Ni en Navidades parece que el príncipe Guillermo y Kate Middleton se van a librar de la polémica que sigue rodeando a su nuevo hogar, después de que se estableciera una amplia zona de exclusión de 6 millas (9,6 kilómetros) en torno a su casa desde que estos y sus tres hijos se mudaran allí el pasado octubre. Se trata de un enorme 'anillo de acero' que rodea su residencia de Forest Lodge, en Windsor, lo que ha generado amargas quejas y lamentos de algunos habitantes de la zona y excursionistas que usaban parte de esos terrenos para pasear por sus bosques o sacar a sus mascotas. Consideran que ese perímetro de seguridad es excesivo, acusando incluso a los 'royals' de haber alterado la tranquilidad y convivencia del lugar por el simple hecho de querer gozar de una mayor intimidad. Sin embargo, frente a esas voces críticas, hay quien ha salido ya a defenderlos de forma tajante.
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Es el caso de Dai Davies, exjefe de la policía metropolitana encargada de la protección de los miembros de la Corona, quien en declaraciones al Daily Mail ha dado los motivos que explican esta drástica medida. Dice que se ha establecido en virtud del artículo 128 de la Ley sobre Delincuencia Organizada Grave de 2005, y más aún después de que un informe oficial alertara del "máximo riesgo" que corren los príncipes de Gales frente a posibles amenazas terroristas. No solo porque hablamos del heredero al trono, del hombre que está llamado a ser rey de Inglaterra algún día, sino también porque los pequeños George (12 años), Charlotte (10) y Louis (7) ocupan respectivamente el segundo, tercer y cuarto lugar en la línea sucesoria.
"Está fuera de lugar y es ridículo pensar o sugerir que lo hacen por privacidad", afirma Davis de manera categórica en alusión a los príncipes de Gales. A su vez, entiende que algunos lugareños estén molestos desde que se instalaran las cámaras de vigilancia y las vallas que restringen el paso a este sitio que antes estaba abierto al público, y ve comprensible su enfado. Sin embargo, argumenta que "su derecho a caminar o deambular" por Windsor "no es más importante que la necesidad de la Familia Real de protegerse contra quienes intentan hacerles daño". En definitiva, según sostiene, "es una cuestión de prioridades, y la seguridad del futuro monarca está por encima de todas".
Hace dos meses, nada más instalarse en Forest Lodge procedentes de su antigua residencia en Adelaide Cottage, el primogénito de Carlos III reunió al personal que ha formado parte del cambio para demostrar lo mucho que valoraba su esfuerzo. Él y su esposa los citaron en el pub The York Club para darles las gracias por su incansable trabajo, ofreciendo un ágape a los invitados a este encuentro privado del que no trascendieron imágenes. Lo organizaron a título personal, ya que no fue un acto enmarcado en su agenda oficial.
Por otro lado, su nueva residencia fue sometida en 2001 a una restauración de 1,5 millones de libras esterlinas (1,7 millones de euros) para conservar los detalles de época, incluyendo la mampostería original, las elaboradas cornisas y la decoración del techo de yeso, las chimeneas de mármol, las ventanas venecianas y el techo abovedado del pasillo. La vivienda consta de ocho habitaciones, un lago privado y pista de tenis, uno de los deportes favoritos de Kate Middleton, quien es además patrona del All England Lawn Tennis and Croquet Club desde 2016.
