El Salto del Ángel es la gran atracción del Parque Nacional de Canaima, esa porción de naturaleza superlativa situada al sureste del país, en los límites con Guayama y Brasil e incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Y Daniel Illescas ha tenido la fortuna de descubrirla acompañado de su pareja, la modelo e influencer Katia Gutiérrez‑Colomer, a la que ha dedicado unas bonitas palabras: “Explorando, viajando, conociendo… pero lo mejor: compartiéndolo contigo”.
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Con casi un kilómetro de caída libre, el atronador torrente que forma la catarata más alta del mundo se derrama desde el inmenso Auyan Tepui, uno de los cientos de tepuyes, esas peculiarísimas mesetas elevadas de cima chata y paredes verticales que se elevan hasta los 2000 metros de altura y caracterizan este privilegiado espacio de la selva amazónica. Despertar en una de estas montañas –las más antiguas del planeta, formadas hace unos 400 millones de años– ha sido cumplir un sueño irrepetible para el influencer, porque dice “nada se siente igual cuando te atreves a vivirlo de verdad”. La sensación de estar rodeado por un paisaje casi intacto por la mano humana le proporcionó momentos de asombro absoluto y una conexión profunda con la naturaleza.
Así “con la mente en modo tropical” y “todos los permisos autorizados” se empieza a descubrir el Salto Ángel, que con sus 970 metros, es 15 veces más alto que las cataratas del Niágara y casi tres más que el Empire State de Nueva York. Hay diferentes formas de acercarse a él, la más habitual es en lancha o en una curiara, la piragua tradicional de los indios que habitan en la zona, y navegar río arriba en busca del salto de agua. Pero más emocionante es contemplar su espectacularidad desde una avioneta o un helicóptero.
No es, sin embargo, la única de las cascadas del inmenso Parque Nacional de Canaima –más grande que Galicia, que se extiende a lo largo y ancho de unos 30.000 kilómetros cuadrados, otras también accesibles son el Hacha, el Sapo, Ucaima… por las que incluso se puede pasar bajo su cortina de agua. Ni el Auyan Tepui el único de los tepuyes, también famosos son los de Roraima, Chimata y Kukenán.
Pero este espacio protegido, al que se llega en avión en un par de horas desde Caracas, ofrece numerosas actividades que permiten explorar su biodiversidad, como los recorridos en todoterreno, que incluyen caminatas por la frondosa selva para llegar hasta sus impetuosas corrientes de espuma hasta sus playas de rojizas aguas donde darnos un baño, excursiones en canoa por ríos y lagunas, observación de fauna endémica como guacamayas y monos y visitas a alguna de las aldeas de la etnia pemón, que han vivido en esta porción de naturaleza salvaje desde tiempos ancestrales.
Para quienes quieran seguir los pasos de Daniel Illescas y su pareja, la logística para visitar Canaima requiere planificación. Se recomienda viajar con guías locales certificados, llevar ropa cómoda, protección solar y repelente de insectos, y estar preparados para cambios de clima y terrenos irregulares.
Los tours organizados permiten explorar los rincones más emblemáticos del parque. Así se descubre otro de los espectáculos naturales más impactantes que contempló el influencer: el fenómeno conocido como la cascada de fuego real, visible principalmente durante la estación seca. Al atardecer, los rayos del sol iluminan el Salto Ángel, creando un efecto que parece fuego cayendo por la roca. Daniel Illescas compartió su emoción en redes sociales: “No tengo palabras para describir este momento… 100% real, no filter, no IA”.
Y da más pista sobre esta cascada de fuego: “No es lava ni fuego real, sino un fenómeno natural. Es uno de esos regalos visuales que muy pocas personas en el mundo han tenido la suerte de presenciar en persona. Es un fenómeno mágico y poco conocido. En un instante perfecto, cuando el ángulo de la luz, la transparencia del agua y la hora exacta se alinean, los rayos del sol atraviesan la cascada y la convierten en una pared de fuego líquido. Lo más mágico es que no siempre ocurre, y es difícil poder verlo porque necesitas la combinación perfecta: que el sol esté en la posición justa, que el cielo esté totalmente despejado, que el agua caiga con la intensidad adecuada, estar en el lugar exacto, en el segundo exacto, porque es un lugar difícil de acceso. Un espectáculo de luz y agua desde una perspectiva única e inolvidable. Por eso, vivir este momento es un regalo, uno de esos instantes en los que la naturaleza te hace sentir que estás dentro de algo mágico y único en el mundo”.
Los alojamientos dentro del Parque Nacional Canaima están diseñados para integrarse con el entorno natural. La mayoría ofrece cabañas con techos de palma, construidas con materiales locales, que proporcionan comodidad sin romper la armonía con la selva y los tepuyes. Dos recomendados son Waku Lodge (wakulodge.com), Ucaima (junglerudy.com) y Tapuy Lodge, que incluyen en sus paquetes el alojamiento, las comidas y otras experiencias inmersivas en la selva.
