Algo tuvo que hacer el príncipe Harry bien durante su último viaje a Ucrania para dos semanas después la princesa Ana, ella sí, en nombre de Carlos III y bajo petición del Ministerio de Asuntos Exteriores, siga sus pasos. La princesa de 75 años viajó este martes a Kiev para mostrar el compromiso diplomático del Reino Unido y reforzar los lazos entre los dos países. La hermana del rey se convierte en el miembro de mayor rango de la realeza británica en visitar el país que padece una ofensiva militar rusa a gran escala desde febrero de 2022.
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Durante la jornada, la princesa real Ana se reunió con el presidente Volodymyr Zelensky para conversar sobre el respaldo del Reino Unido a Ucrania y la resistencia del país frente a la invasión. Zelensky le estrechó la mano con cordialidad y le dijo: “De nada”, a lo que la princesa respondió con una sonrisa: “Es muy amable. No sé cómo tiene tiempo, pero aquí está”. La hermana del rey también visitó la Catedral de Santa Sofía en Kiev, donde también estuvo la duquesa de Edimburgo el pasado abril, y se interesó por los niños que habían vivido la invasión y la guerra posterior en primera línea de conflicto.
La princesa Ana se retiró tras depositar un osito de peluche tradicional —con un lazo amarillo y negro al cuello— al pie del Monumento a los Niños. Al hacerlo, comentó a la primera dama Olena Zelenska: “Ese era uno que tenía mi hija”. La señora Zelenska, visiblemente emocionada, también había dejado un oso como homenaje. Al escuchar las palabras de la princesa, se giró hacia ella y asintió con solemnidad ante el gesto conmovedor.
Dos semanas después del viaje del príncipe Harry
Lo llamativo de esta visita es que tiene lugar dos semanas después del sonado viaje del príncipe Harry al Reino Unido, en el que empató su estancia en Londres con un viaje a Ucrania vía Polonia en el que estuvo acompañado por un equipo por un equipo del medio de comunicación británico, The Guardian. Este viaje de Harry era el segundo que hacía a Ucrania en una misión para ayudar a la rehabilitación de militares y civiles heridos, un proyecto vinculado a los Juegos Invictus, la competición deportiva que creó el príncipe.
La gran diferencia entre el primer viaje de Harry y el segundo, es que el primero, que realizó en abril, respondió a una invitación personal de Olga Rudnieva, directora del Centro Ucraniano para Traumatismos de Guerra, donde se trabaja en la implantación de prótesis, rehabilitación, cirugía reconstructiva, apoyo psicológico y reintegración, mientras que el segundo respondió a una invitación del propio gobierno ucraniano, por lo que Harry también se reunió con la primera ministra ucraniana, Yulia Svyrydenko.
Durante su visita a Ucrania, el príncipe Harry reveló un dato clave en una entrevista: su viaje contaba con el visto bueno del gobierno británico. Aunque ya no ostenta ningún rol institucional dentro de la monarquía, no se le impusieron restricciones para desarrollar su agenda en Kiev. Sin embargo, según deslizaron algunos medios, aunque el viaje fue autorizado, habría existido una recomendación —o incluso una petición informal— de que no se reuniera públicamente con Volodymyr Zelensky. El presidente ucraniano, símbolo internacional de la resistencia frente a la invasión rusa, representa una figura de enorme peso político y mediático, y ese encuentro podría haber sido interpretado como un gesto diplomático más allá del alcance de Harry.
Sobre este viaje de Harry hablamos con Beatriz Valero de Urquia, que escribe sobre relaciones y política internacional, y nos aclaró que en el Reino Unido este viaje de Harry había sido percibido como un gesto "valiente y significativo". "El viaje recordó a las visitas oficiales que solía hacer el príncipe en representación dela monarquía; visitando instituciones culturales y reuniéndose con oficiales, como la primera ministra del país", explicó la experta sobre un tipo de viaje que ya no es tan frecuente en la monarquía británica dada la reducción en el número de miembros de familia que realizan tareas oficiales, así como los problemas de salud que han sufrido varios de ellos. Sin embargo, con este gesto la Casa Real británica deja claro que los Windsor llegan a todo.
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