Entramos en el Parador de Limpias, la joya de Cantabria rodeada de jardines centenarios y una misteriosa leyenda


Así es desde dentro uno de los secretos mejor guardados del norte, un palacio envuelto en una atmósfera de magia otoñal en el que puedes alojarte

En colaboración con

Paradores


© Laura Negro
5 de noviembre de 2025 - 9:50 CET

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Hay lugares que cuentan historias desde cada rincón y que te invitan a quedarte un poco más. El Parador de Limpias, en Cantabria, es uno de ellos, y me bastaron tan solo 24 horas para comprobarlo.

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Entre libros que atrapan en su interior y jardines mágicos que envuelven el exterior, se encuentra el edificio principal, levantado en 1903 y convertido en Parador en el año 2004.  

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Nada más entrar, me recibió una escalera de castaño, un techo artesonado y una vidriera que inunda de luz natural el descansillo, pero, si algo me cautivó especialmente, fue la amplia oferta gastronómica, enfocada en el producto local.

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El entorno del Parador permite un sinfín de actividades, como la visita a una conservera tradicional o una visita en barco a las marismas del Parque Natural de Santoña, hogar de aves migratorias como el águila pescadora.

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Recomiendo disfrutar de un agradable paseo por Laredo, con su inmensa playa de 5 kilómetros, o mojarse los pies en la playa de Berria, ubicada entre el monte Brusco y el macizo del Buciero y frecuentada por surfistas.

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Otro plan ideal para esta temporada es pasear entre caminos cubiertos de hojas otoñales, con el aroma de tierra húmeda y musgo envolviéndote a cada paso.  

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A modo de tips extra, invito a probar, como mínimo, uno de los postres de la carta del restaurante (en especial, el brownie estilo coulant de caramelo) y elegir Santoña como lugar para alterar por su variedad de bares y buena relación calidad-precio.

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