Las madrinas del norte tienen un estilo que se reconoce a simple vista. Selecto y refinado, pero también sorprendente. Porque si algo define a estas mujeres es su capacidad para moverse entre dos mundos: el de la elegancia discreta y el de la moda valiente, capaz de romper con los protocolos más estrictos cuando la ocasión lo merece. A diferencia de las madrinas madrileñas, que suelen apostar por la sobriedad más clásica, o de las madrinas andaluzas, que en muchas ocasiones se ciñen con orgullo a los códigos tradicionales, las del norte combinan tradición y riesgo con una naturalidad admirable.
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Se atreven con colores intensos, detalles-joya, patrones inesperados, cortes poco convencionales y estampados que rompen con lo establecido, pero siempre desde una estética cuidada y coherente. Ellas entienden la moda como una forma de expresión y lo comprobamos a continuación a través de estas 6 madrinas con estilo.
La boda de Nerea y Pablo nos dejó para el recuerdo una buena dosis de inspiración nupcial. Si la novia brilló con sus tres estilismos, también lo hizo la madrina, una figura que, aunque secundaria, también es protagonista. María Jesús acompañó a su hijo al altar, luciendo un diseño de la diseñadora vizcaína Alicia Rueda. No podía ser de otra manera, ya que su nuera es la responsable de la línea de novias e invitadas de Alicia Rueda Collections. De hecho, fue ella misma la encargada de versionar este diseño y adaptarlo a los gustos de su suegra.
Hablamos del vestido Alia, un 'top ventas' de la marca que en su día ya lucieron figuras como Paula Echevarría. Es un diseño largo, de manga larga, crep doble con abertura lateral y aplicaciones de cristal cosidas a mano. Nerea lo adaptó cerrando la abertura delantera y trasladándola a la parte de atrás. Además, marcó mucho más las hombreras y añadió una botonadura trasera hasta la abertura. Anita Ribbon, responsable de los tres tocados de la novia, también se encargó de la madrina y le realizó a medida un diseño ladeado en azul noche con detalle de plumas, muy favorecedor para este tipo de vestidos de cuello cerrado.
De sobra es conocida en la industria de la moda española la figura de Margarita Ruyra de Andrade, cofundadora de Es Fascinante junto a su hija, Valentina Suárez-Zuloaga. De ella siempre esperamos looks impecables, diferentes, y más aún cuando se trata de la boda de su hijo, donde se convirtió en la madrina más elegante siguiendo sus propios códigos de estilo.
Miguel Suárez-Zuloaga, el hijo de la empresaria, se casó con Leticia Domínguez-Adame en Zumaia (Guipúzcoa, País Vasco) y Margarita confió en el talento local, apostando por un total look de la donostiarra Isabel Zapardiez para Es Fascinante. Estaba compuesto por un vestido de cuadros en verde y blanco, con cuello bordado, y una majestuosa sobrefalda de tafetán y lazada frontal en verde oliva. Un look que se alejaba de los clásicos patrones de madrina y que huía también de la tradicional mantilla. En su lugar, y haciendo un guiño a la tierra, llevó un tocado que emulaba a las tradicionales txapelas vascas en el mismo tono, con el toque festivo de las plumas de avestruz.
La firma bilbaína Sophie et Voilà ideó un perfecto vestido de madrina para Maite, que llevó a su hijo Javier del brazo hacia el altar. Era un diseño que cumple perfectamente con el protocolo para madrinas: liso, en un favorecedor tono verde, con manga tres cuartos y discreto escote pico. El detalle que lo hacía especial y diferente es su bajo ligeramente asimétrico, rematado en un maxivolante.
Esta madrina llevó a su hijo Alejandro del brazo al altar, en una boda celebrada en Asturias. Para ello, eligió un tono que es siempre sinónimo de elegancia: el azul noche. Era un diseño liso muy favorecedor, de largo midi y con un llamativo cuello de pedrería, al que añadió una capa ligera por encima, el detalle perfecto para bodas celebradas por la Iglesia. Y es que nos fascina el añadido del broche-joya con el que la sujeta. Por último, remata la jugada con un impecable tocado ladeado con flor a tono del vestido.
Las madrinas del norte suelen apostar por los clásicos, aunque a veces se atreven con un punto teatral muy sofisticado, incluso si eso se traduce en renunciar, en cierta manera, al protocolo más estricto. Aunque las normas no escritas de las madrinas aseguran que los vestidos lisos son siempre un acierto, a veces merece la pena arriesgar. Esta madrina lleva un look del taller bilbaíno de Paredero Quirós, en tono amarillo con estampado floral. Una prenda muy especial que la madre del novio combinó con guantes largos negros y un collar de perlas.