La familia real se reunió este martes en la Catedral de Westminster para dar el último adiós a la duquesa de Kent, Katharine Worsley, antes de su entierro en el Cementerio Real de Frogmore, en Windsor. La despedida, ya de por sí dolorosa, resultó aún más difícil para su hijo menor, Lord Nicholas Windsor, pues según informa el Daily Mail se ha separado de Paola, su esposa. De hecho, llamó la atención que Lady Nicholas Windsor, como se la conoce públicamente, no asistió al funeral de su suegra.
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La pareja tiene tres hijos: Alberto, Leopoldo y Luis. El bautizo de Alberto fue un acontecimiento histórico, celebrado incluso en la Cámara de los Comunes con una moción de bienvenida, al convertirse en el primer miembro de la realeza bautizado como católico desde 1688. En 2006, Lord Nicholas, hoy de 55 años y ahijado del rey Carlos, hizo historia al casarse con Paola de Doimi de Frankopan, de 56 años, perteneciente a la nobleza croata e italiana. Su enlace fue doblemente significativo: no solo fue la primera boda católica de un miembro de la familia real desde el reinado de María I en el siglo XVI, sino también la primera celebrada en el Estado de la Ciudad del Vaticano.
Una ruptura con la tradición
Si la boda de su hijo supuso una ruptura con la tradición hace casi dos décadas, el funeral católico de la duquesa también desafió las convenciones. En 1994, Katharine se convirtió al catolicismo, siendo la primera miembro de la realeza en dar ese paso en más de 300 años. Su despedida volvió a marcar un hito: fue el primer funeral real celebrado en la Catedral de Westminster desde su inauguración en 1903.
La duquesa también rompió moldes en su vida cotidiana. Renunció al uso del tratamiento de Su Alteza Real mientras trabajaba como maestra en una escuela primaria estatal de Hull, donde prefería ser llamada simplemente señora Kent. Asimismo, se ganó el afecto del público por su cercanía en Wimbledon, donde durante años entregó los trofeos del campeonato y fue recordada especialmente por consolar a una desconsolada Jana Novotná en 1993.
El obispo James Curry, auxiliar de Westminster, pronunció una emotiva homilía en la que repasó la rica vida pública de la duquesa, desde su formación y su implicación con los Samaritanos hasta su peregrinación a Lourdes y la cofundación de Future Talent, una organización benéfica dedicada a apoyar a jóvenes músicos. "A la señora Kent le encantaba enseñar a los niños, consciente de que un aula está llena de estudiantes", recordó. "Con demasiada frecuencia, las mentes jóvenes, y también las nuestras, quedan marcadas únicamente por heridas y decepciones. Con Future Talent, la señora Kent quiso que esos jóvenes pudieran definirse por el don, el potencial y la promesa que llevaban dentro, y brindarles la oportunidad de prosperar".
¿Y quién podría olvidar ese momento de Wimbledon en la final femenina con Jana Novotna? Cuando la prensa le preguntó sobre el abrazo, Katharine simplemente dijo: «Somos humanos, ¿sabes? Es lo que se hace cuando alguien necesita consuelo».