La princesa Leonor y la infanta Sofía se han unido a Felipe VI y doña Letizia viajando desde sus respectivos destinos, la Academia General del Aire de San Javier, en Murcia, y el centro universitario Forward College, en Lisboa. Las hijas de los Reyes no son de las que pierden clases, pero como excepción, la heredera al trono pidió pedir permiso para poder ausentarse; y la infanta Sofía también se saltó dos días para acompañar a su familia a Oviedo, el lugar y la cita que tan felices les hace cada año.
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Las dos hermanas juntas de nuevo en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, donde asistieron al XXXIII Concierto de los Premios Princesa de Asturias. Una noche de música con la que los cuatro abrieron agenda, sonrientes, ilusionados e intercambiando gestos de cariño. Aunque este año han coincidido también el día de la Fiesta Nacional, no son tantas las ocasiones que tenemos de verlos a lo largo del año y es en el Principado donde cada otoño se hace muy visible la unión, el amor y la solidez de la Familia Real.
Cada vez son más los ciudadanos que quieren conocer a la princesa de Asturias y seguirla, porque en verdad se sienten ligados a ella, aunque hay que decir que la bienvenida fue para toda la Familia Real. Los ovetenses saben que son un estímulo importantísimo para la ciudad y cada año salen a la calle para darles la bienvenida y demostrarles su cariño. Los de este año son los séptimos premios de Leonor de Borbón, -hizo su gran debut en 2019, a pocos días de cumplir los 14 años y se nota. La heredera al trono volvió a apostar por un dos piezas (chaqueta y pantalón), un estilo con el que se siente cómoda y con el que proyecta una imagen madura y profesional. Cada vez le cuesta más ponerse un vestido, pero habrá que esperar a la ceremonia de entrega de los premios, porque todo apunta a que habrá sorpresa. Sofía también ha vuelto a recurrir a una de sus prendas preferidas: un mono negro, aunque arriesgando un poco más con la abertura de la espalda. En cuanto a la Reina, quedó claro que quería ceder el protagonismo a sus hijas.
Eran las 19:00 horas cuando llegaron al edificio... Aplausos, música de la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo y, minutos después, la ovación, mientras tomaban asiento. Los cuatro presidiendo el recital 'Brahms y Dvorák. Grandes maestros del siglo XIX'. El Coro de la Fundación y la orquesta Oviedo Filarmonía, dirigidos por Lucas Macías, interpretaron las piezas 'Obertura trágica en Re menor, Op. 81' y 'La canción del destino, Op. 54' de Johannes Brahms; así como 'Danzas eslavas', 'Op. 46, n.º 7 en Do menor' y 'Te Deum', 'Op. 103', de Antonín Dvořák; y a la Familia real, apasionada de la música clásica, se la vio disfrutar de verdad del recital, que contó también con la participación de la soprano Juliane Banse y el bajo-barítono MarkoMimica.
Al fin juntos
Los Reyes y sus hijas abandonaban la sala con la sonrisa de quienes han vivido un concierto que les ha tocado la fibra, pero había algo más. Mientras saludaban a los asistentes al concierto en esa especie de besamanos inverso en el que son ellos los que recorren la larga fila de gente estrechando manos y sacándose selfies quedaba patente que estaban contentos. Era una felicidad que iba más allá de la cita, que les encanta, pero sobre todo están felices de estar juntos.
No es tan frecuente, como decíamos, que la Familia Real coincida al completo. Hace ya cinco años que la princesa Leonor se fue de casa para completar su formación y hace dos que Sofía hizo lo propio. Las hermanas, unidas como están, han pasado mucho tiempo separadas y qué decir de los Reyes, que hacen frente al nido vacío desde hace años ya. Saben que es por su bien, pero no deja de ser duro para una familia con un vínculo especialmente estrecho.
Así las cosas, los Premios Princesa de Asturias son una celebración de la excelencia, una oda a todo aquello por lo que abogan: la cultura, la filosofía, la ciencia, las artes... pero además, es sinónimo de reencuentro. La gran cita de la familia en Oviedo, la tierra de la reina Letizia y ella, como cada año, está pletórica y se le nota. Oviedo se vuelca en los Reyes y sus hijas, y ellos le devuelven el cariño esperando esta cita como agua de mayo.