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PALACIO REAL, MADRID

Residencia real desde Carlos III hasta Alfonso XIII, la visita al gran monumento que preside la plaza de Oriente es como hacer un viaje por la Historia de España. Su acceso se realiza por la plaza de la Armería, que queda frente a la catedral de la Almudena y donde se puede asistir al cambio de la guardia real y, el primer miércoles de cada mes, a la ceremonia del relevo solemne. El recorrido por su interior, con 3000 estancias, permite admirar la Real Cocina, el ejemplo mejor conservado de las residencias reales europeas, la Real Armería, considerada una de las colecciones más importantes de su género, y una destacada colección de pintura, entre las que se encuentran obras de Velázquez, Goya, Caravaggio o Sorolla.

Entrada: 12 €

Más información: entradas.patrimonionacional.es

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PALACIO AMALIENBORG, COPENHAGUE

Desde Nyhavn, el Puerto Nuevo (o viejo, más bien), un pequeño canal con inconfundibles edificios de fachadas de colores, donde hacer las mejores fotos de la ciudad, apenas hay diez minutos de caminata hasta Amalienborg, el palacio donde vive la familia real, aunque en realidad son cuatro palacios en torno a un patio octogonal. Ejemplo de la mejor arquitectura danesa, si se tiene suerte, se puede coincidir con la ceremonia del cambio de la guardia o, tal vez, con la entrada o salida de príncipes y princesas. Frente él queda el imponente edificio de la Royal Danish Opera, muy frecuentado por la familia real.

Entrada: 14 €

Más información: kongernessamling.dk

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PALACIO REAL DE BRUSELAS

Ha pasado más de un siglo desde que los reyes belgas no residen en este palacio situado junto al parque de Bruselas, en la parte alta de la ciudad, a escasos minutos de la Grand Place, aunque sigue siendo la sede oficial de la monarquía, reservada para eventos, reuniones y habitaciones para jefes de estado invitados. Una construcción levantada a principios del siglo XIX y sucesivamente remodelada que solo se puede visitar en los meses de verano. Si al pasar por su puerta la bandera de Bélgica está alzada, es porque el rey está en palacio.

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PALACIO DE BUCKINGHAM, LONDRES

El que fue en sus orígenes un petit hotel pasó a ser la residencia oficial de la monarquía británica con la llegada al trono de la reina Victoria. Todo un icono de la capital británica, especialmente el cambio de guardia, porque sus lujosas estancias interiores y sus bellos jardines solo están abiertos al público en contadas ocasiones. Sus salas son una verdadera pinacoteca en la que admirar obras de Van Dyck, Rembrandt, Rubens o Canaletto.

Entrada: 29 € (salones reales), 52 € (gran tour)
Más información: rct.uk/visit

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PALACIO REAL DE DROTTNINGHOLM, ESTOCOLMO

Gamla Stan es una pequeña isla que acoge la ciudad vieja de Estocolmo, uno de los centros históricos mejor conservados de Europa y también animado gracias a las tiendas, restaurantes y coloridos edificios medievales que se abren a sus encantadoras calles adoquinadas. Es aquí donde se levanta la residencia oficial de los Reyes de Suecia, uno de los palacios más gran de Europa. Más de 600 estancias se reparte por esta joya monumental en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, en cuya visita se recorren los apartamentos reales, el Museo de Antigüedades, el tesoro y la Armería Real. Cada día tiene lugar el cambio de guardia a su entrada.

Entrada: 14 €

kungligaslotten.se (gratuita con el Stockholm Pass)

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PALACIO REAL DE ÁMSTERDAM

Frente a la plaza Dam, el que fuera construido como ayuntamiento de la ciudad en el siglo XVII se convirtió en residencia real con Luis Bonaparte, hermano de Napoleón y ahora es uno de los cuatro palacios oficiales el rey Guillermo y la reina Máxima de Holanda. En su interior, la colección más completa de mobiliario y decoración de estilo Imperio del mundo, con casi 2000 piezas

Entrada: 10 €

Más información: artsandculture.google.com

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PALACIO DE SCHÖNBRUNN, VIENA

Es, junto al de Hofburg, una visita imprescindible en Viena. Este, un enorme conjunto arquitectónico que fuera residencia de los Habsburgo durante más de 600 años, acoge los apartamentos imperiales, varios museos –entre ellos el de Sisi–, la Biblioteca Nacional Austriaca, la Escuela de Equitación y hasta el despacho del presidente de Austria. El de Schönbrunn era la residencia de verano de la familia imperial y, entre sus estancias más llamativas, destacan la Gran Galería, el salón Chino circular, el salón Chino Azul o el del Desayuno. El Museo de Carruajes y los jardines infinitos que coronan la colina donde se emplaza se disfrutan al salir de palacio. Asistir a un concierto en él, es un plus a la visita.

Entrada: 20 € (acceso gratuito con el Vienna Pass)

Más información: schoenbrunn.at

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PALACIO REAL DE OSLO

En el barrio de Christiania, la residencia oficial de los monarcas suecos ya no se utiliza como residencia sino como lugar de trabajo y actos importantes de la familia real, como la celebración posterior a la boda de los príncipes Haakon y Mette Marit. Desde finales de junio y hasta agosto se puede hacer una visita guiada a sus dependencias, si se acude en otra época, queda la opción de acercarse hasta aquí para contemplar el balcón desde el que los novios saludaron a los noruegos y, de paso, asistir al cambio de la guardia real que tiene lugar cada día a las 13,30 o a alguno de sus desfiles. En 2017, los antiguos establos del palacio se renovaron y se convirtieron en un espacio artístico multiusos.

Más información: kongehuset.no

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PALACIO DE LOS GRIMALDI

Desde hace más de dos siglos es el palacio de los príncipes de Mónaco, aunque data del siglo XIII. Además del patio principal, con su escalera que lleva a la Galería de Hércules, la visita a su interior recorre los apartamentos de estado. A su alrededor, los preciosos jardines de St. Martin, desde donde se domina una vista espectacular de la Costa Azul. El palacio preside el casco antiguo de la ciudad, de estrechos callejones, que conducen a las pintorescas plazas de Saint Nicolas y Bosio, a la capilla de la Misericordia, al palacio de Justicia y a la catedral.

Entrada: 10 €

Más información: palais.mc

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PALACIO GRAN DUCAL DE LUXEMBURGO

Como el de Ámsterdam, el Palacio Gran Ducal también fue levantado para acoger el ayuntamiento, y después la sede principal del Gobierno de Luxemburgo. Hoy en él están las oficinas privadas de los duques y entre junio y finales de agosto se abre a las visitas guiadas para conocer sus salones de estado, entre ellos el Salón Amarillo, en el que se emite el saludo de Navidad del monarca.

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