La revista francesa Le Point y el periódico Le Fígaro ha publicado algunos extractos de Reconciliación, el esperado libro de memorias del rey Juan Carlos escrito por su biógrafa, la historiadora franco-venezolona Laurence Debray. En ellos, el padre de Felipe VI cuenta por fin como vivió él uno de los capítulos más convulsos de su reinado: el intento de golpe de Estado del 23- F, que puso en riesgo la incipiente democracia en España.
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En su libro autobiográfico, don Juan Carlos pone en antecedentes al lector y cuenta que un tiempo antes del 23 de febrero de 1981, su padre, don Juan de Borbón, conde de Barcelona, había cenado con el general Milans del Bosch "un encuentro amistoso, sin segundas intenciones". "Antes de retirarme sacaré los tanques a la calle", le dijo el general con aplomo. Honestamente, cuando mi padre me lo contó, lo tomé como una broma. Probablemente, debería haberlo tomado en serio".
El rey Juan Carlos cuenta que sabía que los militares estaban descontentos y que algunos llamaban “traidores” a los miembros del Gobierno. A pesar de ello, nunca imaginó que se estaba gestando un golpe de Estado. "Atravesábamos un periodo de crisis que me preocupaba. Ya no tenía poder ejecutivo para actuar. Solo podía escuchar y alertar. Y entonces ocurrió lo impensable", cuenta sobre aquella noche de febrero de hace 44 años.
También cuenta como su despacho se convirtió en un estudio de televisión y que para dar su famoso discurso se puso "la chaqueta de general; para ir más rápido, ni siquerea me pongo los pantalones" y cuenta de su discurso fue sobrio y eficaz y que duró 90 segundos. También recuerda que se le hizo eterno el tiempo en que dos coches partieron de Zarzuela, una cinta vacía como señuelo por si era detenido, y otra con la "misión de mi mensaje en televisión". "El tiempo me pareció eterno, como inmóvil. Las marchas militares resonaban en bucle en la televisión y la radio. Esperaba, esperaba, impaciente".
También cuenta que algunas personas se estaban preparando ya para el exilio y algunos militantes "había acudido a las sedes de los partidos para quemar archivos". " Envié un segundo télex a Milans del Bosch a la 1:45 de la madrugada. A las 2:30 le pregunté por tercera vez por qué mis órdenes aún no se habían ejecutado. Era muy terco. No fue hasta las 4:30 que los tanques regresaron a su cuartel. ¡Se dice que algunos incluso se detuvieron en los semáforos!". Mientras, según el relato de Juan Carlos I, Tejero seguía en el Parlamento "obstinado". Finalmente salió del Congreso el mediodía del 24 de febrero de 1981, "después de 18 horas de asedio".
