¿Es la leche tan mala como la pintan?

Cada vez están más extendidas las intolerancias a la lactosa, y se cree que la leche podría ser la causante de la hinchazón y de otras molestias físicas. ¿Qué hay de cierto en todo esto?

Por Cristina Soria

La leche ha pasado por todo tipo de épocas: en algunas ha sido un alimento considerado como necesario e indispensable, y en otras ha sido vilipendiado y considerado como el causante de muchos de nuestros males.

¿La leche produce más mucosidades o hinchazón?

Que la leche produce mucosidades es una creencia muy extendida, sobre todo en los últimos años. Por esa razón, popularmente se comienza a limitar su ingesta cuando padecemos de cualquier dolencia que nos produce mocos, bien sea un proceso gripal o un resfriado. Porque, en esos casos, lo último que queremos es favorecer la mucosidad.

Para darle una solución a esta creencia se realizó un estudio muy pertinente desde el servicio de medicina de familia de la Universidad de Adelaida, en Australia. Esta investigación se centra en las relaciones entre la leche y la producción de mucosidades con afecciones mucosas.

Se pidió ayuda a 60 voluntarios, que habían sido diagnosticados con rinovirus y que mostraban síntomas diarios de dificultad respiratoria producida por mucosidades, y se les segmentó en grupos que consumieron leche de varias clases, con más o menos grasas. De estos 60, 10 no tomaron nada de leche, ni lácteos de ningún tipo, durante este experimento observativo.

El resultado de esta investigación concluyó que ni los voluntarios que tomaron distintos tipos de leche mostraron un aparente empeoramiento por consumirla, ni los que no lo hicieron demostraron tener menos. Según este estudio, la leche no produce mucosidades añadidas, y tampoco produce hinchazón, como también se le atribuye. Solo en voluntarios con alergia o intolerancia a la lactosa se encontraron casos de este tipo.

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¿La leche arrastra los fármacos con los que han sido tratadas la vacas?

En la ganadería intensiva es común que se administren fármacos a las vacas para mantener estable su salud y para garantizar que la producción de leche es la adecuada y se mantiene bajo unos márgenes rentables. Este hecho produce que muchas reses sean medicadas con antibióticos u otro tipo de compuestos para asegurar su salud. Y es razonable que este hecho pueda generar desconfianza sobre la leche.

Sin embargo, existe una prohibición general a que los alimentos procedentes de la ganadería puedan arrastrar en su composición fármacos o residuos derivados de estos, incluso hormonas. Los controles de calidad y el seguimiento de las administraciones garantizan que esta situación no puede darse y que todos los protocolos para detectarlos están en marcha. Además, la propia Unión Europea prohíbe que los animales hormonados formen parte de la producción alimentaria, ya sea para leche como para carne.

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¿La leche es un alimento que produce intolerancia?

Los productos lácteos han pasado de ser catalogados como un básico de obligado consumo en todo hogar saludable, a ser la causa de muchos males, entre ellos las alergias. Según las autoridades médicas, cómo la leche nos puede afectar respecto a las alergias y las intolerancias no es muy distinto a cualquier otro alimento, pues su consumo no puede producir esa reacción, sino que es nuestro organismo el que desarrolla de forma espontánea esa intolerancia, consumamos leche o no.

Cuando nos referimos a alergias o intolerancia no estamos hablando de lo mismo. Una alergia produce un efecto mucho más perjudicial, y es el resultado de que nuestro organismo pretenda defenderse de un elemento que considera hostil. Por el contrario, la intolerancia es una dificultad de digestión, y se da sobre todo en adultos que pierden la capacidad de producir lactasa, que es una enzima del aparato digestivo dedicada al proceso de azúcares.

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