Los vestidos de novia son prendas muy personales con las que la novia puede expresar su estilo en una jornada única. En esta elección algunas prometidas se inspiran en las tendencias de cada época, otras parten de una idea con la que llevan años soñando y unas terceras prefieren acogerse a fórmulas clásicas. Este último es el caso de Miriam, una recién casada que pasó por el altar en Menorca y para su gran día se puso en manos del equipo de Navascués. En este atelier comprendieron su visión de un look atemporal, sin estridencias y acertaron con un diseño por el que, sin duda, no pasará el tiempo. De la mano de la protagonista, viajamos a través de este enlace viral que esconde preciosos recuerdos.
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Un diseño made in Madrid
Para esta novia viral todos los caminos conducían a una de las firmas nupciales más populares. Navascués fue el taller elegido para su look nupcial. "Aparte de ser para mí el mejor taller de confección de vestidos de novia, tengo amigas que se han hecho también los vestidos con ellos y me habían hablado maravillas", nos explica. Por ello se decidió a coger cita y exponer al equipo sus inquietudes y gustos, a fin de lograr un resultado a medida espectacular.
Cuando acudió a la cita inicial, se dio cuenta de que aquel era su sitio. “El primer día que tuve la prueba con Guille, sabía que tenía que ser ahí. Me entendió y percibió lo que quería al instante. En mi segunda prueba conocí a Carmen, quien me ha acompañado en todo el proceso y me ha hecho sentirme yo al 100%, dándome cariño y confianza. Por ellos, no tuve ninguna duda de que había elegido muy bien”, reconoce Miriam.
En la reconocida casa encontró un espacio de confianza que le invitaba a imaginar cómo sería ese traje que tantas veces le venía a la mente. “Llevaba tiempo sabiendo qué es lo que quería llevar en mi boda. Me quería sentir yo, por eso no quería irme a lo extravagante ni una novia exagerada. Quería ir simple y tradicional y por ello elegí ese vestido, de escote cuadrado y manga larga, con bordados que le daban un toque al vestido”, defiende.
"Tengo que dar las gracias a mi madre y a Sonia, mi suegra. Me ayudaron muchísimo en la elección de los detalles del vestido y siempre me acordaré lo divertidas y emotivas que me han hecho pasar las pruebas de vestido", comparte Miriam.
Cambiar de look para celebrar a lo grande
Si bien su vestido de novia fue una oda al clasicismo, con una larga cola y un cuerpo acabado en cintura a la vasca (uno de los grandes fenómenos estéticos de 2025), nuestra protagonista no quiso renunciar a vestir un segundo estilismo, con un estilo y una silueta diferentes. “Para la fiesta quería algo totalmente distinto, por eso elegí un escote de hombros descubiertos con un cuerpo de una tela que le diera gracia, simulando flores”, apunta. Una falda sencilla, un escote Bardot y una tela floral hicieron el resto. Para este momento de la jornada, se despidió de su recogido y dejó su melena suelta con ondas.
Su primer diseño era una elección muy apropiada para una ceremonia religiosa a finales de verano, como la que fue. Una jornada en la que los novios se reunieron con sus seres queridos más cercanos: "nuestra boda quisimos que fuera pequeña, que fuera especial para todos y por eso nos acompañaron nuestras familias y amigos íntimos".
Como accesorios, Miriam recurrió a joyas minimalistas, pero modernas; unos zapatos de Aquazzura y un complemento estrella: "me apetecía un velo que pudieran usar mis hermanas el día de mañana, que recordáramos las tres con mucho cariño y que fuera algo especial". Y así fue como su velo amantillado captó todas las miradas en su 'sí, quiero'.
Una fórmula clásica
El diseño floral elegido como ramo de novia fue simple, pero no por ello menos elegante. "El ramo me lo regaló una de mis mejores amigas, Cris, que no pudo estar en la boda, ya que había dado a luz a su segundo hijo hacía una semana. Quería un ramo sencillo, de flores blancas, que representan un nuevo comienzo, y por eso elegí las rosas blancas con olivo, que es el árbol favorito de mi padre", señala Miriam.
