Y llegó el gran día. El pasado 14 de junio, la actriz Belén Écija, hija de Belén Rueda y Daniel Écija, se casó en Menorca con el asesor financiero Jaime Sánchez, su pareja desde hace seis años. Se dieron el 'sí, quiero' en la parroquia de San Climent, un templo neoclásico cerca de Mahón, y lo hicieron rodeados de sus familiares y amigos. Cerca de 300 invitados —entre los que estuvieron los influencers Tomás Páramo y María García de Jaime, o los actores Dafne Fernández, Carmen Ruiz y Francis Lorenzo— quisieron acompañarlos, celebrar su amor y descubrir uno de los secretos mejor guardados de cada boda: el vestido de novia.
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Todos los detalles de su vestido de novia
Belén confió en Cristina Valenzuela, una de las diseñadoras nupciales más solicitadas de Madrid, encargada de crear los trajes de muchas de nuestras novias virales y, sobre todo, conocida por fusionar en sus diseños detalles clásicos y contemporáneos.
En este caso, el vestido de la novia estaba inspirado en el ballet, una disciplina muy ligada a su historia familiar. Cristina nos explica que, aunque aparentemente es una prenda sencilla, hay mucho trabajo detrás, exactamente 280 horas de trabajo. "El cuerpo, elaborado en tul de seda drapeado a mano, ha sido esculpido sobre el cuerpo de la novia con precisión milimétrica, moldeando su silueta con sutileza y elegancia, como si de un volumen arquitectónico se tratara", apunta.
El vestido se completa con una sobre pieza de lino y seda, también drapeada manualmente, que recorre el contorno del cuerpo, se funde con él de una forma muy orgánica y termina en una gran cola. Todo está montado sobre un tul invisible con poca consistencia para conseguir esa sensación tan etérea. Una decisión complicada a nivel técnico —era importante que sujetara el peso de la cola— pero con un resultado espectacular.
"Este vestido no es solo una prenda, sino una obra construida puntada a puntada. Un diseño que reivindica el valor de lo hecho a mano, de la alta costura, y que se convierte en una expresión tangible de la personalidad de Belén", asegura la diseñadora.
Para que un look nupcial sea redondo no es solo es importante que el vestido encaje con la personalidad de la novia, también que el resto de accesorios armonicen con el diseño. Belén se decantó por unos zapatos, firmados por Christian Louboutin, que recordaban a unas zapatillas de bailarina y completaban esa inspiración en el mundo del ballet. Muy especiales eran también sus pendientes personalizados, regalo de sus amigas Mónica y Mar Bermejo, herederas de Coolok, que diseñaron juntas, inspirados en Menorca y en como ellas ven a Belén.
El toque más moderno lo puso el ramo; una composición con cascada y algo de color, elaborada por De Marés Studio, que también fueron los encargados del resto de la decoración flora.
Un look de fiesta muy especial
Cada vez es más habitual que las novias opten por un vestido que evolucione a lo largo de la celebración o que elijan un look diferente para la fiesta. Belén reemplazó el vestido de la ceremonia por un diseño firmado por Teté By Odette. Se decantó por una chaqueta con detalles de volantes y extra vuelo en la falda, confeccionada en seda. Una pieza muy especial, en un suave tono mantequilla, que combinó con cuñas de Castañer y un pañuelo de encaje colocado a modo de turbante.
No es la primera vez que la hija de Belén Rueda apuesta por un diseño de la firma capitaneada por Odette Álvarez. La actriz ya eligió uno de sus vestidos de inspiración bohemia para el día de su pedida y volvió a hacerlo en su preboda. En esa fiesta, en la que estuvo acompañada ya por buena parte de los invitados que asistirían al día siguiente a la boda, se decantó por un vestido de estilo lencero, confeccionado en seda, y decorado por encajes que le daban un aire más romántico al diseño.