Los reyes Felipe y Letizia se han desplazado hasta Roma, a donde llegaron este sábado por la tarde, para acudir a la misa de comienzo de Pontificado de León XIV, tres semanas después de que acudieran en este mismo lugar al solemne funeral de Estado de Francisco. La plaza de la Basílica de San Pedro vuelve a ser testigo de una misa para la historia por el inicio del ministerio petrino del obispo de Roma, Robert Francis Prevost, de 69 años, quien es el Papa número 267 de la Iglesia Católica. Entre el resto de invitados han estado jefes de Estado y de Gobierno, mandatarios de todo el mundo y representantes de Casas Reales como Máxima de Países Bajos, Felipe y Matilde de Bélgica o Victoria de Suecia.
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Minutos antes de las 10:00 horas, han llegado los primeros asistentes, mientras el Vicario de Cristo llegaba a San Pedro en el mismo jeep que usó Francisco saludando a las multitudes. De los primeros en hacer acto de presencia han sido los patriarcas y cardenales, quienes se han reunido previamente en la Capilla de San Sebastián, llevando consigo la mitra blanca damascada, quienes se han situado en uno de los lados de la plaza, mientras que el resto de invitados que no pertenecen al clero lo han hecho en el otro lado.
En esta ocasión, la reina Letizia ha vestido de blanco y con mantilla, un privilegio del que pueden hacer uso cinco mujeres en el mundo cuando se presentan ante Su Santidad. El resto de Reinas y primeras damas deben vestir de negro en el Vaticano. Esto se debe a que las reinas católicas pueden acogerse al Privilége du blanc (el privilegio de blanco) que no aplica en los funerales (por eso vistió de luto como el resto de asistentes) pero sí en audiencias y otro tipo de encuentros con el obispo de Roma. Además de la reina Letizia, también pueden ir de blanco la reina Sofía, la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo, Charlene de Mónaco y Paola y Matilde de Bélgica. Solo está permitido para las Reinas y no para las Princesas de estas naciones. Esta deferencia simboliza la pureza, la inocencia y la paz y se otorgó a estas monarquías por haber mantenido su fidelidad a la Iglesia Católica, especialmente durante la Reforma Protestante.
Es la primera vez que se ve a la reina Letizia con mantilla desde hace casi 21 años, cuando el 22 de mayo de 2004 se casó con don Felipe y llevó un velo bordado. La Reina se ha decantado por un vestido blanco de manga larga con largo midi y original cuello drapeado, bolso blanco y zapatos color natural con tacón tipo kitten heels. Como joyas, sus pendientes largos de perlas. Por su parte, don Felipe ha llevado el uniforme de gran etiqueta de capitán general del Ejército de Tierra con el Toisón de Oro, la banda de la Orden de Carlos III y otras condecoraciones, además del fajín rojo.
Los Reyes han encabezado la delegación española formada por la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños; la embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá; y el jefe de la Oposición, Alberto Núñez Feijóo. Todos ellos se han dado cita en una abarrotada plaza de San Pedro, donde ha habido congregadas unas 250.000 personas, lo que ha obligado a desplegar un amplio dispositivo de seguridad compuesto por más de 5.000 agentes.
Además de don Felipe y doña Letizia, también se han desplazado hasta el Vaticano Felipe y Matilde de los belgas, la reina Máxima, Alberto y Charlene de Mónaco y los grandes duques Enrique y María Teresa de Luxemburgo. La Casa Real británica, una de las primeras en confirmar, ha estado representada por el príncipe Eduardo, duque de Edimburgo.
Posteriormente, el Papa ha accedido a la Basílica de San Pedro, donde ha recibido el saludo personal de las delegaciones. Los reyes Felipe y Letizia le han presentado sus respetos con una inclinación y han charlado unos instantes con él. Tal y como ha informado Casa Real, los Reyes han transmitido a Su Santidad la felicitación y los mejores deseos en nombre del pueblo español, del Gobierno y de la Familia Real para un venturoso Pontificado y que esperan verle pronto en España.
Una misa cargada de significado
Esta eucaristía, además de como presentación de Prevost, ha servicio para subrayar la dimensión petrina del Pastor de la Iglesia, resaltando así el valor específico que asumen las insignias episcopales habituales: el palio y el anillo y subraya el estrecho vínculo del obispo de Roma con el apóstol Pedro y su martirio. De la puerta central de la Basílica Vaticana ha colgado el tapiz de la peca milagrosa, que presenta el diálogo entre Jesús y Pedro, al que el rito hace referencia explícita, en la liturgia de la palabra y en los textos eucológicos. Se trata de una reproducción de un tapiz flamenco, realizado para la Capilla Sixtina a partir de un cartón de Rafael Sanzio y conservado en los Museos Vaticanos. Cerca del altar se ha colocado la efigie de la Virgen del Buen Consejo procedente del santuario mariano de Genazzano.
El Papa León XIV fue elegido tras cuatro votaciones en el cónclave de 2025. Su primera audiencia general será el 21 de mayo, y el 24 de mayo tendrá una reunión con la Curia Romana. El Papa es una figura única en el mundo, porque combina dos roles muy distintos. Como líder religioso, es el máximo representante de la Iglesia Católica, con autoridad espiritual sobre más de mil millones de fieles. Pero también es jefe de Estado, ya que gobierna sobre la Ciudad del Vaticano, el país más pequeño del mundo. Este doble papel le otorga una influencia excepcional en temas morales, sociales y políticos. De hecho, el Papa recibe a mandatarios de todo el mundo y a veces actúa como mediador en conflictos internacionales. Es por eso que los eventos vaticanos, como la Gran Misa, suelen tener tanta presencia de líderes globales.