La felicidad, una receta inmejorable para la prevención de enfermedades

Según diversos estudios científicos, el hecho de mantener un estado de ánimo positivo ante la vida ayuda a reducir el estrés y el riesgo de padecer afecciones cardíacas

Por hola.com

¿Sabía que la felicidad se puede medir con parámetros puramente biológicos? Esto es al menos lo que han intentado demostrar, y con éxito, dos biólogos de la University College de Londres a través de un curioso experimento cuyas resoluciones acaban de ser publicadas recientemente. Para su investigación, estos científicos tomaron una muestra de 216 personas y midieron su grado de felicidad en base a anotaciones que los propios participantes iban elaborando. Posteriormente se determinaron en cada individuo una serie de marcadores físicos como la concentración de cortisol (conocido como la hormona del estrés), la hipertensión, la tensión arterial y el ritmo cardíaco. ¿Los resultados?, sorprendentes:

Según las conclusiones de este estudio, las personas apesadumbradas o de actitud neutra segregaron hasta en un 32% más la hormona del estrés que quienes se mostraban felices. Asimismo, las pulsaciones (ritmo cardíaco) era superior entre los pesimistas que entre quienes permanecían optimistas, lo que en un futuro podría suponer un aumento de riesgo cardiovascular.

Algo que viene a corroborar las tesis de estudios anteriores en los que ya se apuntaba la relación directa entre el estado de ánimo y el estado de salud (cuántas veces hemos escuchado, por ejemplo, que quienes tienen una actitud positiva se recuperan con más rapidez de las enfermedades y que un carácter depresivo también tiene repercusiones negativas sobre el estado físico de una persona).

"Sí, pero es más fácil ser feliz si se cuenta con una estabilidad sentimental y con una cuenta corriente abultada...", pensará más de uno. Pues, aunque evidentemente esto ayuda, no es lo único importante. Basta con comprobar cómo la felicidad de los participantes del estudio elaborado por los biólogos de la University College no dependía del estado civil, ni de la edad, ni del nivel socioeconómico. Y es que, según parece demostrado, una vez que las necesidades básicas del individuo están cubiertas, lo demás es cuestión de actitud, rodearse de personas queridas y, llegado el caso, ver la botella medio llena en lugar de medio vacía. Sin duda, una alternativa mucho más sana y saludable que todas las pastillas y fármacos del mundo.