Mette-Marit de Noruega atraviesa el peor año de su vida. Tanto el escándalo judicial de su hijo Marius Borg, con un juicio programado para el próximo febrero, como sus problemas de salud, debido a la enfermedad pulmonar crónica que padece, le han llevado a reducir considerablemente sus apariciones públicas y la imagen del príncipe Haakon como un heredero en solitario se ha vuelto habitual. Entonces llegaron las encuestas y mostraron su notable caída en la popularidad como princesa heredera y, por tanto, futura reina consorte. Cuando parecía que las cosas no podían ir a peor, la princesa Marta Luisa y Durek Verrett estrenan un documental en Neflix que termina salpicando también a la propia Mette-Marit, que está en plena gira por el valle de
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Realeza Rebelde: Una insólita historia de amor es el documental que narra los momentos clave en la relación entre la única hija de los reyes Harald y Sonia y el chamán de origen estadounidense, llegando hasta su polémica boda, incluyendo escándalos, espiritualidad y los retos de un amor que desafía los protocolos monárquicos. Hasta allí, podría tener un pase para la Casa Real de Noruega, que conocía la existencia del proyecto, pero se mantenían totalmente al margen. Sin embargo, el resultado no ha sido del agrado de muchos, ya que se habla de racismo, de falta de apoyo institucional y se establece un paralelismo entre la historia de Harry y Meghan y de Marta Luisa y Durek.
"Ella siempre fue sincera sobre su pasado, lleno de fiestas y drogas"
En lo que respecta a la princesa Mette-Marit, hay que esperar unos cincuenta minutos para comprobar como su historia de princesa "outsider" termina saliendo con una imagen en la que hay un periódico que dice: "El príncipe y la camarera". "A lo largo de los años, el rey Harald siempre ha sido conocido por no excluir a nadie de su familia, por ejemplo, Mette-Marit, que está casada con el príncipe heredero Haakon, ella fue siempre sincera sobre su pasado, lleno de fiestas y drogas", cuenta el documental. Si bien esta frase en concreto no sale ni de la boca de Marta Luisa ni de la Durek, su película sirve de escenario para que sea un corresponsal de realeza, Tove Taalesen, del medio Nettavisen, el que reabra el debate.
"Y paso por una situación horrible por eso, pero ahora todo el mundo la quiere", añade Durek Verret, al tiempo que la antigua colaborada de Casa Real asegura que el trabajo que han hecho durante todos estos años como príncipes herederos es muy respetado. Una afirmación que se contradice con el resultado de las últimas encuestas, que muestran como la opinión pública ha retirado el apoyo a la princesa Mette-Marit a raíz de la investigación en torno a su hijo, que todavía no ha sido juzgado.
Lo que llama la atención de todo esto es que a los pocos minutos de estrenarse este documental firmado por Rebecca Chaiklin (Tiger King), el Palacio Real de Oslo solicitó que se retirara una escena en la que salía el príncipe Haakon el día de la boda de su hermana con el chamán, un clip que aparentemente no tenía nada de peculiar, ya que Haakon aparecía como un invitado más, por lo que se podría interpretar como una medida para que no se haga ningún tipo de utilización comercial de la imagen del futuro rey. Sin embargo, los reyes Harald y Sonia salen en repetidas ocasiones y, en lo que respecta a la princesa Mette-Marit, no ha trascendido por el momento ninguna petición de retirar esa frase que la vincula con un pasado de fiestas y drogas, con el fin de proteger su imagen.
El escándalo judicial que rodea a Marius Borg ha reactivado todos los fantasmas del pasado
El caso de Mette-Marit es especialmente delicado. No se puede juzgar a una madre por los actos de su hijo, pero lo cierto es que el Caso Marius les está pasando factura. La pareja había logrado superar el intenso debate que se abrió en el nuevo milenio: ¿podía el futuro rey casarse con una madre soltera sin formación académica? Con el tiempo, demostraron que su unión era estable y que Mette-Marit podía desempeñar su papel.
Sin embargo, el escándalo judicial que rodea ahora a Marius Borg ha reactivado todos los fantasmas del pasado. Ha vuelto a evidenciar la complejidad de integrar en la familia real a una persona que no pertenece a la institución, pero que ha vivido como si lo fuera. Marius entró en la familia del rey con apenas cuatro años y, durante dos décadas, disfrutó de los privilegios de un príncipe sin asumir ninguna obligación formal. Siempre bajo la protección de su madre, que insistía en que su hijo era un ciudadano privado.
Ese discurso se desplomó por completo el 4 de agosto de 2024, cuando Marius fue detenido. La investigación reveló que vivía en terrenos reales, tenía pasaporte diplomático y era tratado como el hijo de la futura reina. Todo ello dibujaba un perfil de impunidad que contrastaba con la narrativa oficial. El escándalo no solo ha dañado la imagen de Mette-Marit, sino que ha puesto en entredicho el equilibrio que había logrado construir entre lo privado y lo institucional.