En este distrito barcelonés, los vecinos no son solo habitantes, son graciencs de pura cepa y el barrio es su pequeño universo dentro de la ciudad. La vida fluye entre calles peatonales, fachadas modernistas y rincones que parecen detener el tiempo. Literatura, teatro y música laten en cada esquina, mientras la escena gastronómica se reinventa constantemente. Los locales de siempre, como el Bar Quimet, La vermutería del Tano, Roig Robí o Botafumeiro, se mezclan con propuestas modernas y viajeras como Hermós Bar de Peix, Shoronpo o Choripa, que invitan a descubrir sabores de otros rincones del mundo. Y es que el alma del barrio de Gràcia nunca pasa de moda, siempre sabe a algo nuevo y nos vamos a descubrir sus novedades y revisitar los locales con solera.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Gràcia, donde cada esquina tiene algo que contar
Comenzamos con la Casa Ramos (Pl. Lesseps, 30-32), que deslumbra con su fachada modernista; mientras que la Casa Joan Baptista Rubinat (Or, 44) evoca su pasado industrial. Vestigios como Can Tusquets (Trav. Dalt, 45-61) transportan al visitante a una época en la que este era un pequeño pueblo rodeado de campos. Para regresar a la modernidad, nada como visitar la vivienda Les Mont-Rogenques (Mont-roig, 7) una combinación de edificación rural del siglo XIX y ampliación modernista del XX, accesible en fechas señaladas gracias a festivales como el 48 h Open House Barcelona.
Tampoco hay que olvidar otros emblemas del vecindario, como el Mercat de la Llibertat (Pl. Llibertat, 27), con su estructura metálica modernista; El Palauet (P. de Gràcia, 113), diseñado en 1906 por Pere Falqués i Urpí, el arquitecto de los icónicos bancos-farolas del Passeig de Gràcia; y la Casa Fuster (Pg. de Gràcia, 132), una obra maestra de Domènech i Montaner, ahora convertida en un hotel de lujo que alberga el restaurante Aleia.
Librerías por todas partes
En Gràcia, las librerías son tantas que muchas se especializan por género o idioma. Destaca especialmente Taifa Llibres (C. Verdi, 12), un referente por su cuidada selección de novedades, clásicos y libros de segunda mano. Muy cerca, Hibernian (C. Verdi, 66) es ideal para quienes buscan libros en inglés de segunda mano, con títulos únicos y difíciles de encontrar. Para los lectores en italiano, Le Nuvole (Sant Lluís, 11) ofrece una de las mejores selecciones del género, mientras que Ona Llibres (Gran de Gràcia, 217) se centra en literatura catalana y complementa su oferta con eventos y talleres, y Llibreria La Memòria (Pl. Vila de Gràcia, 19) propone clubes de lectura. Propuestas singulares como La Repunantinha (Torrent de l'Olla, 143) combinan activismo feminista con una cuidada selección pop, mientras que la reciente apertura de la Llibreria Sonora (Bruniquer, 9) celebra el espíritu musical del barrio con libros especializados en pop y rock, bajo el lema: “La banda sonora de tu vida suena mejor cuando la lees”.
Ruta de tiendas, con un plus
El comercio local también es una ventana a otros países y épocas. Haiku Barcelona (Montseny, 7), por ejemplo, es un rincón dedicado a Japón, con artesanía, libros e ilustraciones al más puro estilo kawaii. A pocos pasos, ECC Comics (Bonavista, 30), la segunda tienda de cómics más grande de Barcelona, despliega 400 m² de puro paraíso para amantes del manga y las historias gráficas.
Los toques internacionales también están presentes en Dubblefilm (Verdi, 28), donde, además de pegatinas y libretas niponas, ofrecen revelado fotográfico y cámaras analógicas, un terreno que también domina la premiada Nostàlgic (Goya, 18). Los amantes de lo nórdico encontrarán su refugio en Katla Casa Nórdica (Topazi, 3), una tienda conceptual que combina arte, diseño y cultura escandinava en un espacio minimalista. Materia Rica (Josep Torres, 16-18), por su parte, lleva 10 años creando joyas de madera de nogal con diseños que rinden homenaje a Dalí y Magritte, y que han conquistado tiendas de museos de medio mundo, de Europa a Japón.
Para un viaje gastronómico sin salir del barrio
A Casa Portuguesa (Or, 8) es una parada obligada, con su cuidada selección de vinos, quesos y conservas del país vecino, además de su irresistible panadería. Si las conservas gourmet son lo tuyo, en Entre Latas (Torrijos, 16) encontrarás auténticos tesoros en lata, muchos de ellos traídos directamente de Francia y Portugal. Sense (Pl. Sol, 1), por su parte, reúne todo tipo de bebidas sin alcohol, ideal para quienes practican el dry January durante todo el año.
Si hay un lugar en Gràcia donde las colas son inevitables, es Morreig, el sitio de moda (Verdi, 25). Matthieu Atzenhoffer lidera esta pastelería-heladería que apuesta por ingredientes naturales de alta calidad. Sus helados de pistacho, chocolate vegano o café con mascarpone y haba tonka son imprescindibles, pero también destacan sus especialidades de repostería francesa, como el kougelhopf, el kouign-amann o el canelé. ¿Un plus? Vino caliente y un chocolate que reconfortan hasta el alma.
Otro imprescindible lo encontramos en la plaza Vila de Gràcia, 11. Hablamos de Oz Bakery, una panadería 2.0 liderada por Ronit Stern, la chef detrás de La Balabusta y Auto Rosellón. Este espacio ha dado un giro al concepto de panadería, convirtiéndolo en un paraíso para los amantes del pan y los bocadillos artesanales. Con más de diez variedades ecológicas elaboradas con masa madre, cada hogaza merece una reverencia. Pero la verdadera magia está en sus bocadillos gourmet y su inigualable pain au chocolat, que simplemente no puedes dejar pasar.
Una última parada recomendada: Pasté BCN (Pl. del Diamant, 4), para amantes del cheesecake. Nacida como una pastelería online, Pasté es el sueño hecho realidad de Hugo Roche, un joven repostero con una sólida formación y una creatividad inagotable. Su especialidad son los cheesecakes, con catorce variedades que van desde el clásico con un toque de manchego hasta opciones más atrevidas como pistacho siciliano, avellana de Reus, brie trufado o el más célebre de todos: el de chocolate 70% con sal Maldon.