9º Cuidarse también a uno mismo. La propia guía pone de manifiesto lo difícil que apoyar a alguien que tiene ideas suicidas: “es emocionalmente agotador”. Por eso es fundamental no hacerlo solo y “buscar a alguien con quien hablar”.

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