Las fiestas han comenzado oficialmente para la Familia Real de Bélgica. Tras un año intenso, marcado por los cambios, los desafíos y las novedades, llega el momento de hacer balance de lo vivido y brindar por todo lo bueno que está por venir. Un ejercicio en el que tiene un papel clave el tradicional concierto de Navidad que organizan en el Palacio Real de Bruselas. Y es que como muestra de agradecimiento por el apoyo brindado en las actividades oficiales que han llevado a cabo en los últimos doce meses, los Reyes han ejercido de anfitriones para 550 personas en esta cita que da el pistoletazo de salida a la época más esperada. Una velada mágica en la que todas las miradas se han posado en las nuevas generaciones y también han dado mucho que hablar las sonadas ausencias.
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La noche ha comenzado en el Salón del Trono, donde han saludado a todos los asistentes al concierto, que mezcla música clásica, villancicos y danza y se emitirá en la televisión del país la mañana del 25 de diciembre, antes del tradicional mensaje navideño que el rey Felipe manda a la nación. En este telón de fondo se ha producido la imagen más esperada, el habitual posado de la Familia Real con la decoración navideña: un Belén a tamaño grande y un abeto XL que la propia Matilde se ha encargado de preparar horas antes, con bolas doradas y luces. En el Palacio Real hay un total de siete árboles adornando diferentes estancias, generando así la sensación de estar en un cuento.
Esta foto se ha convertido en un segundo christmas con dos protagonistas indiscutibles: la princesa Elisabeth y la princesa Eléonore. Se trata de la esperadísima reaparición de la heredera al trono, quien ha vuelto a casa por Navidad. Cabe recordar que vive en Estados Unidos porque está haciendo un máster en Políticas Públicas en la Universidad de Harvard, lo que la obliga a estar ausente gran parte del año en la agenda pública del país que un día reinara. También su hermana pequeña ha acaparado las miradas por su gran transformación a punto de llegar a la mayoría de edad. Un cambio que es evidente en su físico, pero también en su armario, puesto que en esta velada define su propio estilo.
Habitualmente esta cita reúne a gran parte de la realeza, pero en esta ocasión los príncipes Gabriel y Emmanuel. Según la prensa belga, se han ausentado "debido a sus estudios". El príncipe Laurent y la princesa Astrid también han sido invitados, pero no se han sumado al concierto. La hermana de Felipe de los belgas ha confirmado este mismo diciembre que da un paso al lado por motivos de salud. "Por consejo de sus médicos, desea retirarse de este cargo por motivos de salud, que ya no le permiten cumplir plenamente con las exigencias del mismo", anunciaba en un comunicado oficial. Desde su entorno tranquilizaban diciendo que no padece ninguna enfermedad preocupante, sino que la baja se debe a dolores de espalda y problemas para dormir.
Las ausencias no han impedido a los Reyes y sus hijas disfrutar del concierto, en el que han emocionado las interpretaciones de los solistas de la Capilla Musical, Louise Foor y João Pedro Gonçalves, junto con la Orquesta de Cuerdas BRYGGEN. También brillante ha sido la puesta en escena de los jóvenes bailarines de la Escuela de Ballet Mosa de Lieja y el Coro Infantil Waelrant de Amberes. Las dos grandes estrellas de esta edición han sido la cantante Typh Barrow, coach de La Voz Bélgica a la que muchos comparan con Adele y Amy Winehouse; y el actor Francisco Schuster, muy querido en la escena europea y protagonista de una estremecedora historia de vida.
Los ensayos en Palacio y el consejo de la Reina
Además de disfrutar del directo, la Familia Real también ha felicitado a los músicos y bailarines, de los que han estado pendientes los días previos. La reina Matilde salía esta semana de su despacho para ver los ensayos y conocer las sensaciones de los artistas ante un reto de esta magnitud. "Sobre todo cuando la sala está llena, hace muchísimo calor. Debéis estar preparados para eso. Mucha suerte a todos. Me encantará escucharos", les aconsejaba con un detalle importante y desconocido. En esos preparativos, Typh Barrow confesaba que era "surrealista" y a la vez "magnífico" poder vivir esta experiencia en el Palacio Real.