Sin renunciar a su belleza natural, esta novia buscaba un maquillaje que no la ocultara entre capas, efecto máscara, sino que fuese sutil. “Me daba miedo las sombras de ojos porque nunca me suelo poner, pero la verdad que Yael Maquieira, que me acompañó a Menorca para maquillarme, hizo un trabajo brutal”, admite. En el cabello, buscaba un efecto duradero para toda la jornada, un moño, pero que pudiese desmontar de cara a la fiesta y Eduardo Sánchez logró que se sintiera ella misma: “es muy amigo de la madre de Pepe y me hizo el gran favor de peinarme en la boda”.
Menorca como enclave de esta boda
Nuestra protagonista acertó de lleno con su look nupcial para casarse con Pepe, su gran amor. La pareja escogió el 20 de septiembre de este año como fecha de su gran día, que tuvo lugar en la Iglesia de Santa María de Mahón, Menorca. A la ceremonia le siguió una bonita celebración en Torralbenc, un espacio dedicado al agroturismo de lujo en esta isla balear.
A fin de estar más relajados y poder disfrutar de la experiencia, la pareja contrató al equipo de Peonías Eventos como responsables de la organización. Ellas fueron un gran apoyo a la hora de dar forma a la boda. "Al ser en una isla necesitábamos wedding planner y por ello contamos con la ayuda de Patri y Elena, de Peonías Eventos. Ellas y todo el equipo Torralbenc, María y Mónica hicieron posible el día más feliz de nuestras vidas”, concede Miriam.
Todas las imágenes de la pareja son fruto del trabajo del reputado estudio fotográfico Liven. "En cuanto a la elección del equipo de fotografía, Patri (de Peonías Eventos) nos presentó a Enrique de LIVEN y la verdad que no teníamos duda de que tenía que ser él quien nos acompañara en nuestro día. Enrique y Gabriela son dos personas increíbles, han sabido captar cada momento, cada rincón y cada detalle de nuestra boda y nos hemos sentido como si les conociéramos de toda la vida. Han sido esas personas que nos han transmitido paz desde el primer minuto de nuestra boda, dándonos confianza y tranquilidad en cada momento, y son momentos que no se olvidan nunca".
"Tengo que decir que gracias al equipo de Patri, junto con Enri de LIVEN y Yael, nos lo hicieron muy fácil. Yo estuve toda la mañana preparándome con Enri. Pensaba que iba a estar bastante nerviosa y todo lo contrario, ¡se convirtió en una mañana súper divertida!", recuerda.
La decoración, en blanco con notas de color
Frutas y sutiles flores de colores se mezclaban en las mesas del banquete, que llevaban una refinada mantelería blanca. “De la decoración se encargaron desde Peonías Eventos, con Es Bonsáis, de allí, de la isla y quedó todo espectacular. Aparte, Lagom Decor Studio nos hizo toda la papelería, una auténtica fantasía”, desvela. Las diferentes calas de Menorca fueron los motivos escogidos para dar nombre al seating plan y los meseros.
La gran sorpresa para los invitados fue en clave musical, una invitación inolvidable que se convirtió en uno de los grandes momentos de este 'sí, quiero'. "Contamos con una actuación de Pol 3.14, que para nosotros fue increíble. Una de nuestras canciones favoritas es Jóvenes eternamente. Después, contamos con Drums, que nadie se lo esperaba y nuestros invitados lo dieron todo".
"Respecto a la música, sonido e iluminación lo hicimos con Hey Mickey! Y no podrían haber organizado mejor los espacios, han sabido entender a la perfección qué era lo que queríamos en cada lugar de Torralbenc. El Dj, Jimmy, fue increíble, supo animar a todo el mundo por igual y eso es lo que buscábamos en nuestra boda, que todo el mundo disfrutara de cada canción".
El balance final de la boda de Miriam y Pepe lo hace la propia novia, a quien le preguntamos acerca de aquello que rememora con especial ilusión, lo más bonito del día. "Creo que lo más especial de ese día fue la complicidad que teníamos los dos y las ganas que teníamos de disfrutarlo todo juntos, no nos separábamos", concluye. Y ese fue, por descontado, el mejor comienzo para un nuevo capítulo en su historia de amor.
