La boda de Alejandra Navarro y Carlos Fuente, que tuvo lugar el pasado sábado 6 de septiembre en Galicia, nos ha dejado muchas anécdotas, detalles y looks impactantes. Fue un romántico enlace en un escenario lleno de historia, la Basílica de San Martín de Mondoñedo, rodeados de sus familiares y amigos, entre los que no faltaron muchos compañeros de profesión de la novia que se han convertido en su segunda familia como Bea Gimeno y Nacho Aragón, María García de Jaime y Tomás Páramo o las hermanas Pombo. Los estilismos de los invitados causaron sensación, pero por encima de todos ellos estaba -como no- el de la novia, que no llevó solo un look, sino dos.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
El primer vestido de la novia
Para este gran día, con el que la pareja empezaba un nuevo capítulo de su historia de amor que comenzó hace doce años, Alejandra quería que su vestido reflejara cómo es ella, su forma de ser y su manera de ver la moda y que, además, incluyera recuerdos de su familia.
Para plasmar las ideas que tenía sobre su vestido confió en el atelier de Marta Martí, que supo aunar todo lo que quería en un vestido único. Como nos adelantó Alejandra, era un diseño hecho a medida basado en un corsé asimétrico trabajado artesanalmente por piezas, como un puzle, a partir de distintos tejidos de su familia, algunos plisados, otros en encaje, con algún detalle en rosa y antiguos bordados de su abuela. Iba combinado con una falda con vuelo de muselina y un velo casquete muy especial, creado también a partir de un tejido familiar.
Para su ramo, Alejandra confió en Elena Suárez, que creó para ella una composición muy sencilla, de calas rosas. Una elección con la que la influencer se unía a dos de las tendencias más extendidas en ramos de novia: llevar un solo tipo de flor y que estas sean de tallo largo.
Inés Castaños fue la encargada de crear para Alejandra un maquillaje muy natural, en tonos tierra. En cuanto al peinado, prefirió llevar el pelo suelto, como siempre suele hacer, pero adornado por unas pequeñas trencitas deshechas.
Un vestido convertible para disfrutar del gran día
Durante la celebración, que fue en la casa que los padres de la novia tienen en Ribadeo, ella cambió su look, pero no al completo. Cada vez es más habitual que las novias, en lugar de optar por dos o tres vestidos diferentes, elijan un diseño convertible que evoluciones y se adapte a los diferentes momentos de la boda. Y eso fue, precisamente, lo que hizo Alejandra.
Como el corsé era tan especial, tan solo modificó una parte del vestido. “No queríamos cambiarlo totalmente, nos gustaba demasiado el corsé-joya”, nos explicaba días antes de dar el 'sí, quiero'. Así que apostaron tan solo por otra falda midi, más cómoda de cara al baile, con transparencias y detalles de volantes añadidos en organza.
Como complementos siguió llevando las mismas joyas que para la ceremonia, además de su anillo de pedida, unos pendientes de la firma Leandra, de la colección Pine, realizados en oro amarillo de 18 quilates con diamantes talla brillante; y una sortija, también de Leandra, de la colección Constellation realizada en oro amarillo de 18 quilates, rodiada en negro con diamantes talla brillante. Tan solo añadió su alianza, que los recién casados se han hecho con la joyería artesanal Simuero “un poco diferentes, pero superespeciales”.