Bienestar emocional

Carol Coleman, educadora: “Las relaciones sociales positivas contribuyen a garantizar un desarrollo saludable”


Revela pautas esenciales para fomentar el bienestar de los niños y los adolescentes en el colegio mediante el fortalecimiento de vínculos con sus iguales


Carol Coleman, directora de Soporte al Estudiante, The British School of Barcelona© The British School of Barcelona
9 de octubre de 2025 - 13:00 CEST

Nuestros hijos pasan la mayor parte del día en el colegio. Que estén a gusto en él es, por tanto, indispensable para su bienestar e incluso, para su salud mental. Es evidente que los profesores, especialmente los tutores, desempeñan un papel clave al ser sus adultos de referencia allí, pero la base para que niños y adolescentes se encuentren bien en su centro escolar son, sin duda, los amigos

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¿Cómo fortalecer los vínculos sociales dentro del colegio? ¿Cómo ayudar a estos niños y adolescentes, especialmente a los más tímidos o a los que presenten más dificultad a la hora de socializar? Se lo hemos preguntado a Carol Coleman, directora de Soporte al Estudiante de The British School of Barcelona.

El patio a veces puede ser abrumador para algunos alumnos.

Carol Coleman, directora de Soporte al Estudiante de The British School of Barcelona

¿Cómo influyen, en niños y adolescentes, los vínculos sociales?

Los vínculos sociales tienen un rol importante en el desarrollo cognitivo, emocional y social. A través de las relaciones, los niños y jóvenes aprenden a pensar, entender el mundo, comunicarse con los demás, comportarse, expresar emociones y desarrollar habilidades sociales. A medida que los niños crecen, sus redes sociales cambian, pero cada etapa requiere que se satisfagan necesidades mentales y conductuales específicas a través de la socialización.

¿Cómo ayudar a los niños a conectar entre ellos y a generar vínculo dentro del colegio?

Hay muchas cosas que se pueden hacer para ayudar a todos los alumnos a conectar y generar vínculos. Para empezar, asegurarnos que la escuela sea un sitio seguro y que los alumnos tengan un sentido de pertenencia y que se sientan valorados como miembros de la comunidad educativa. También dar los adultos buen ejemplo de comportamientos sociales positivos y establecer rutinas coherentes que fomenten la confianza.

En nuestra escuela las relaciones sociales se enseñan dentro del contexto de asignaturas como Educación Personal, Social, Sanitaria y Económica (PSHE) en la que los alumnos aprenden sobre comunicación, empatía, respeto, cooperación y cómo construir y mantener relaciones saludables. Las lecciones pueden incluir temas como la amistad, el trabajo en equipo, la resolución de conflictos y la comprensión de diferentes perspectivas. 

Las relaciones son una parte importante del currículo, pero también del día a día en el colegio en la que hay múltiples oportunidades para ayudar a los alumnos a desarrollar las habilidades sociales y emocionales que necesitan para interactuar de forma positiva con los demás en la escuela y en la sociedad en general.

Un buen ejemplo sería un proyecto que hemos desarrollado en la escuela llamado los “siete pasos para convivir con respeto”, en el que ayudamos a los alumnos a aprender las herramientas para gestionar conflictos y emociones de manera pacífica en el patio. Con el apoyo inicial de los RAINBOW LEADERS —docentes y alumnos formados para acompañar este proceso— los niños desarrollan empatía, autonomía e inteligencia emocional, aprendiendo a canalizar sus sentimientos sin hacerse daño a sí mismos ni a los demás y fortaleciendo así su bienestar, su capacidad de relacionarse y su crecimiento integral.

© Getty Images

¿Cómo debe ser esa ayuda en el caso de los adolescentes?

Desarrollar la comprensión y las habilidades de los alumnos más jóvenes es esencial para prepararlos para saber cómo tener éxito con las relaciones más complejas a las que se afrontarán en la adolescencia. Por ejemplo, aprender habilidades para manejar sentimientos difíciles en sus amistades, como la decepción o la ira les ayudará a reflexionar sobre cómo comportarse con amabilidad en relaciones más complicadas más adelante.

Las amistades positivas en la adolescencia pueden sentar las bases para relaciones adultas satisfactorias, incluidas las relaciones sentimentales

Carol Coleman, directora de Soporte al Estudiante de The British School of Barcelona

En la adolescencia el aprendizaje debe continuar, construyendo sobre esta base e introduciendo conceptos y habilidades que les ayudarán a navegar relaciones más complejas, con el inicio de las relaciones sentimentales, la profundización de las amistades y el aumento de la presión social.

Al ser las relaciones sociales un aspecto tan importante en la adolescencia, intentamos crear múltiples oportunidades para conectar; por ejemplo, trabajando juntos en proyectos o participando en actividades cooperativas en diferentes asignaturas.

A estas edades, las horas de recreo también son importantes y entendemos que el patio a veces puede ser abrumador para algunos alumnos. Por esta razón creamos espacios como el Wellbeing Hub dónde pueden acudir los alumnos que prefieren un ambiente más tranquilo y relajado para participar en actividades como juegos de mesa o puzles. Esta opción es ideal para aquellos alumnos que prefieren socializar en pequeño grupo o que necesitan un contexto más seguro para desarrollar nuevas amistades.

¿Por qué es importante esta ayuda dentro del entorno escolar?

No todos los alumnos y las alumnas desarrollan estas habilidades de la misma manera o tienen las mismas oportunidades, por una variedad de razones. Por lo tanto, la escuela puede ser esencial en cuanto a equiparar estas desigualdades. 

