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VALLE DE IRUELAS (ÁVILA)

Iruelas es un valle sorprendente. Tiene de todo: una naturaleza desbordante, mucha agua y hasta un rey, el buitre negro. Montes tapizados del verde de los pinos, cumbres suaves de granito, barrancos, gargantas, berrocales y aguas, las del río Alberche, remansadas en el pantano del Burguillo, brindan, en las estribaciones de Gredos, un espacio ecológico para todo tipo de aventuras: recorridos senderistas, caminos para hacer trekking, paseos a caballo por las riberas de los ríos, rutas en piragua… La senda Botánica y la del Cerro de la Lancha de las Víboras son algunas de las más cortas y fáciles, más tiempo lleva la subida al puerto de Casillas para luego continuar hacia el Cerro de la Escusa el Pozo de la Nieve. En la zona de Las Cruceras se encuentra la oficina de información del valle.

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CAÑÓN DE CARACENA (SORIA)

A Caracena hay que ir, es complicado llegar por casualidad. Tal vez sea este uno de los mayores encantos de este pueblo soriano. Pero Caracena también es un río, humilde. Y, como sucede con otras corrientes minúsculas, se ha labrado un cañón que, desde luego, merece un paseo. Son 6 kilómetros que enlazan con Tarascueña y permiten admirar en su ensanchamiento dos gigantescos mogotes rocosos conocidos como Los Tolmos.

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OJO GUAREÑA (BURGOS)

Al norte de la provincia de Burgos, el monumento natural de Ojo Guareña es uno de los complejos kársticos más extensos de España y del mundo. Un conjunto de 18 cuevas a distintos niveles conectadas entre sí a lo largo de más de 100 kilómetros de longitud. Desde la Casa del Parque, en Quintanilla del Rebollar, se ofrece información para visitar las cueva-ermita de San Bernabé y la cueva Palomera.

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CASTILLO DE ÍSCAR (VALLADOLID)

El castillo de Íscar, en Valladolid, es hoy, sobre todo, su torre del homenaje, que domina desde lo alto una vasta extensión de pinares y se comunica en lontananza con el de Coca o el de Portillo. Se levantó a finales del siglo XIII, pero fue reformado con ahínco en el XV. Entre la sordidez de los muros, aguarda la sorpresa de una lúgubre mazmorra. A lo largo de todo el año ofrece una programación cultural y gastronómica y en su patio de armas acoge una cervecería que elabora cerveza artesana.

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CASCADA DEL POZO DE LOS HUMOS (SALAMANCA)

Al vapor desprendido por el fuerte impacto del agua contra las rocas hace alusión el nombre de esta preciosa cascada del parque natural de Arribes del Duero. Una gigantesca cola de caballo que salta por un cortado rocoso y es visible desde los miradores de Pereña y Masueco.

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HOCES DE VEGACERVERA Y CUEVA DE VALPORQUERO (LEÓN)

La Reserva de la Biosfera de Los Argüellos, en la Montaña Central leonesa, esconde unas maravillosas formaciones kársticas alrededor de los pueblos de Vegacervera y Valporquero. Las primeras son un sobrecogedor ejemplo de cómo un pequeño río de montaña ha tallado durante milenios la piedra caliza para crear paredes verticales de más de 100 metros de altura. Un poco más allá, la cueva de Valporquero es una de las cuevas visitables más grandes de España, además de una maravilla natural por la variedad de sus formaciones y sus espacios, como la Gran Rotonda, la Gran Vía o a la sala de las Maravillas.

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HOCES DEL RÍO RIAZA (SEGOVIA)

Entre los pueblos segovianos de Montejo de la Vega de la Serrezuela, Valdevacas de Montejo y Maderuelo, el espinazo central del parque natural de las Hoces del Riaza son sus 12 kilómetros de cañón que median desde el embalse de Linares y la localidad de Montejo.

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VILLAS ROMANAS (PALENCIA)

En Palencia se puede hacer un viaje al pasado por sus villas romanas. Un recorrido que pasa por el Aula Arqueológica de Pisoraca, la próspera ciudad romana que dio origen a Herrera de Pisuerga; continúa hacia Pedrosa de la Vega, donde, en medio de la campiña, se encuentra la villa de La Olmeda, en la que admirar los mosaicos que cubren la mayor parte de habitaciones de esta gran mansión romana. Y tiene su tercera parada en Quintanilla de la Cueza (en la imagen), cuya villa de finales del siglo III también sorprende por sus bellos mosaicos.

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LAGUNAS DE VILLAFÁFILA (ZAMORA)

A unos cuarenta kilómetros de Zamora, entre noviembre y marzo, miles de aves llegan a estas lagunas huyendo del frío siberiano en busca de temperaturas más suaves y aguas menos heladoras. Para descansar o emparejarse, se quedan en este espacio natural protegido durante el invierno antes de regresar a las tierras más frías del norte de Europa al comienzo de la primavera. Tanta es la atracción que acapara que las lagunas albergan la mayor concentración de avutardas del mundo, con más de 3.000 ejemplares, todo un espectáculo, pero también se ven, mejor con prismáticos, el ánsar común, el ánade friso, grullas… En la reserva natural hay varios observatorios de fauna y también se puede visitar la Casa del Parque y el Parque de Fauna. El recorrido más habitual se hace a pie rodeando la Laguna Salina Grande.

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