Tal y como se avanzó desde el Palacio de Buckingham, el rey Carlos III ha acudido este martes a la Misa de Réquiem católica por la duquesa de Kent en la Catedral de Westminster y lo ha hecho en solitario, debido a la sinusitis aguda que padece la reina Camilla y le ha hecho retirarse de la agenda en el último momento. Esta es la primera vez que un monarca reinante asiste formalmente a una misa católica en territorio británico desde la Reforma y además marca otro hito histórico, el del primer funeral católico de un miembro de la realeza británica. Katharine Worsley, duquesa de Kent, falleció el pasado 4 de septiembre a los 92 años, y a cuya vigilia acudieron ayer solo los familiares más cercanos, encabezados por su marido, el duque de Kent. Arropados por la Familia Real, los Kent se despiden de ella en una ceremonia que marca un hito histórico entre la relación de la Corona británica y la Iglesia Católica.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Esta es la primera vez que un monarca reinante asiste formalmente a una misa católica dentro del Reino Unido
La duquesa de Kent se convirtió al catolicismo en 1994, siendo el primer miembro de la Familia Real en ingresar a la Iglesia desde la conversión en su lecho de muerte del rey Carlos II en 1685. Para entonces ya era un miembro valioso y enormemente querido en la familia de Isabel II y ella le apoyó, como siempre hizo con sus queridos primos, una generación que comienza a desaparecer. Katharine Worsley se casó con el príncipe Eduardo, duque de Kent, en la catedral de York en 1961. Este enlace fue el primero de la realeza celebrado allí desde el siglo XIV y fue también en el que se enamoraron don Juan Carlos y doña Sofía.
La pareja tuvo tres hijos: George, conde de St. Andrews; Lady Helen Taylor; y Lord Nicholas Windsor, además de diez nietos, la más conocida es Lady Amelia Windsor, por sus trabajos como modelo, y su hermana, Lady Marina, que justo había anunciado su boda. Tal y como la recuerda la Casa Real británica, Katharine siempre estuvo "orgullosa de sus raíces en Yorkshire". Algo que ahora se cuenta como un mérito pero que en su momento le acarreó muchas críticas, ya que su padre, que era un baronet, no tenía un título nobiliario de un rango superior como para que su hija se casara con el nieto del rey Jorge VI. Tras su matrimonio, se convirtió en miembro activo de la Familia Real Británica y en 1977 fue distinguida con el título de Dama Gran Cruz de la Real Orden Victoriana (GCVO), en reconocimiento a su servicio a la monarquía y unas distinciones que hoy estaban expuestas en el altar.
Durante las últimas tres décadas de su vida, la Duquesa de Kent se dedicó con pasión al mundo de la música. En 2002, decidió retirarse de sus funciones oficiales para centrarse en labores privadas y se dedicó a dar clases de música en una escuela primaria en Hull, donde era conocida simplemente como “Mrs Kent”, y en 2004 fundó la organización benéfica Future Talent, destinada a apoyar a niños con talento musical provenientes de entornos desfavorecidos. Su compromiso con la educación musical y su sensibilidad hacia los jóvenes la convirtieron en una figura profundamente admirada. Así como su constante presencia en el mundo del tenis, acudiendo durante años a Wimbledon a la entrega de trofeos, una labor a la que se llevaba a Diana de Gales en sus inicios en la institución y que con el tiempo ha quedado en manos de Kate Middleton, una princesa con la que la duquesa de Kent tiene muchas cosas en común.
La solemne despedida en la Catedral de Westminster
El lugar elegido para una despedida, cuyo protocolo ha sido aprobado por la Casa Real británica, ha sido la Catedral de Westminster en el centro de Londres, sede del arzobispo primado de la Iglesia católica en Inglaterra y Gales. Es este, por tanto, el primer funeral de la realeza que se realiza aquí desde que fue construida en el año 1903. La Misa de Réquiem ha sido oficiada por el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, asistido por el obispo Jim Curry, obispo auxiliar de la diócesis. El Dr. Christopher Cocksworth, deán anglicano de Windsor, también ha participado, ya que es el encargado de acompañar los restos mortales al Mausoleo Real de Frogmore, en el parque real Home Park en Windsor. La liturgia ha incluido oraciones por el descanso eterno de la Duquesa, reflejando la creencia católica en el purgatorio y la necesidad de las oraciones de los fieles.
Los duques de Kent tuvieron tres hijos y diez nietos, las más conocidas son Lady Marina y Lady Amelia Windsor
Katharine Kent fue recibida en la Iglesia Católica por el Cardenal Basil Hume en 1994. En ese momento, ella describió su decisión como "bastante impulsiva", diciendo que surgió de sus encuentros con amigos católicos más que de la controversia sobre la ordenación de mujeres en la Iglesia de Inglaterra. Su conversión se produjo casi tres siglos después de que la Ley de Establecimiento de 1701 excluyera a los católicos de la línea de sucesión. Dado que era anglicana al contraer matrimonio en 1961, la posición del duque de Kent en la sucesión no se vio afectada. Algo que sí le ocurrió a su hermano el príncipe Michael de Kent que directamente se casó con una católica, aunque vio su posición restituida en el año 2013 cuando dicha ley fue derogada.
Carlos III comenzó su reinado con una apertura religiosa
Carlos III, que como rey también es la máxima autoridad de la Iglesia de Inglaterra, ha asistido a liturgias católicas en el extranjero, un buen ejemplo fue funeral del Papa Juan Pablo II en 2005, cuando era Príncipe de Gales. Un funeral que le llevó a cambiar la fecha de boda con la reina Camilla, una boda que se celebró por lo civil y que trajo otro quebradero de cabeza a la Casa Real británica, ya que hay que recordar que como divorciados no podían volver a casarse por el rito anglicano. Un asunto que resolvieron finalmente con una ceremonia en el ayuntamiento y una posterior bendición religiosa, a modo de normalizar la situación sentimental del que sería el futuro rey del país y, por tanto, cabeza de la Iglesia.
Isabel II también asistió a servicios católicos en el extranjero, como el funeral de Estado de Balduino de Bélgica, pero se abstuvo de hacerlo en el Reino Unido. Un reflejo de los siglos de distanciamiento entre la Corona británica y la Iglesia Católica desde la ruptura de Enrique VIII con Roma. Desde entonces, el monarca se ha visto obligado a defender a la Iglesia de Inglaterra, con los católicos excluidos de la vida pública por ley durante mucho tiempo. Sin embargo, a finales del siglo XX, las barreras se fueron suavizando gradualmente. Bajo el liderazgo del cardenal Basil Hume OSB, arzobispo de Westminster de 1976 a 1999, las relaciones entre la monarquía y la Iglesia católica en Inglaterra entraron en una nueva era de normalización.
Consciente del cambio de los tiempos y fruto de su propia experiencia y conocimiento, ya que Carlos III ha sido un apasionado estudioso de la Historia y las religiones, teniendo un sólido conocimiento, entre otras cosas y, por ejemplo, del Islam, ha apostado -dentro de lo posible dado su papel- por un pluralismo religioso como medida de convivencia. Una muestra de ello es que su Coronación, celebrada el 6 de mayo de 2023, contó con representantes y líderes religiosos musulmanes, hindúes, sijes y judíos.