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CASTILLO DE LOARRE

La fortaleza románica mejor conservada de toda Europa se alza a cinco kilómetros del pueblo de Loarre, sobre un peñasco que domina toda la hoya de Huesca y que en aquellos tiempos era la frontera entre cristianos pirenaicos y musulmanes oscenses. Su capilla real es la joya del castillo, una magistral obra del románico aragonés. Siempre fue un lugar muy visitado, pero desde que Ridley Scott rodó aquí El reino de los cielos nadie quiere perdérselo.

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CLAUSTRO DE SAN JUAN DE DUERO

En Soria y al pie del enigmático Monte de las Ánimas, donde Bécquer encontró argumento para algunas de sus leyendas, este antiguo monasterio de la orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén requiere toda la atención por su claustro de arcos entrelazados abierto al cielo, único por su variedad de estilos e influencias, y su iglesia, austera, pero con dos templetes que más parecen obra de bordadoras que de picapedreros.

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SAN CLEMENTE DE TAÜLL

Por su torre exenta de seis pisos de altura, es la más icónica –junto con la de Santa Maria– del que es uno de los conjuntos de arquitectura medieval más bellos y reconocidos de toda Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Lo forman ocho iglesias y una ermita construidas hace más de ocho siglos por canteros lombardos en el Pirineo de Lleida. Para entender el conjunto hay que visitar el Centro del Románico del Valle de Boí, situado en Erill la Vall.

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COLEGIATA DE TORO

Toro se asoma al Duero desde un balcón de privilegio, justo en el mismo lugar en el que se encuentra su monumento más emblemático: la colegiata de Santa María la Mayor, un templo colosal con uno de los pocos pórticos que conserva su policromía original y un cimborrio similar al de la catedral de Zamora.

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SAN ISIDORO DE LEÓN

En la ciudad de León, el panteón de los Reyes de la basílica de San Isidoro es una verdadera Capilla Sixtina del románico. Un espacio maravilloso decorado con pinturas al fresco en el que se enterraron nada menos que 11 reyes, 12 reinas además de un buen número de infantes y nobles. La Anunciación, la Santa Cena, la Crucifixión o el Apocalipsis de San Juan son alguna de las escenas magníficamente conservadas en el mismo lugar para el que fueron creadas.

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SAN JUAN DE LA PEÑA

Sobre un pequeño eremitorio situado en un verde paraje del Pirineo aragonés se levantó en el Medievo este monasterio cuyo original claustro románico bajo la oquedad de la roca sirvió como primer panteón de los reyes aragoneses. Del conjunto monacal románico también forma parte el monasterio Nuevo, que acoge dos centros de interpretación y una hospedería. Por aquí discurre el Camino de Santiago aragonés, y por aquí pasó el Santo Grial, la copa en la que bebió Cristo durante la última cena.

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SANTA MARÍA DE EUNATE

Solitaria, en un llano, se alza la iglesia de Santa María de Eunate, uno de los templos más bonitos del Camino de Santiago. Todo es misterio alrededor de este edificio románico navarro, desde su origen hasta sus formas. Llama la atención su galería exterior, formada por arcos construidos en dos épocas y diferentes estilos y su enigmática geometría. Aquí se viene buscando silencio y tranquilidad y a intentar descubrir sus misterios.

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SANTA MARÍA DE RIPOLL

Una biblia de piedra. Así es la portada del siglo XII de este monasterio de Girona que llegó a ser un centro religioso y cultural de primer orden. Además de esta gran protagonista, una de las grandes piezas escultóricas del románico europeo, también destaca el templo románico amplio y majestuoso y el scriptorium, con una gran producción literaria. Durante años sirvió de panteón de los condes de Besalú y de Girona.

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