En el entorno escolar podemos facilitar un entorno seguro en el que los alumnos se sientan cómodos para entablar relaciones y resolver conflictos. Estamos pendientes de aquellos alumnos que muestran más dificultades para establecer vínculos o que necesitan una ayuda más específica a la hora de desarrollar sus habilidades sociales. 

Un paso más allá de los vínculos sociales, ¿cómo ayudarles a hacer amigos, especialmente cuando les cuesta más, en el colegio?

En la escuela trabajamos la identificación temprana, lo que nos permite intervenir cuando creemos que algún alumno necesita algo de ayuda adicional para desarrollar las habilidades necesarias para establecer vínculos positivos. Por ejemplo, con los alumnos de primaria, organizamos sesiones para trabajar las habilidades sociales en pequeño grupo en los que los alumnos se convierten en detectives sociales y deben observar e interpretar las señales sociales, comprender las reglas sociales ocultas y responder adecuadamente en diferentes situaciones.

A los alumnos mayores los guiamos para que participen en la gran variedad de actividades grupales que organizamos, ya que es una buena manera de desarrollar conexiones con sus compañeros con un adulto facilitador presente. Por ejemplo, las actividades que proporcionamos a la hora de comer son una buena oportunidad para conectar con otros alumnos con intereses compartidas como puede ser debate, revista estudiantil, teatro, música, terapia artística, STEM y tecnología o club de ajedrez.

También es importante trabajar de manera colaborativa con la familia para que esos vínculos se afiancen también fuera de la escuela.

¿Por qué es necesario que niños y adolescentes de todas las edades no solo se lleven bien con sus compañeros, sino que también tengan amigos?

A cualquier edad las relaciones sociales positivas contribuyen a garantizar un desarrollo saludable, tanto físico como social y emocional. A medida que los niños pasan a la adolescencia y comienzan a pasar menos tiempo con sus familias, las amistades con sus compañeros se convierten en una fuente cada vez más importante de estas relaciones sociales.

La adolescencia es un periodo de cambio y las relaciones con los amigos desempeñan un papel importante a medida que el adolescente se vuelve cada vez más independiente, desarrolla su propia identidad y su autoestima. Las amistades positivas proporcionan compañía, apoyo y un sentido de pertenencia. Las amistades positivas en la adolescencia pueden sentar las bases para relaciones adultas satisfactorias, incluidas las relaciones sentimentales.

© Getty Images

¿Qué otros aspectos son necesarios para el bienestar de niños y adolescentes en el entorno escolar?

En nuestro enfoque hacia el bienestar dividimos los contribuyentes en físicos y mentales. Contribuyentes físicos serían sueño adecuado y reparador, una dieta sana y equilibrada y actividad física regular. Contribuyentes mentales serían conectar con uno mismo, con la naturaleza y con los demás, participar en una actividad satisfactoria y ayudar a una causa o a otras personas.

¿Debe intervenir el profesorado cuando comprueban que un niño juega habitualmente solo?

El juego en solitario por sí no necesariamente es motivo de preocupación. Algunos niños disfrutan de tiempo a solas, pueden estar muy concentrados en su juego o simplemente necesitan un ritmo más lento para entrar en contacto con otros niños a través del juego

El objetivo no es forzar la sociabilidad, sino garantizar que el niño tenga acceso a experiencias sociales positivas y no se vea aislado por factores que no puede controlar.

Carol Coleman, directora de Soporte al Estudiante de The British School of Barcelona

Pero si esto ocurre de forma habitual, deberíamos preguntarnos por las razones. Será importante observar para ver si, por ejemplo, no se le incluye o sus intentos de socializar son rechazados. Esto nos ayudará a diseñar una intervención adecuada a sus necesidades, siempre con cuidado, respetando el temperamento del niño y centrándonos en crear un entorno inclusivo y de apoyo. El objetivo no es forzar la sociabilidad, sino garantizar que el niño tenga acceso a experiencias sociales positivas y no se vea aislado por factores que no puede controlar.

Si el alumno que pasa la mayor parte del tiempo de recreo solo es un adolescente, ¿es necesaria la intervención?

Lo primero de todo sería observar patrones de conducta, ¿se aísla voluntariamente, siempre está solo o es únicamente a veces, busca actividades alternativas como leer o escuchar música, parece relajado o muestra signos de ansiedad, evita el contacto visual cuando se le acercan, es un comportamiento nuevo, etc.?

Fomentar una relación de confianza con el alumno nos permitirá poder explorar en más profundidad cómo podemos ayudar. Será importante no proporcionar una solución desde nuestra perspectiva, sino ofrecer opciones para que el adolescente se sienta en control de la situación y celebrar pequeños pasos.

Podemos fomentar actividades estructuradas en las que participar resulte natural (proyectos en grupos reducidos, clubes a la hora de comer, etc.). Cuando los alumnos son nuevos, funciona muy bien emparejarlos con un compañero amable que les brinda compañía y ayuda a la hora de navegar sus primeros días en el colegio. Podemos pedir al alumno que tome un rol de responsabilidad en el colegio para aumentar la autoestima y sentido de pertenencia, entre muchas otras estrategias. 

Para tener éxito será esencial adaptar la intervención a las necesidades individuales del alumno, ya que cuando un adolescente se siente visto y comprendido, es más probable que asuma riesgos sociales y establezca conexiones genuinas. 

Si las dificultades persisten, habrá que mirar más allá de la superficie, ya que en ocasiones el aislamiento es señal de problemas más profundos, como acoso escolar, ansiedad social o baja autoestima. 

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