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Un vestido de novia, cuando se crea a medida, puede surgir de muchas formas. A veces la inspiración está en el armario de la prometida, en su prenda preferida; otras llega gracias a unos zapatos o una joya. En el caso de Paloma fueron el tejido principal y unas flores bordadas las que dieron lugar a todo lo demás. Ella es diseñadora. Hace ya cuatro años que abrió su atelier, Reguillo Studio, desde el que da vida a esos trajes que representan la esencia de cada prometida (y también los de muchas invitadas). Pero dar forma a su traje nupcial ha sido, sin duda, uno de sus grandes retos.
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Diseñar tu vestido de novia cuando eres diseñadora
Paloma tenía bastante claro lo que buscaba y lo que le favorecía; quería verse muy ella. "Era como hacerme el gran regalo a mí misma de llevar el vestido de mis sueños y sentirme muy especial por un día. Quería un cuerpo lleno de detalles, un poco joya. Bajo esta idea comencé la búsqueda de ese algo que lo hiciera especial; para mí fue la tela del cuerpo y las flores bordadas lo que dieron paso a todo".
Fue así como nació un diseño con el cuerpo encorsetado, salpicado de delicadas flores bordadas en plateado y blanco. Tenía una cinta blanca bajo el pecho, para ayudar a estilizar la silueta y romper, en cierto modo, el corsé que acababa en una sutil cintura vasca. Un corte estructural en prendas (especialmente en vestidos, chaquetas o tops) que se caracteriza por una forma entallada en la cintura y una extensión o pieza añadida en forma de faldón corto, que se abre ligeramente sobre las caderas. Suele ser redondeado y, como podríamos imaginar por su nombre, viene de los trajes tradicionales vascos. Un detalle que se cuela en los diseños nupciales, tanto en los creados a medida como en los de colección.
La falda, confeccionada con varios metros de tul, estaba inspirada en los vestidos de Dior de los años 50. "Tengo un montón de fotos de referencia de esos años, cinturas marcadas y faldas con volumen", cuenta la diseñadora que, pese a su profesión, asegura que no sintió ninguna presión a la hora de hacer su propio look. "Sé que es un traje que amas u odias, ¡pero es lo divertido de la moda!".
Paloma, como muchas prometidas, quiso llevar un segundo vestido. Y tal como nos adelantaba en una entrevista previa a la boda, tuvo más indecisión que con el primero. "Quería que fuera muy fiesta y muy cómodo", explica Paloma. Fue así como nació un vestido de corte fluido, sin mangas y con un favorecedor escote cuadrado, salpicado de lentejuelas. Un diseño que estaba conectado con el primer look nupcial gracias a las flores. Estas, también de lentejuelas, fueron colocadas una a una, adornando cada centímetro de la prenda y llenándola de luz.
Lo que quizá se hizo un poco más complicado fue el trabajar sobre le diseño con tanta previsión como lo hace con los de sus novias. "Como bien dice el refrán español, 'en casa del herrero, cuchillo de palo'. Este año hemos tenido muchísimo trabajo, y todo ese tiempo previo con el que empezamos con nuestras clientas era imposible tenerlo conmigo y la verdad que hemos ido cogiendo el vestido en ratitos sueltos y entre cita y cita. Mis amigas me preguntaban, ¿ya está el vestido? Y yo siempre les decía que no, estaban ellas más preocupadas que yo. Ha sido divertido pasar tiempo dándole forma al vestido con mi equipo de taller e imaginarnos ese día. Confío plenamente en ellas y sabía que daba igual cuando empezáramos que todo estaría perfecto".
Una melena llena de flores
Para que un look nupcial funcione es importante no solo que el vestido encaje con los gustos y la personalidad de la novia, sino que el resto de elementos sean elegidos con cuidado para que nada desentone. Paloma nos explica que como el vestido tenía un punto romántico y más formal, quiso relajarlo con el maquillaje y el peinado. "Quería llevar el pelo medio recogido de forma natural. Tenía guardada una foto desde hace mil años de un desfile de Rodarte, de un detalle de una melena llena de flores, y quise recrear un poco ese efecto. Fabiola y Álvaro de Mimoki me ayudaron a lograrlo", nos explica. En cuanto al maquillaje, apostó por un acabado muy natural.
Su ramo también merece una mención especial. Paloma confió en Bohemia lab la decoración floral y también su ramo. Se trataba de un diseño de aspectos salvaje, algo desestructurado, que le daba un aire desenfadado que contrastaba con el vestido. En cuanto a la elección de los tonos, prefirió los blancos y los verdes: un acierto seguro.
Una celebración entre flores con guiños a su historia
Paloma y Félix se casaron en Castellón el sábado 31 de mayo, tres días después de cumplir 6 años juntos. La pareja reunió a sus familiares y amigos en una ceremonia religiosa que tuvo lugar en la Basílica de la Virgen del Lidón, iglesia emblemática de la localidad valenciana que, así lo asegura la novia, "es muy querida por todos". Fue un enlace cargado de simbolismo, en el que incluso contaron con el Sacerdote Don Alejandro Tenaz, quien la había bautizado 30 años atrás en su pueblo natal de Calamocha (Teruel).
Después del 'sí, quiero', los novios y sus invitados se trasladaron a la Masía Fuente la Reina para la celebración. Una finca de estilo mediterráneo, cuyos jardines se adornan en plena primavera con buganvillas, palmeras y azahar. "Cuando comenzamos con este tema, enseguida me vino esta idea a la cabeza de replicar un poco ese momento de comida en el jardín. Todo ha girado en torno a esto. Alquilamos unas sillas de forja blanca e hicimos mesas largas para dar esa sensación a nuestros amigos de estar juntos".
Eso sí, aunque en cuanto a vestidos de novia es una verdadera maestra, Paloma decidió recurrir a los servicios de Etre Studio para que dieran forma a estas ideas. Cuenta que sus dos abuelas tienen jardines que siempre han cuidado con mucho esmero, por lo que ha crecido entre flores (cosa que se aprecia en sus diseños), viendo como estas se utilizaban de un sinfín de maneras para decorar la casa.
En la boda, se sucedían los guiños a la historia personal de la pareja. Por su trabajo como diseñadora, quisieron utilizar telas: "Elegimos dos estampados, que hemos usado desde las invitaciones de la boda hasta para crear las servilletas y los bajoplatos". Cada pequeño detalle fue cuidado para ese día que Paloma y Félix siempre recordarán, y a partir del que empiezan un nuevo y emocionante capítulo de su historia de amor.
Y como en cualquier enlace, también hubo anécdotas. "En la última hora de la fiesta se puso a diluviar, la gente estaba tan arriba que estuvimos bailando bajo la lluvia hasta que se fue el sonido, después todo el mundo ayudó a DJ Borman y al técnico entrar el equipo y seguimos dentro", cuenta Paloma.
¿Algún consejo para los futuros novios? La diseñadora insiste: "¡Nada en una boda es tan importante como para que te angustie! Tiene que ser un día de celebración y amor con tus seres queridos. Si algo no te gusta, no lo hagas. Si un detalle que habías pensando no llega, no pasa nada. Solo lo vais a saber vosotros".