Niña sonriente con balón de baloncesto© Getty Images

Neurodesarrollo

El sorprendente papel que el ejercicio físico juega en el desarrollo del lenguaje infantil

¿Cómo debe ser ese ejercicio para que estos niños puedan mejorar sus dificultades con el lenguaje?


12 de mayo de 2025 - 18:00 CEST

Ya sabemos los beneficios de hacer ejercicio físico a lo largo de la vida, incluida la infancia. En los niños, de hecho, el movimiento libre es una necesidad y va muy de la mano con su desarrollo. Tanto es así, que incluso repercute directamente en el desarrollo del lenguaje, incluso en aquellos niños con un trastorno específico del lenguaje. Pero ¿cómo lo hace?

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

“Diferentes estudios han mostrado que el ejercicio físico promueve el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos, un mayor flujo sanguíneo en el cerebro (que genera cambios en la liberación de neurotransmisores), la formación de nuevas sinapsis entre neuronas y la formación de nuevas neuronas, y cambios en la estructura del sistema nervioso central”, asegura Llorenç Andreu Barrachina, Catedrático de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

Y el resultado de todos esos cambios a nivel físico en el niño es la activación neurológica y fisiológica, lo que “favorece un rendimiento óptimo durante tareas cognitivamente exigentes”. El catedrático argumenta esta correlación con un estudio un estudio de la Universidad de Delaware (Estados Unidos) llevado a cabo con niños de Primaria. El estudio dejó claro que los niños que, tras una tarea de aprendizaje de vocabulario, nadaron durante tan solo 3 minutos tras la tarea en cuestión, retuvieron significativamente más palabras que los que permanecieron en reposo y que los que realizaron un ejercicio anaeróbico.

Por tanto, aunque el estudio y los datos citados hacen referencia a niños sin trastornos del lenguaje, “podemos deducir que el ejercicio físico favorecerá también la realización de tareas cognitivas en los niños con trastornos del lenguaje, aunque no hay prácticamente estudios que se hayan centrado específicamente en esta población”.

Niña en la piscina con gafas de agua© Getty Images

¿Cómo beneficia el ejercicio físicos a los niños con trastorno del desarrollo del lenguaje?

Los trastornos del desarrollo del lenguaje (TDL) afectan aproximadamente al 7 % de las niñas y niños en edad escolar y va, desde problemas a priori más fáciles de resolver, como los que tienen que ver simplemente con la pronunciación, a otros de mayor gravedad, como el Trastorno Específico del Lenguaje (TEL), que puede afectar tanto al habla como a la capacidad de escucha e incluso, a la lectoescritura.

Para ellos, el ejercicio físico es, si cabe, más necesarias, pues varias revisiones científicas han encontrado el efecto de la actividad física sobre la función ejecutiva durante la primera infancia, tal y como expone Llorenç Andreu Barrachina. En concreto, ha encontrado efectos beneficiosos, nos dice, en el desarrollo de la memoria de trabajo, la inhibición, y el cambio de atención.

El ejercicio físico promueve el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos, un mayor flujo sanguíneo en el cerebro, la formación de nuevas sinapsis entre neuronas y la formación de nuevas neuronas, y cambios en la estructura del sistema nervioso central

Llorenç Andreu Barrachina, catedrático de Psicología y Ciencias de la Educación

Esas mejoras en la función ejecutiva, de las que los niños con un trastorno del lenguaje o sin él pueden aprovecharse, se llevan a cabo mediante mecanismos neurobiológicos y psicosociales. “Entre los mecanismos neurobiológicos se encuentran la capacidad de la actividad física para aumentar el flujo sanguíneo, facilitando así la oxigenación del cerebro; la liberación inducida por actividad física de neurotrofinas, promoviendo la eficiencia de los procesos neuronales; y la secreción o regulación de neurotransmisores, siendo la noradrenalina y la dopamina en la corteza prefrontal fundamentales”, detalla Barrachina. “Por otro lado, los mecanismos psicosociales pueden incluir mejoras en el estado de ánimo y en el sueño”.

El catedrático de la UOC pone como ejemplo el caso de una niña con retraso en el desarrollo del lenguaje que mostró una sorprendente mejora tras participar en el programa Active Early Learning, una intervención educativa desarrollada en Australia por un equipo interdisciplinar de investigadores en desarrollo infantil, educación física y salud pública de la Universidad de Canberra para promover el desarrollo físico, cognitivo y social de niños de entre 3 y 5 años a través del aumento de la actividad física estructurada.

Durante un ejercicio que incluía la narración de cuentos y movimientos para imitar animales, esta niña comenzó a repetir palabras clave del relato, algo que no había logrado nunca antes. Este pequeño avance no solo mejoró su vocabulario, sino que también transformó su confianza y facilitó su integración social, como indican desde la UOC.

¿Cómo deben ser el ejercicio físico en niños que necesiten mejorar su lenguaje?

Para responder a esta pregunta, Llorenç Andreu Barrachina hace referencia a la clasificación del ejercicio físico en aeróbico y el anaeróbico. El ejercicio aeróbico (nadar, caminar, ir en bicicleta) es el que se utiliza para se utiliza para mejorar la salud cardiovascular general. El ejercicio anaeróbico es, en cambio, una actividad física vigorosa, que se produce en espacios de tiempo cortos y que, a menudo, es rápida. “En este tipo de ejercicio se consume el glucógeno y, por tanto, se lleva a cabo sin depender del oxígeno como fuente de generación de energía. Se trata de actividades como el levantamiento de pesas, la calistenia, los sprints o el CrossFit”.

La actividad aeróbica se relaciona con mejoras en la atención, la resolución de problemas, la memoria y la función ejecutiva” (las dificultades en el lenguaje pueden ir asociadas a dificultades en las funciones ejecutivas en algunos de estos niños). “En cambio, los estudios que han examinado el papel del ejercicio anaeróbico en las capacidades cognitivas han arrojado resultados menos claros”, aclara el catedrático de la UOC.

“Una estrategia satisfactoria es la combinación del ejercicio puntual y el entrenamiento regular. Múltiples estudios han mostrado que esta combinación potencia los beneficios cognitivos, en comparación con su aplicación por separado”, subraya. “Así, en entornos educativos, se ha probado que la integración de pequeñas dosis de ejercicio aeróbico con tareas cognitivas durante varias semanas tiene efectos positivos”.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.