Se celebrará el 16 de septiembre

Carlos III rompe 400 años de tradición y moderniza la monarquía ante el fallecimiento de la duquesa de Kent


Primer funeral católico para un miembro de la Familia Real británica en la historia moderna: un hito más de este reinado


© Alex Bailey
Sira AcostaRedactora senior de Realeza y Guionista
9 de septiembre de 2025 - 13:39 CEST

El fallecimiento de la duquesa de Kent el pasado 4 de septiembre, a los 92 años, ha sumido a la monarquía británica en un profundo dolor. Katharine Worsley, quien se unió a la familia Windsor tras su matrimonio con el duque de Kent en 1961, era la integrante de mayor edad de la Familia Real y una figura querida y respetada. En reconocimiento a su legado, el rey Carlos III ha decretado luto real hasta el día de su despedida. Pero este adiós no será solo un acto solemne de despedida, además marcará un hito histórico en la realeza británica. El funeral de la duquesa, que dejó sus labores reales para dedicarse a la enseñanza, será el primer funeral católico celebrado por un miembro de la Familia Real británica en más de 400 años. La presencia del rey Carlos III en la ceremonia representa un gesto de apertura religiosa sin precedentes.

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© Getty Images

El Palacio de Buckingham, que comunicó el fallecimiento de la duquesa "con profundo pesar", un día después de que el soberano hubiera sido informado en su residencia escocesa, ha quedado fijado para el próximo martes 16 de septiembre a las dos de la tarde (hora local) y será todo un símbolo de apertura religiosa para la realeza británica, un camino por el que Carlos III ha apostado desde su llegada al trono en el año 2022, tal y como demostró invitando a su Coronación a líderes musulmanes, hindúes, sijes y judíos

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La duquesa de Kent con Diana de Gales y la hermana de esta, Sarah McCorquodale en la final femenina de Wimbledon del año 1981
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El duque y la duquesa de Kent durante una procesión real de la era de Isabel II

No hay que olvidar que el soberano británico es la máxima autoridad de la Iglesia Anglicana de Inglaterra (anglicana), por eso representa toda una novedad que el funeral de un Windsor se celebre en la Catedral de Westminster de Londres, la misma en la que se casó el que fuera Primer Ministro Boris Johnson y que no hay que confundir con la Abadía de Westminster, ya que este el principal templo de la Iglesia católica en Inglaterra y Gales. Será, por tanto, el primer funeral real que se celebre en esta catedral desde que abrió sus puertas en el año 1903.

Otros antecedentes que hay que tener en cuenta es si bien este es el primer funeral real católico de la historia moderna, esta no es la primera vez que un soberano británico asiste a un funeral real católico, ya que Isabel II asistió a la despedida de Balduino de Bélgica, en agosto de 1993. Aunque nunca presenció, por ejemplo, el funeral de un sumo pontífice, algo que se ha mantenido en este reinado, ya que fue el príncipe Guillermo el encargado de representar en el Vaticano a la monarquía británica en el funeral de Estado del Papa Francisco

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Los duques de Kent con su nieta Lady Marina Windsor llegando a una fiesta de Navidad en el Palacio de Buckigham en el año 2017

Así será el primer funeral real católico en la historia moderna

Con las banderas a media asta en todas las residencias reales, el ataúd con los restos mortales de la duquesa de Kent será trasladado en coche fúnebre a la Catedral de Westminster el próximo lunes 15 de septiembre, donde tendrá lugar el Rito de Recepción y Vísperas, para que repose durante toda la noche en la Capilla de la Virgen. En la tarde del 16 de septiembre, los reyes Carlos y Camilla, junto con miembros de la familia real que todavía no se han confirmado, se unirán al Duque de Kent y a la familia de la Duquesa en la Misa de Réquiem (oficiada por el Cardenal Arzobispo de Westminster) por la Duquesa de Kent. Posteriormente, y en compañía del Deán de Windsor, el féretro será trasladado en coche fúnebre al Cementerio Real de Frogmore, Windsor, unos planes que reflejan los deseos de la duquesa y que fueron elaborados con el apoyo de la Casa Real británica. 

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Carlos y Camilla, aquí en una imagen de archivo, ya han confirmado su asistencia al funeral de la duquesa de Kent

Fue en 1994 cuando la duquesa de Kent tomó una decisión que no se daba en la monarquía británica desde hacía más de 300 años: convertirse al catolicismo. Hay que tener en cuenta que, según el Acta de Establecimiento de 1701, si un miembro de la familia real se casa con un católico o católica, pierde su derecho a la sucesión del trono. Recordemos las cabriolas que tuvo que hacer Carlos III para casarse con la reina Camilla, que había sido criada en la fe católica. Sin embargo, la duquesa de Kent estaba convencida de su decisión e Isabel II la respetó y apoyó, disipando cualquier polémica y permitiendo que esa  conversión no tuviera consecuencias ni para ella ni para su marido, que conservó sus derechos dinásticos.

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Una imagen de la duquesa de Kent con el Arzobispo de Westminister en 1994

Katharine Worsley fue una mujer única en muchos sentidos y con sus decisiones contribuyó en gran medida a modernizar la monarquía británica, aunque lo ha hecho siempre de un modo discreto y sin generar ningún tipo de enfrentamiento. Ella siempre apoyó y se dedicó la institución, hasta que un momento dado pidió que la dejaran perseguir su sueño, ser profesora de música, así que se volcó en la enseñanza y lo hizo en centros públicos donde nadie conocía que era una de las queridas primas de Isabel II. También insistía en no usar el tratamiento de Alteza Real y siempre reivindicó sus orígenes por los que inicialmente fue criticada.

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Katharine, Duchesa de Kent, con la princesa Diana de Gales y el príncipe Guillermo en el Royal Box durante una final entre Conchita Martínez y Martina Navratilova en julio de 1994 en Wimbledon

La prensa la apodaba la 'chica de Yorkshire' de manera despectiva, aunque para ella era un orgullo. Lo cierto es que sí tenía linaje aristocrático, pero no lo suficiente para los sectores más conservadores. Era hija de un baronet, lo que se considera un título menor, por lo que Marina de Grecia, madre de Eduardo de Kent, prefería alguien de mayor rango para su hijo. Hasta aquí, nada que no hayamos visto antes. Lo que resultó diferente en esta ocasión es que por primera vez el matrimonio fue reconocido oficialmente y no se produjo ningún cisma ni llevó a la abdicación de un rey como en el caso de Eduardo VIII. Hubo críticas, sí, pero también el visto bueno de Isabel II. Y así fue como Katharine de Kent allanó el camino por el que luego transitaron otras mujeres que entraron a la realeza por matrimonio. Un legado poco conocido, pero que, hasta después de su fallecimiento, hace historia. 

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