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Lagunas glaciares, inmensos bosques de pino silvestre y cielos abarrotados de buitres leonados. Templos románicos, castillos, palacios reales y monasterios. Calzadas holladas durante siglos y senderos perfectamente señalizados. Imposible extraviarse en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Para compensar las calorías quemadas en el monte, ¿qué tal un cocido madrileño de 15 platos?

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El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (parquenacionalsierraguadarrama.es) es el cuarto mayor de España y uno de los más visitados. Razones hay para hacerlo, muchas más de 10. Estas montañas de Madrid y Segovia son modestas en altura (2428 metros la mayor, Peñalara), pero no las hay más ricas en historia, en literatura, en arquitectura, en gastronomía… Hasta el agua es excelente. Por algo los reyes eligieron El Escorial, a un lado, y La Granja, al otro, para pasar largas temporadas.

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CALZADAS DE LA FUENFRÍA

Calzadas, porque son dos los caminos históricos que atravesaban y atraviesan la sierra por el puerto de la Fuenfría, en Cercedilla: la calzada romana, del siglo I, y la borbónica, construida más o menos sobre la anterior en el XVIII para que los reyes pudieran ir a su nuevo palacio de La Granja. Como ambas están señalizadas y hay un centro de visitantes en el valle de la Fuenfría para informarse bien sobre ellas, se puede subir por una y bajar por la otra sin ningún problema en un par de horas, parando para admirar los viejos puentes, los altos pinos y los corzos que triscan por doquier.

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COMO REYES EN LA GRANJA

En la vertiente segoviana de la sierra está el palacio de La Granja (patrimonionacional.es), al que llega la calzada borbónica. En visitar el palacio, sus jardines y sus fuentes se puede emplear media mañana. La otra media será para descubrir la Real Fábrica de Cristales (realfabricadecristales.es) y, por la tarde, dar una vuelta por el pinar de Valsaín y el alto Eresma, como hacían los reyes. Por la noche, para cenar y dormir ningún lugar mejor que el Parador de La Granja (parador.es), ubicada en la que fue Casa de los Infantes.

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LA «PISCINA INFINITA» DE PEÑALARA

Acurrucadas junto a la cumbre más alta de la sierra, Peñalara, hay varias lagunas de origen glaciar: la Grande, que es la mayor y la que visita todo el mundo dando un cómodo paseo de dos horas y media (incluida la vuelta por el mismo camino). Un poco más lejos están las Cinco Lagunas y la de los Claveles. Y andando aún más (cinco horas, ida y vuelta), se llega a la de los Pájaros (en la imagen), la más alta y bella, cuya orilla nororiental se funde visualmente con el cielo, como si fuera una piscina infinita. Los senderos parten del puerto de los Cotos, donde hay un centro de visitantes del parque nacional.

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DULCE PAULAR, DULCE RASCAFRÍA

A 2 kilómetros de Rascafría (rascafria.org), rodeado de vetustos chopos y de las aguas dulcísimas del alto Lozoya, se alza desde 1390 el monasterio del Paular (monasteriodeelpaular.com), que siempre fue una visita imprescindible, pero más desde que recuperó en 2011 los 52 grandes lienzos de Carducho que decoran su claustro gótico. Otro dulce recuerdo que nos llevaremos de Rascafría es el chocolate del obrador San Lázaro (chocolatenatural.com), donde hacen productos de primera con pasta y manteca de cacao, sin colorantes ni conservantes, a la vista de todos, detrás de una cristalera.

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MANZANARES Y LA PEDRIZA

En Manzanares El Real, el más madrileño de los ríos lame nada más nacer el castillo que construyeron los Mendoza a finales del siglo XV y la Pedriza, «escombrera de castillos de mano de Dios, naturales», que dijo Unamuno. El castillo humano fue diseñado por Juan Guas con un elegante patio porticado y mucho adorno, como un palacio. En cambio, el otro castillo, el divino, el natural, es un lugar escalofriante, un laberinto de formidables peñas de granito donde, tras informarse en el centro de visitantes que hay en la entrada, uno puede perderse.

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ROMÁNICO Y CAÑONES DEL PIRÓN

El río Pirón, afluente del Cega, que a su vez lo es del Duero, baja por la ladera segoviana de la sierra enhebrando, como si fueran las cuentas de un rosario, encantadoras iglesias románicas. La más bella, sin duda, la de Sotosalbos. En Peñarrubias de Pirón, además de una ermita románica preciosa, hay un fantástico sendero circular que recorre los cañones de los ríos Pirón y Viejo. Se describe en segoviasur.com. Más que Monte (masquemonte.es) ofrece alojamiento y sendas guiadas.

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NAVEGAR EN EL DURATÓN

Pasear en Sepúlveda por las hoces del Duratón está muy bien. Es lo habitual. Lo extraordinario es navegar en piragua al pie de los inmensos paredones de roca gris y anaranjada, en medio de un silencio de cripta, sin más compañía que los buitres que forman en estos cortados la mayor colonia del mundo: unas 700 parejas. Naturaltur (naturaltur.com), Hoces del Duratón (hocesduraton.com) y Bocanada (duratonaventura.com) lo organizan todo el año. Un recorrido de 3 a 4 horas (mañana o tarde), en piraguas biplaza y con guía, sale por 25 € los adultos y 15 € los niños.

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SIETE PICOS EN TREN…

El tren Cercedilla-Cotos no es un ferrocarril de cremallera ni un tranvía, aunque lo llamen así, el Cremallera y el Tranvía. Tampoco es un simple Cercanías, por mucho que forme parte de la red madrileña. Es un ferrocarril eléctrico de vía estrecha con pendientes considerables, de hasta el seis por ciento, que desde 1923 trepa al puerto de Navacerrada y desde 1964 hasta el de los Cotos, atravesando los pinares y contrafuertes de la escarpada cara sur de Siete Picos. Cuesta 17,60 €, ida y vuelta. Es como un viaje en el tiempo cien años atrás, cuando nevaba el triple y no había otra manera de subir en invierno a ningún puerto.

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… O CON RAQUETAS DE NIEVE

Por la cara contraria de Siete Picos que la que «escala» el tren, la norte, la segoviana, discurre el camino Schmidt, un sendero de hace un siglo también, bastante llano y muy bien señalizado, que en invierno es ideal para andar con raquetas de nieve. Perfecto es el tramo de cuatro kilómetros que va del puerto de Navacerrada al collado Ventoso, donde los pinos acumulan tal cantidad de nieve que parecen algodones de azúcar. Gaia (gaialamontanasostenible.com) organiza rutas para adultos y otras pensadas para familias (niños, 10 €; adultos, 20 €), que incluyen guías, raquetas y juegos en la nieve.

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OTOÑO EN EL ESCORIAL

Imprescindible, el monasterio de San Lorenzo de El Escorial (patrimonionacional.es). Por supuesto. Pero antes o después, visitaremos el bosque que lo rodea, el de la Herrería, un robledal que en otoño resplandece de hermosura. Para reponer energías, el cocido de 15 platos de El Charolés (charolesrestaurante.com) y las típicas bizcotelas (bizcocho y yema bañados en chocolate) de Paco Pastel (plaza de la Constitución, 10).

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