Palacio de Buckingham 2003

Así empezó todo: el día que David Beckham se convirtió en parte de la historia real


Esta es la culminación de una carrera de fondo que empezó hace más de dos décadas, cuando Isabel II le otorgó el primer reconocimiento real, una mención importante, pero que no llegaba la categoría de caballero


Palacio de Buckingham - 27 de noviembre de 2003© POOL/AFP via Getty Images
Sira AcostaPeriodista senior de Realeza y Guionista
5 de noviembre de 2025 - 11:29 CET

"Nunca podría haber imaginado recibir un honor así", ha dicho David Beckham, ahora Sir David Beckham, después de arrodillarse ante el rey Carlos III para ser investido de forma oficial como Caballero del Imperio Británico. La ceremonia, de naturaleza medieval y que incluye el simbólico y vistoso espaldarazo, se celebró este martes en el Castillo de Windsor y el futbolista acudió, visiblemente emocionado, con sus padres y su mujer, que a partir de ahora es Lady Beckham. Esta es la culminación de una carrera de fondo que empezó hace más de dos décadas, cuando Isabel II le otorgó el primer reconocimiento real, una mención importante, pero que no llegaba la categoría de caballero. Sucedió en el 2003 en el Palacio de Buckingham y las fotos atestiguan la enorme transformación de la pareja. 

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Castillo de Windsor - 4 de noviembre de 2025
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Palacio de Buckingham - 27 de noviembre de 2003

En el año 2003 eran la 'power couple' británica y estaban en un momento clave de transición en sus carreras

En 2003, David Beckham tenía 28 años y Victoria Beckham 29. Ambos estaban en momentos clave de transición en sus carreras: él acababa de fichar por el Real Madrid y ella intentaba relanzar su carrera musical tras la disolución de las Spice Girls. Llevaban cuatro años casados y tenían dos hijos: Brooklyn (nacido en 1999) y Romeo (nacido en 2002). Eran considerados una power couple británica y su estética estaba marcada por la moda de los 2000: cuero, brillos, peinados extremos y poses provocadoras.

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Palacio de Buckingham - 27 de noviembre de 2003

Fue entonces cuando David Beckham, como capitán de la selección nacional, recibió la Orden del Imperio Británico (OBE) por parte de la Reina Isabel II atendiendo a razones puramente deportivas. Esta distinción marcó un cambio en su imagen pública: dejó de ser visto como el villano del mundial del 98 para ser querido nuevamente por los británicos.

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Dos imágenes separadas por 22 años y una historia de transformación y éxito común

En ese momento, en el año 2003,  los Beckham y los Windsor habían coincidido e incluso se habían apoyado con distintos proyectos, pero no se puede hablar de amistad ni de relación estrecha, algo que llegaría con el tiempo hasta el punto de que David Beckham ha abierto camino al príncipe Guillermo en lugares donde el futbolista es más popular que el príncipe y ha sido invitado por los reyes Carlos y Camilla a una cena de Estado, un acto de la máxima relevancia institucional. Todo ellos suponen la constatación de que como marca británica a nivel global, los Beckham y los Windsor son infalibles. 

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En el 2003 David Beckham fue acompañado por sus abuelos maternos Joseph y Peggy West
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En el 2025 David Beckham llevó a sus padres David Edward (Ted) y Sandra Beckham

Su historia es la del hombre hecho a sí mismo: nacido en una familia de clase obrera en el este de Londres y convertido en caballero del rey

Sir David Beckham, con muchos partidos a sus espaldas, estaba visiblemente emocionado mientras el rey Carlos le pasaba la espalda por el hombro y su ilusión, como reconocido monárquico, era evidente cuando atendió a los medios de comunicación en los jardines de Windsor. El exfutbolista y empresario enseñaba su cajita roja, en la que pone caballero, y que no es un reconocimiento a su labor deportiva, como si fue en el 2003, ahora además se valora su contribución al servicio público y a distintas causas benéficas, muchas de ellas en nombre del rey Carlos III o del príncipe de Gales. Un reconocimiento que también le brindó la revista TIME el pasado mayo, como uno de los cien personajes más influyentes a  nivel global en materia filantrópica, y que era la antesala de su distinción como Caballero, que se aprobó en junio, pero recibió ahora. 

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Sir David Beckham estaba realmente emocionado y feliz: "Nunca imaginé un honor igual"

Durante estas dos décadas, además de eliminar cualquier resquicio legal o fiscal que empañara este momento, algo que sucedió en el pasado, David Beckham ha levantado un imperio empresarial, dentro y fuera del Reino Unido, igual que lo ha hecho su mujer, y ha estado disponible para los Windsor siempre que se lo han solicitado. Viajando a Boston para apoyar el primer Earthshot Prize que el príncipe Guillermo celebró fuera de Londres, dando visibilidad a cualquier tipo de candidatura en al que participara su país, fue invitado a las bodas de los príncipes Guillermo y Harry y haciendo 13 horas de cola para despedirse como un ciudadano más de la reina Isabel II. 

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Dos imágenes de la ceremonia del 2003

Eso sin olvidar que en este momento, como en un cuento infantil de otra época, el rey y el futbolista han encontrado muchas cosas en común, como la apicultura, la botánica o la vida campestre. Se reúnen en Highgrove House (la casa favorita del rey) a charlar sobre el cuidado de las especies autóctonas y han formado un buen equipo, lo que construye una narrativa bastante interesante sobre cómo dos personas que vienen de mundos distintos pueden terminar encontrándose. 

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Imagen del 2003 en el Palacio de Buckingham

David Beckham tiene algo de leyenda, sin duda. Su historia es la del hombre hecho a sí mismo: nacido en una familia de clase obrera en el este de Londres, con una obsesión por el fútbol que lo llevó desde los parques locales hasta los estadios más grandes del mundo. Su talento, disciplina y carisma lo convirtieron en una figura global, trascendiendo el deporte para convertirse en ícono cultural, empresario y embajador de causas sociales. Lo que comenzó como un sueño de niño terminó con un título de caballero otorgado por el Rey Carlos III, cerrando el círculo de reconocimiento nacional. Beckham representa ese ideal británico de superación, donde el trabajo duro y la elegancia pública pueden abrir incluso las puertas de la monarquía.

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