La moda nunca fue una opción para Ana García, pero la sevillana logró convertir su hobby en su éxito. Es la fundadora de Cherubina y hoy puede presumir no solo de haber hecho el vestido de novia de Patricia Cadaval para su boda con Pablo Cacace Vaca —un diseño salpicado de bordados que ha generado muchísima expectación—; también firmó hace unos meses el de Matxalen Gálvez-Cañero Torres, ya mujer de Antonio Ybarra Fontcuberta, cuñado de 'El Litri'. Y también de haber vestido con sus diseños a la reina Letizia en varias ocasiones. Pero como decíamos, la moda nunca fue una opción.
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"Mi principal hobby ha sido la costura, las maquinitas de coser eran mi pasión. En general todo lo que tuviera que ver con artesanía me apasionaba, mi madre es pintora y era profesora de Bellas Artes por lo que siempre me alentaba a que experimentara con todo. Además, antes teníamos mucho tiempo y, como dice el refrán, del aburrimiento de las ostras nacen las perlas", nos explica la diseñadora. Fue así como Ana empezó a hacer (y vender) bolsos y joyitas mientras estudiaba Derecho y opositaba a juez.
"Como en mis ratos libres confeccionaba bolsos, de repente saqué un modelo personalizable en el que yo misma editaba e imprimía las fotos que me traían. Tuvieron tanto éxito que, al dejar la oposición, la demanda hizo que tuviera que abrir una tienda. Nunca hubo un plan de negocio ni nada, las clientas me “obligaron” a dar un giro de 180 grados. De ahí lo siguiente fue la sombrerería, me lancé a estudiar cursos de tocados y sombreros en mis vacaciones en la London Fashion School. El resto ya es historia". El resto fue crear Cherubina.
¿Por qué decidiste fundar Cherubina?
Cherubina nace de la demanda y necesidad que percibo en cuanto al complemento a medida. Sobre el 2002 no se estilaba un concepto de tienda donde pudieras ir a encargar un bolso, un tocado, un chal… a medida, dentro de la tendencia y no exagerado de precio. Nace de esa necesidad de darle importancia a ese aspecto tan definitorio y que te eleva tanto el look como es el complemento.
De los bolsos pasé a los sombreros y de ahí a las tiaras y apliques de novia. Estaba tocando muchos campos y mi clienta me pedía que la vistiera de arriba a abajo. Eso hizo que me asociara con mi marido, Pedro Parias, para comenzar desde cero en el mundo de la confección. Primero fueron las colecciones de invitada y después vino la novia. La primera fue mi hermana en el 2015. Ella es la encargada del departamento de marketing y fotografía de Cherubina, ha estado siempre a mi lado desde que comencé, así que no podía ser de otra manera.
Tienes una colección de novias, pero también diseñas a medida. ¿Qué te resulta más gratificante y por qué?
Para mí lo más gratificante es ver el estilo Cherubina en cualquier novia, sea a medida o sea de colección. Me hace una ilusión tremenda. Cada novia hace suyo el diseño y lo convierte en único con su estilo.
¿Cómo consigues que cada diseño sea único y refleje la personalidad de la novia?
Escuchándola mucho y, sabiendo que confían en mi equipo, las guiamos a que sean ellas siempre, pero que conserven la esencia de Cherubina.
Algunas novias muy conocidas, como Patricia Cadaval, han confiado en ti para uno de los días más importantes de sus vidas. ¿Qué significa para ti ese nivel de responsabilidad?
Patricia ha sido un regalo del cielo, ella es un ser de luz. Se ha puesto absolutamente en nuestras manos, nos ha dejado toda la libertad para crear una pieza única que ha reflejado absolutamente su esencia y su dulzura.
¿Podrías contarnos alguna anécdota especial que hayas vivido durante el proceso de diseño o la preparación del vestido de Patricia? ¿Cómo ha sido trabajar con ella?
He estado bordándole motivos en su vestido hasta el final del proceso. Justo en el último bordado floral me quedó un huequito y decidí hacerle por propia iniciativa una mariposita blanca. Mi sorpresa fue cuando a la hora de entregárselo se quedó blanca, estaba emocionada. Yo no entendía el porqué y me contó que para ella las mariposas blancas representan a su abuela Magdalena, a la que quería muchísimo. Nos pusimos todas a llorar como locas.
En el caso de Matxalen Gálvez-Cañero Torres, sois amigas de toda la vida. ¿Cómo es diseñar un vestido para una boda mediática en la que la novia es, además, tu amiga?
Con Matxalen también fue muy fácil, se puso completamente en mis manos también. Ella no quería ir muy “de novia” así que decidimos hacer ese vestidazo con capita de tejido de tweed de seda rústica. Lo acompañamos de un tocado a medida en tejido de seda verde oliva… Un espectáculo.
Otra de tus habituales, aunque en este caso no en vestidos de novia, sino en piezas casual y de invitada, es la Reina. Eligió por primera vez tus diseños en 2019. Ha vuelto a hacerlo en 2021, 2023, y siempre en eventos importantes. ¿Qué ha supuesto para ti?
Que su Majestad la Reina Letizia vista de Cherubina es el mayor premio como diseñadora que se puede tener. El hecho de que nos elija hace que se nos sitúe en un escaparate mundial… estamos superagradecidas. Desde que comencé con la primera colección la visualizaba con todo. Me inspira muchísimo.
¿Piensas que la Reina en una buena embajadora de la moda española?
Es la mejor embajadora que se puede tener, es superadmirada en el mundo entero, nos pone en primera línea.