Tras meses de espera y especulaciones, se acerca la publicación del que promete ser uno de los grandes libros del año: Reconciliación, el libro de memorias que el rey Juan Carlos ha escrito de su puño y letra junto a su biógrafa franco-venezolana, la historiadora Laurence Debray. Dentro de este escrito, en cuya portada aparece don Juan Carlos vestido con el uniforme de gran etiqueta de capitán general del Ejército de Tierra y luciendo condecoraciones como el Toisón de Oro o la banda celeste de la Orden de Carlos II, leeremos, por primera vez en la historia, a un antiguo monarca relatar cómo vivió algunos de los episodios más importantes de nuestro país. Sin embargo, no solo plantea una visión institucional y política, sino que también muestra la faceta personal del Rey, quien habla tanto de su mujer como de sus hijos y, por supuesto, sus nietos.
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Con motivo del lanzamiento de estas memorias, ha ofrecido una entrevista en la revista francesa Le Point, una conversación sincera y relajada en la que se abre con una evidente nostalgia, pero sin amargura. Entre otros temas, trata su relación con la princesa Leonor, a quien adora. Al igual que ha orientado siempre con cariño y firmeza a su hijo, el rey Felipe, siendo consciente de que llegaría el momento en el que heredaría la gran responsabilidad de llevar la corona, lo mismo ocurre con su nieta Leonor. Cuando le preguntan qué consejo le gustaría dar a la futura reina de España, contesta cariñosamente: "Que confíe en sí misma, que cumpla su deber con simpatía y benevolencia, que sea garante del respeto a la Constitución española".
A pesar de la distancia, el rey Juan Carlos ha mantenido el contacto con sus nietos todo este tiempo, tanto a través de llamadas como de visitas cuando se ha dado la oportunidad. Hace justo dos años, cuando Leonor cumplió la mayoría de edad, su abuelo quiso celebrarlo junto a ella, y, aunque no estuvo presente en su jura de la Constitución en el Congreso de los Diputados, sí acudió, junto a la reina Sofía, a la recepción familiar y de carácter privado que tuvo lugar posteriormente en el Palacio de El Pardo con motivo del 18 cumpleaños de la futura reina.
