Este viernes, ¡HOLA! publicaba que la presión en torno al príncipe Andrés sigue en aumento pese a la noticia de que había decidido renunciar al empleo de sus títulos. Prueba de ello es que el hijo de la difunta Isabel II ya negocia con el Rey su salida de Royal Lodge, la mansión de 30 habitaciones en la que vive con su exmujer, Sarah Ferguson, desde hace más de dos décadas.
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Durante los últimos dos años se ha agarrado como un clavo ardiendo al contrato de larga duración que blinda legalmente su estancia en la residencia hasta 1978, pero los últimos días han supuesto una prueba de fuego, y presión, para el príncipe Andrés. Según informa el Daily Mail, esta situación se ha agravado debido a la inminente mudanza de los Gales a una residencia cercana a Royal Lodge.
Fuentes reales han informado al tabloide británico que el príncipe Guillermo y Kate quieren mudarse a Forest Lodge, en Windsor Great Park, antes del 5 de noviembre. La casa, de ocho dormitorios, se encuentra a poco más de un kilómetro y medio de Royal Lodge. La prensa local admite que Guillermo desea que su tío abandone la mansión antes de su mudanza. A todo ello se suma la indignación pública tras revelarse que Andrés únicamente paga un "alquiler simbólico" por la lujosa propiedad en la que vive desde hace más de 20 años junto a su exmujer.
Que se hayan conocido las condiciones de su alquiler no ha ayudado en su crisis reputacional. Según un documento al que tuvo acceso The Times, desde que entró a vivir en el Royal Lodge en el año 2003 no paga el alquiler de 260.000 libras al año, y no lo paga porque así lo acordó con el Crown State, el organismo que gestiona las propiedades de la Corona.
Un alquiler "a prueba de bombas"
El príncipe Andrés no puede ser desalojado legalmente de Royal Lodge según los términos de su contrato de alquiler, "a prueba de bombas", pero fuentes internas han comentado al Daily Mail que, inevitablemente, tendrá que mudarse debido a la magnitud de la indignación pública. Los príncipes de Gales están deseando aprovechar las vacaciones de mitad de trimestre -diferentes a las españolas en lo que a calendario escolar se refiere- para preparar a sus hijos George, de 12 años, Charlotte, de 10, y Louis, de 7, para la mudanza.
Una fuente afirmó al periódico inglés a Kate "le horroriza la idea de vivir tan cerca de Royal Lodge mientras el príncipe Andrés siga allí. Guillermo quiere que se vaya antes de que empiecen a mudarse la semana que viene. No se trata de lo que Andrés ya no quiera hacer. Se trata de lo que se le va a ordenar que haga", cuentan.
Hacía tiempo que Carlos III quería llegar a este punto. Durante meses y meses ha intentado convencer a su hermano para que se mudase a una vivienda más modesta. La imponente Royal Lodge es una residencia tradicionalmente reservada a miembros de la realeza con más rango. Por ejemplo, hasta ahora los príncipes de Gales residían en una casa de menor categoría que la de su tío, retirado de la vida pública desde 2019.
"Entrar en Adelaide Cottage nunca fue el plan", dijo al Daily Mail una fuente bien informada acerca de la actual residencia de los Gales. "Pero se vieron obligados a hacerlo porque el príncipe Andrés no cedía". Sin embargo, a principios de este año, la familia se decidió por Forest Lodge, una mansión georgiana donde esperan criar a sus hijos en un entorno rural más relajado y seguir siendo padres implicados. Royal Lodge y Forest Lodge se encuentran a pocos pasos una de otra, ambas enclavadas en rincones tranquilos del Windsor Great Park. Andrés sale a montar a caballo con regularidad por los campos y bosques cercanos.